El sentido de mis letras...

Aquella Ley de Peligrosidad

Dicen, y yo me pregunto si es cierto, que el botellón desaparece de plazas, calles, playas, veredas de los ríos... ¡Allí dónde los hay! Así lo decidieron las autoridades hace tiempo, y sí, fue una buena decisión, pero como casi todo en nuestro país, una decisión tardía. La medida en cuestión no es nada criticable, y digo esto porque el otro día leí literalmente que el tono de la prohibición del botellón recuerda a pronunciamientos autoritarios de otra época... Perdonen mi atrevimiento, pero no pude parar de reír durante un buen rato... Decían en esa opinión que la prohibición del botellón sonaba a la Ley de Peligrosidad Social de la época franquista, y sí, me volví a reír, ya que esa ley provenía de la II República, y se instauró porque esa II República se caracterizaba por el pillaje libertino. Esa ley se aplicaba a comportamientos antisociales de vagabundos, proxenetas, etc... Como decía anteriormente, el botellón se implantó como moda hace un tiempo, pero el error cometido es que se le dejó crecer. Permítanme un dato curioso e histórico : la fiesta de los locos o la juvenalia romana duraban en la Antigüedad máximo tres jornadas, y hoy día, su equivalencia dura todo el año. Voy acabando, solo decir que el famoso botellón es consecuencia de esta enmascarada democracia en la que habitamos, y perdonen, pero el botellón ni es libertad de expresión ni libertad de pensamiento. Hace un tiempo, el gran Arturo Pérez-Reverte manifestó : «Antes nos gobernaban ricos, luego resentidos, ahora estúpidos y pillos»... ¡Piensen en ello!