Crónicas de nuestro tiempo

El gran pusilánime

[Según el Diccionario de la lengua española de la RAE, "pusilánime" significa "falto de ánimo y valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes". También se define como "que no tiene valor o coraje para soportar las desgracias o para afrontar un reto importante"]

Imagínese que le acusan de un crimen terrible que no ha cometido. Que la fiscalía pedirá prisión perpetua revisable, sin saber que las pruebas aportadas son un montaje manipulado por la acusación; y que su abogado, lejos de presentar las pruebas contundentes que lo exoneran, las esconde. Usted termina condenado mientras su abogado vive bien, cobra su sueldo y finge haber hecho todo lo posible.

En España, el acusador y manipulador del simil anterior es Pedro Sánchez. Y el abogado traidor que debería desmontar ante la UE, todas las manipulaciones antidemócratas y anticonstitucionales para liberar España, se llama Alberto Núñez Feijóo.

Sánchez ha puesto en marcha un golpe blando, pactado en la oscuridad con delincuentes políticos. La ley de amnistía, registrada el 13 de noviembre de 2023, blanquea delitos de malversación, sedición y terrorismo a cambio de siete votos de Junts. Es el precio que paga por seguir en el poder. Carles Puigdemont, huido de la justicia desde 2017, dicta desde Waterloo las condiciones a un gobierno español.
¿Y Feijóo? Silencio. Pasividad. Colaboración. Cuando podría haber liderado una ofensiva jurídica y diplomática contra este atropello visitando gobierno a gobierno a cada uno de los miembros que componen la UE, y  EE.UU., aparte de lo que insistentemente se denuncie en el Parlamento europeo, poniendo de relieve el caso de los ERE, donde la Audiencia de Sevilla ha sido formalmente amenazada por Conde-Pumpido, por intentar elevar al Tribunal de la UE., (TJUE) la resolución injusta del Constitucional en complicidad con la Fiscalia de Andalucía.

Todo esto y mucho más, es lo que Feijóo debería trasladar a quienes como miembros de la UE., y Occidente, no conocen detalladamente. Debería ir una y otra vez, como hace Zelensky para defender sus derechos, a explicar la hoja de ruta antidemocratica donde el sanchismo ha invadido Instituciones, Organismos, medios de comunicación y empresas, convirtiendo España en un feudo bolivariano a la europea.

Ni un informe jurídico contundente, ni una denuncia internacional, mientras eurodiputados como Jorge Buxadé, Hermann Tertsch o Maite Pagazaurtundúa defendían en Bruselas la dignidad de España, al tiempo que el opaco Feijóo, se limitaba a “respetar los tiempos” y pactar la renovación del CGPJ, entre otros acuerdos que de espaldas a la ciudadania ambos firman, con el mismo grado de simpatía, que animadversión a Vox.

El 11 de enero de 2024, cuando se votó en el Congreso la toma en consideración de la ley de amnistía, el PP de Feijóo no movilizó ni a la sociedad civil ni a sus propios cuadros. Muchos diputados populares acataron el discurso oficial: “no romper la convivencia”.

¿Convivencia con quienes secuestraron Cataluña en 2017?

Peor aún, Feijóo lleva años mimetizándose con el discurso de la izquierda. En su discurso de investidura (26 de septiembre de 2023), declaró: “Si Pedro Sánchez quiere que sepamos todos, que fuí socialista antes que nadie, pues que lo diga Pedro Sánchez”. Toda una declaración de intenciones, para hacerle llegar a Sánchez lo que no podía expresarle personalmente porque éste no le recibía.

Y mientras tanto, en Moaña (Pontevedra), Feijóo y su entorno manejaban con opacidad expedientes urbanísticos y contratos públicos que han sido señalados -aunque no investigados a fondo-  por medios gallegos. 

Como en tantos otros casos, el poder político ahoga la justicia local con el peso de los favores y los silencios.

Feijóo no solo ha entregado la bandera: ha vendido nuestro país no defendiendo con uñas y dientes nuestra democracia. Quienes hemos confiado en él, ahora comprobamos que es pieza fundamental para que el sanchismo siga conquistando objetivos claves para un no retorno.

Mantiene a su partido amordazado, persigue a las voces internas críticas, y neutraliza cualquier posibilidad de oposición real. ¿Para qué? Para que, cuando Sánchez culmine su proyecto de repúblicas identitarias, Feijóo herede una Galicia federal desde la que negociar su pequeña parcela de poder y seguir ocultando aquellas pruebas que delatan sus pucherazos.

No es oposición: es cómplice.
No es alternativa: es tapadera.

El enemigo declarado, como Sánchez, al menos da la cara. El verdadero traidor es quien finge ser tu aliado mientras asumiendo, te apuñala por la espalda. Por eso, si uno de los dos tuviera que ir a la cárcel y el otro exiliarse, sería más justo encerrar a Feijóo acusado de alta traición a la defensa de la patria. Porque ha traicionado lo que juró defender. Porque ha engañado a millones de españoles que confiaron en él para frenar el caos y solo han recibido cobardía y traición.

No hay que pedir la dimisión de Sánchez. Hay que pedir la de Feijóo cuanto antes mejor. Porque sin su complicidad, el sanchismo no habría avanzado tanto ni tan rápido. Su misión no es salvar España. Es garantizar que la demolición siga adelante sin oponer resistencia. 

Algunos dicen que Feijóo es tímido y confiado. Quienes dicen o piensan así, son ingenuos y subsidiarios por complicidad inocente. Feijóo es un astuto politico a la retranca que sabe muy bien manejar los tiempos porque lo que no quiere es que el Pp gobierne, aunque diga lo contrario de vez en cuando para que los suyos le oigan y así, seguir manteniendo su  posición.

Él, no admite enfrentarse con el sanchismo, y mucho menos tener a Sánchez de líder de la oposición. Él quiere vivir tranquilo en Galicia, siendo presidente de un nuevo país al que conoce y sabe engañar. Feijóo ha demostrado ser: justo el mejor opositor que podría tener un gobierno de autarcas, que van a dividir  España.

Creer que la UE, vaya a ser un obstáculo para no llevar a cabo la desfragmentación de nuestra Constitución, es no darse cuenta que la implicación delictiva de nuestros políticos, ministros y jueces, es de tal calado, que no les quedará otra alternativa que no sea plantar cara y amenazar con abandonar esta entidad geopolítica de 27 países qué necesitan a España como un miembro más, lo qué precisamente será la baza que Sanchez jugará para como Puigdemont, conseguir su proposito, o caer en los brazos de los BRICS si hace falta, con tal de librarse -como Maduro lo ha hecho- de perder el poder y entregarse a la justicia.

Si en lugar de manifestaciones inertes que solo sirven para lucimiento y estimulo vanidoso de politicos, se sacaran banderas y pancartas con textos de censura y reproche a las terrazas de todos los edificios reclamando elecciones, eso presentaría un panorama social que a los 179 satrapas del Congreso no les gustaría ver, y para la UE marcaría un hito crítico de claro malestar entre la ciudadanía de un país miembro ¡Eso es lo que hace mucho daño!

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