Abrir la mente y el corazón

Usar el hambre como arma de guerra: una denuncia internacional

La comunidad médica internacional ha alzado la voz con firmeza ante lo que ocurre en la Franja de Gaza: el uso del hambre como arma de guerra contra la población civil. En una rueda de prensa convocada por la Organización Médica Colegial (OMC), profesionales de distintas entidades europeas denunciaron que la hambruna deliberada constituye una forma de violencia estructural que podría ser calificada como crimen de guerra e incluso genocidio.

El Dr. Tomás Cobo, presidente de la OMC, lo expresó con contundencia: “Nada, ni una creencia religiosa, política o filosófica, está por encima de la dignidad humana”. La situación en Gaza, “explosiona” los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El hambre, junto con los ataques a centros sanitarios, se ha convertido en una herramienta de exterminio.

La infancia palestina está siendo condenada a una generación perdida, marcada por traumas físicos y psicológicos irreversibles. Más de 18.000 niños han muerto desde octubre de 2023, y más de 3.000 han perdido una o dos extremidades. La semana pasada, cinco niños fueron asesinados por drones mientras buscaban agua en una zona considerada segura. ¿En qué mundo vivimos que niños que buscan agua son asesinados?

El manifiesto también condena el asesinato de más de 1.500 profesionales sanitarios, convertidos en objetivos de guerra mientras cumplían con su deber ético. Los hospitales y puestos de salud han sido atacados sistemáticamente, violando el Derecho Internacional Humanitario. El Dr. Tiago Villanueva lo resumió así: “Atacar hospitales o impedir que los médicos ejerzan sus funciones constituye un atentado contra los principios éticos universales de nuestra profesión”.

La hambruna se extiende como un arma silenciosa que pone en riesgo la vida de medio millón de personas, incluidos cientos de miles de niños. El senador estadounidense Bernie Sanders denunció el mes pasado ante el Congreso de Estados Unidos que más de 1.000 personas fueron asesinadas mientras esperaban en fila para buscar comida.

Bombardear escuelas, matar de hambre a la población civil, asesinar a casi 500 trabajadores humanitarios y 122 periodistas: todo esto son crímenes de guerra.

Cuando era pequeña y veía las imágenes del Holocausto, me costaba creer que eso hubiera sucedido. Hoy, tenemos acceso a imágenes, testimonios y datos en tiempo real sobre el holocausto de estos tiempos, el que ocurre ahora mismo en Gaza. Y el mundo, que tiene el poder de detenerlo, no hace nada.

Esta columna no busca solo informar, sino también interpelar. El hambre no puede ser una estrategia bélica. La medicina, como expresión del cuidado y la vida, exige que se respete la dignidad humana en todo conflicto. No quiero ser parte del silencio. Seguiré elevando mi voz, desde este espacio y todos aquellos lugares donde pueda, para divulgar esta injusta locura.

Que haya paz. Sigamos difundiendo, sigamos clamando. Que Gaza no se apague en el olvido. Que la humanidad despierte.