"Chile está entrando en un nuevo ciclo histórico", Andrés Montero, presidente del Consejo Empresarial Chile-España

El presidente del Consejo Empresarial Chile-España analiza el rumbo político chileno, el impacto de la inseguridad, el estancamiento económico y las oportunidades de cooperación entre ambos países ante un posible cambio de gobierno.

El empresario Andrés Montero en el Teatro Real durante una reciente visita a España
photo_camera El empresario Andrés Montero en el Teatro Real durante una reciente visita a España

Chile se dirige a una de las elecciones más trascendentales de las últimas décadas. Este 14 de diciembre se celebra la segunda vuelta presidencial y, según todas las encuestas, el país podría estar a las puertas de un cambio político profundo, con efectos directos en su economía, su política interna y sus relaciones internacionales. Para comprender este momento, marcado por la inseguridad, el estancamiento económico y la fragmentación política, El Diario de Madrid conversa de forma extensa con Andrés Montero, presidente del Consejo Empresarial Chile-España, una voz clave en el análisis del mundo empresarial y político entre ambos países.

“Todas las encuestas apuntan a un triunfo de José Antonio Kast: ha logrado unir a la derecha y sumar apoyos del centro”

Chile llega a una segunda vuelta el 14 de diciembre. ¿Cómo describe el panorama político?

En Chile estamos a días de un proceso de segunda vuelta eleccionaria, el 14 de diciembre, y todas las encuestas indican que el candidato que resultará ganador es José Antonio Kast. Es un político con una trayectoria larga —fue diputado—, abogado, de cincuenta y nueve años, padre de nueve hijos, y que ha conseguido algo particularmente relevante: aunar a toda la derecha, algo que durante mucho tiempo no se veía posible.

Además, ha logrado el apoyo de figuras políticas de peso provenientes del centro. Destaca el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, del Partido Demócrata Cristiano; también dirigentes del Partido Progresista, del Partido Radical y de otras formaciones de centro. Es decir, no solo ha consolidado la derecha, sino que ha construido una mayoría política más amplia, capaz de atraer a quienes buscan estabilidad.

Esto ha generado un ambiente muy diferente al que teníamos hace unos meses. Hay entusiasmo, una sensación de que el país puede entrar en un nuevo ciclo. Esa percepción se refleja incluso en indicadores económicos: la Bolsa ha subido, el peso chileno se ha apreciado, y existe un clima de expectativa positiva.

Uno de los puntos más críticos del momento chileno es la seguridad. ¿Qué ha ocurrido en estos últimos años?

La seguridad interna se ha convertido en uno de los principales problemas que Chile enfrenta. Tradicionalmente, Chile era un país seguro. No existía la sensación de peligro permanente ni la presencia visible de narcotráfico o crimen organizado. Y eso cambió drásticamente.

En los últimos años vimos un aumento muy fuerte del narcotráfico, de delitos violentos y de fenómenos que simplemente no formaban parte de la vida chilena. Hoy, lamentablemente, muchas personas sienten temor en su día a día, cuando hace no tanto eso era impensable.

El deterioro ha sido tan evidente que la seguridad se transformó en el factor electoral más decisivo. El candidato que logre transmitir orden, claridad y medidas concretas en esta área conecta rápidamente con la ciudadanía. Y la percepción generalizada es que un futuro gobierno podría tomar las medidas que el país viene demandando.

Por eso la gente habla de “recuperar Chile”, y por eso el clima político se ha movido tanto en tan poco tiempo.

“Chile puede crecer mucho más, pero la regulación excesiva y los costos laborales han frenado la inversión durante años”

Un segundo eje es el económico. ¿Qué explica el estancamiento de estos últimos años?

Chile ha estado creciendo a niveles muy bajos para su potencial. En los últimos años el país ha crecido entre un 2% y un 3%, cuando Chile perfectamente puede crecer al 4% o al 5%. No es un deseo, es una capacidad real que ya hemos demostrado antes.

Hay varios motivos detrás del estancamiento:

  • La carga impositiva y la incertidumbre regulatoria han aumentado.
  • La aprobación de proyectos de inversión se ha vuelto extremadamente lenta, por normativas complejas y procesos administrativos que se han ido burocratizando.
  • Los costos laborales subieron de forma muy significativa: se redujo la jornada laboral, aumentó el salario mínimo y crecieron los costes para las empresas.

