Memorias de un niño de la posguerra

La sanidad española, en peligro

La Sanidad española tiene el mérito de figurar en un lugar de privilegio a nivel mundial. Al prestigio de nuestros médicos y sanitarios se suma el hecho de una red hospitalaria de calidad, y un sistema de Sanidad universal y gratuita que pocos países pueden igualar. Pero mantener una sanidad como la nuestra requiere un desembolso permanente de los poderes públicos difícilmente sostenible, con unos gastos cada vez más elevados. La consecuencia es que la Sanidad española exige una atención presupuestaria que pone en peligro su supervivencia, precisamente por su éxito. Porque cada vez son mayores los gastos, y más difícil la obtención de los necesarios ingresos.

Los métodos de análisis, y la aplicación de nuevos sistemas tecnológicos precisan de grandes desembolsos, pero sobre todo no se ha logrado suficientemente la atención más importante, que es el factor humano. El resultado es que faltan médicos, enfermeras y sanitarios en general, que se ven obligados a muchos años de estudios y esfuerzos para titularse, y cuatro años más para obtener su especialización, para luego encontrarse con una remuneración manifiestamente injusta. Todo ello para hacer frente a un número elevado de pacientes en un pequeño lapso de tiempo, mientras tienen ofertas de otros países con mejores sueldos y mejores condiciones de trabajo. Esto me recuerda al célebre telegrama de un redactor de la Associated Press al despedirse:” Horas demasiado largas, sueldos demasiado bajos, vida demasiado corta”.

Las manifestaciones de los sanitarios, y sus justas demandas caen en el vacío. Lo malo es que necesitamos más profesionales, y lo peor es que vamos a necesitar más en un futuro inmediato, porque acabo de enterarme de que al finalizar el presente año van a jubilarse nada menos que mil médicos. Se van a ir cuando la mayoría estarían dispuestos a continuar unos años más reduciendo su jornada laboral mientras perciban una parte de su jubilación. Estas y otras posibilidades deberían ser estudiadas para hacer frente a este grave problema.

Mientras tanto, las listas de espera se eternizan, ante la desesperación de los pacientes, que ven cómo les citan para una intervención quirúrgica con muchos meses de plazo, y las pobres enfermeras tienen que enfrentarse a insultos y hasta ataques de unos pacientes energúmenos. Entre las Comunidades con más breves plazos de espera destaca Madrid, que ha buscado la colaboración entre la asistencia pública y la privada, derivando pacientes a esta última sin coste para el enfermo.

La rapidez en el diagnóstico tiene influencia en el tratamiento del enfermo. Recordando a Galbraith “Lo único peor que una decisión equivocada, es una decisión sumamente retrasada.”

A todo esto se suma el interés de otros países enterados que en el nuestro la sanidad es universal y gratuita, y  quieren aprovecharse de un  sistema al que no deben tener acceso. La picaresca trata de saltarse la prohibición por medios sofisticados y toda clase de argucias. Lo que nos faltaba. Mientras tanto, no se les ocurra viajar, por ejemplo, a Norteamérica, aunque sea como turista, sin un seguro que le cubra una posible enfermedad. Porque en caso contrario, lo primero que le van a pedir es su tarjeta de crédito.