El pasado 29 de septiembre, se celebró el día internacional de Concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos, una fecha instaurada por Naciones Unidas para reflexionar sobre una gran contradicción: mientras millones de personas pasan hambre, toneladas de alimentos se pierden, o desechan cada día.
Según datos de Naciones Unidas, uno de cada once seres humanos se enfrenta diariamente al hambre. Al mismo tiempo, cerca del 13% de los alimentos se pierden entre la cosecha y la venta minorista, y otro 19% se desperdicia en hogares, restaurantes y comercios. Esta realidad no solo representa una injusticia social, sino también un grave problema ambiental: cada alimento que se pierde arrastra consigo agua, tierra, energía, trabajo y dinero. Y cuando acaba en un vertedero, contribuye también al cambio climático.
En medio de esta crisis alimenticia, hay iniciativas que iluminan con fuerza el panorama. Una de ellas es el trabajo que diariamente realizan organizaciones como la Fundación Banco de Alimentos de Madrid (FBAM). Una organización que, desde hace más de tres décadas, trabaja a través del esfuerzo de sus voluntarios: para combatir el hambre, reducir el desperdicio, y fomentar una cultura de responsabilidad social y solidaridad en toda la comunidad de Madrid.
Me enteré del trabajo de FBAM hace unos meses, cuando tuve la oportunidad de conocer a Jesús Graznido, voluntario de la organización. Al conversar con él, me impactó cuando me contó sobre la cantidad de personas padeciendo hambre en una gran ciudad europea como Madrid.
Y así descubrí el gran trabajo que FBAM realiza a través de sus voluntarios, quienes salen todos los días a aportar su granito de arena al mundo para poner fin al hambre y al despilfarro, distribuyendo ayuda alimentaria a cerca de 150.000 personas en situación de extrema vulnerabilidad social en la Comunidad de Madrid. Este trabajo asegura que esas personas puedan contar con al menos una comida diaria
Es necesario destacar que más del 50% de los alimentos que FBAM reparte, son alimentos recuperados y aptos para el consumo, pero no comercializables por la empresa por distintas razones tales como: cambios en el etiquetado, o en la presentación, exceso de producción, etc. Esos alimentos se redistribuyen entre personas que afrontan una situación de pobreza residentes de la Comunidad de Madrid evitando su destrucción, y reduciendo además la huella de carbono.
En el año 2024 FBAM ha distribuido 16.930.643 kilos de alimentos, de los cuales:
- Alimentos de cesta básica:6.131.110 kilos.
- Frutas y hortalizas: 8.042.980 kilos.
- Otros alimentos: 2.756.553 kilos.
Con todo esto FBAM organización contribuye a la economía circular, a mejorar el acceso a la alimentación de las personas más necesitadas y además realiza prácticas sostenibles.
Este trabajo silencioso, sostenido por manos voluntarias, es un testimonio de lo que puede lograrse cuando la sociedad se organiza para cuidar a los más vulnerables. Pero no basta, ya que, aunque el voluntariado es esencial, no puede reemplazar el rol de los Estados.
Para poder poner fin al hambre y ser más sostenibles es fundamental garantizar un mundo con seguridad alimentaria, ahora y en el futuro, y que los estados asuman esa responsabilidad.
El derecho a la alimentación es un derecho básico de todos los seres humanos.
Si quieres colaborar con la Fundación Banco de Alimentos Madrid, te dejo el enlace a su página web: Banco de Alimentos de Madrid