Todo esto, sumado, afecta la inversión y hace que las empresas —especialmente las pymes— tengan menos capacidad para contratar y producir.

El equipo económico del candidato Kast ya está trabajando en medidas para los primeros 90 días, enfocado en reversar ese estancamiento. Esto incluye revisar procesos burocráticos, facilitar inversiones y ordenar la política laboral, no para perjudicar a los trabajadores, sino para evitar que los costos ahoguen a las empresas y al crecimiento.

Además de seguridad y economía, ¿qué otras áreas requieren atención urgente?

Sin duda, salud y educación. Ambas han experimentado un deterioro enorme en los últimos años. Esas dos áreas, fundamentales para el desarrollo de cualquier país, se han visto afectadas por falta de gestión, decisiones políticas equivocadas o simplemente abandono.

Un nuevo gobierno tendrá que enfrentar estas crisis desde el inicio. No es posible construir estabilidad si las personas no tienen acceso a servicios básicos de calidad, si los sistemas públicos no funcionan o si los tiempos de espera en salud son inaceptables.

Por eso, cuando hablo de que Chile podría entrar en un nuevo ciclo, me refiero no solo a la seguridad y a la economía, sino también a la posibilidad de reconstruir áreas sociales fundamentales que se han deteriorado profundamente.

“España será un socio clave en esta nueva etapa; la complementariedad económica es enorme”

¿Cómo podría impactar un cambio político en la relación con España?

Creo que la relación con España se reforzará de manera natural. Aunque hoy el principal socio comercial de Chile es China, en términos estratégicos España, Argentina y Estados Unidos serán socios naturales del nuevo ciclo político chileno.

España tiene una presencia empresarial muy fuerte en Chile: energía, telecomunicaciones, banca, infraestructura, turismo, servicios. Y además existe un vínculo cultural e institucional que facilita el diálogo y la cooperación.

Un Chile con mayor crecimiento, mayor seguridad y mayor claridad regulatoria puede convertirse en un país aún más atractivo para la inversión española. Y al mismo tiempo, España puede aprovechar mejor su posición en América Latina, donde Chile ha sido históricamente un socio confiable.

En su análisis introduce un comentario sobre la política española. ¿Qué observa desde fuera?

Mirándolo desde el extranjero, cuesta entender por qué la derecha española está tan fraccionada. Entre PP y Vox existe una mayoría evidente, y sin embargo no han sido capaces de sentarse a la mesa para limar asperezas.

En Chile tuvimos algo parecido: diferencias profundas entre sectores que, pese a tener coincidencias importantes, no lograban articular acuerdos. Finalmente, esas diferencias se superaron, porque se entendió que el país necesitaba estabilidad.

Yo percibo que las discrepancias en España están más en las cúpulas que en los ciudadanos. El votante común no está tan dividido. Por eso creo que sería positivo que encontraran un camino conjunto.

“La estabilidad no se valora hasta que se pierde; Chile y España tienen la oportunidad de reforzarla”

¿Cuáles son los riesgos globales que podrían afectar a España?

España vive un momento económico razonable, pero enfrenta desafíos globales que son imposibles de ignorar.
Están la guerra en Ucrania, la situación en Israel y Gaza, los conflictos en África… y la reconfiguración del orden mundial en general. Todo eso puede afectar a España de manera directa o indirecta.

Por eso mi mensaje es que no se confíe. Estar bien hoy no significa que el país seguirá igual en el futuro. España debe prepararse para resistir eventuales conflictos en su entorno, fortalecer sus alianzas y mantener estabilidad interna.

¿Qué reflexión final le gustaría transmitir?

La estabilidad institucional es un activo enorme, y cuando se deteriora es muy difícil recuperarlo. Chile podría iniciar una etapa de recuperación en seguridad, crecimiento y cohesión. España, por su parte, debe cuidar su estabilidad actual y no darla por sentada.

Ambos países tienen potencial para crecer, influir y fortalecerse. La clave está en superar divisiones internas, hacer reformas sensatas y entender que el mundo se está volviendo cada vez más incierto. En ese contexto, Chile y España pueden ser socios estratégicos de enorme valor para enfrentar los desafíos que vienen.