Sencillamente irresistibles

En todos los objetivos

El lenguaje es la base de nuestra comunicación. Nos acerca a los otros humanos porque a través de él podemos comunicarnos con los demás, expresarnos, comprender y que nos comprendan. Pero no todos lo utilizamos con los mismos fines y hay quienes lo hacen para manipularnos, para confundirnos, para dominarnos y para empequeñecernos empobreciendo el nuestro: ¡Adivina! ¿Quién es el puto amo?...

Efectivamente, cuanto mayor es el léxico que barajamos más y mejor podemos expresar las ideas. El lenguaje es para los seres humanos como el cantar de los pájaros. Se puede ser ruiseñor o grajo. Podemos comunicar con trinos o con graznidos en ese océano verbal en el que nos movemos.

Y al parecer nuestro orador Sánchez, el que “susurraba en la pandemia” no utiliza ni unos, ni otros para hablar con Víctor Aldama por ejemplo, con el que a pesar de las imágenes publicadas de ambos juntitos y cercanos, no cruzó ni una palabra, ni un monosílabo, ni un punto ni una coma. 

Quizás el empresario “de las estrellas”, el “conseguidor” (Temas Abalos, Koldo, Begoña, Delcy etc) logró la patente de la invisibilidad en la que al parecer los científicos trabajan en este momento y la utilizaba cada vez que iba a Moncloa o cada vez que se reunía con alguien de la “pandi de las mascarillas” o de los hidrocarburos, o de los “lingotes” o de lo que fuera o fuese, porque el Presi no tenía ni idea de quién era el aludido, posiblemente se lo cruzaba “en casa” pero sin verle, sin olerle, sin conocerle en absoluto. Por ende, nada tuvo que hablar con él. 

O sea que no miente señor juez, el número uno no miente jamás, tiene –eso sí- un vocabulario escuálido y escaso. Cambia de opinión simplemente. “Malversa” neologismos, es decir términos nuevos, o mejor dicho con significado nuevo y aleatorio, con una gran profusión y de manera muy repetitiva (máquinas de lodo (los que no piensan como él), fango (verdades como puños sobre actuaciones nefastas de esposa amadísima, hermano y él mismo), enamoramiento (me pillo cinco días y amago con una dimisión que perfectamente sabía que no se llevaría a efecto), “pichona” porque las pichonas tienen alas como los ángeles y Begoña lo es), derecha y ultraderecha (equivalente a  sátiros y monstruos horrorosos), y un larguísimo etc. que pasa por “Sr Feijoo haga que Ayuso dimita” y un largo etc. que a posteriori su corte de los milagros (ministros, ministras y ministres) esparcen por todos los rincones del país como papagayos).

Y a propósito de sátiros, criaturas salvajes de carácter cruel y lascivo, uno anidaba y medraba en Sumar y era portavoz y todo en el Partido. Uno que se desgañitaba con lo del feminismo avasallador (el que proclama yo soy mujer y por eso hago lo que me da la gana, y tu como eres hombre te fastidias en cualquier momento si a mí se me cruza el cable y decido  un “No es no” interruptus (eso antes se conocía como algo de calentar algo).

Quede claro que la violencia no tiene sexo, lo es, es violencia reprobable y deleznable cuando alguien la ejerce y a ese/a también el lenguaje, cuando se maneja correctamente, tiene términos precisos de designación (abusador/a, asesino/a, delincuente/a, violador/a, tocón/a, y por supuesto Errejón….)

Y en esa necesidad vital de relacionarnos el Falcón juega un papel muy importante, un lenguaje de sobrevolar los pesares y transformarles en “pasares”, en un “paso de vosotros ciudadanos&gusanos y me evado de la que me está cayendo” .

Falconeti, Begoña y el ministro Puente, un trio de película de miedo, o de aventuras, Athos, Porthos y Aramis, los tres mosqueteros, se han desplazado a la India para inaugurar una factoría de Airbus, respaldar la oferta de Navantia para dotar de seis submarinos a la Armada de aquel país, y visitar los estudios de Bollywood.

Y como es tan guapo ¡Tan irremediablemente precioso y fotogénico! A lo mejor allí le contratan para rodar una serie de tropecientos capítulos o más, que podría titularse “Haciendo el indio por la India”.

Porque además de encontrarse en el objetivo (el de cualquier trama) ¡que se encuentra!, es que se desvive  por aparecer en todos los objetivos, pero los de las cámaras cinematográficas.