Voy a poner mi telescopio de la prospectiva independiente, en el modelo evolutivo «menos, pero más», que «nos ayuda a entender cómo a veces perder genes abre nuevas posibilidades a ganancias posteriores y, por tanto, las pérdidas son necesarias para favorecer el origen evolutivo de nuevas adaptaciones».*
¿Acercará la paz el perder? La idea de perder para alcanzar la paz aparece varias veces a lo largo de la historia, sobre todo cuando entendemos que la paz no siempre llega con la victoria, sino con la rendición de ciertos deseos, orgullos o poderes.
1. Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial (1945)
Ambas fueron derrotadas militarmente, pero esa pérdida dio paso a la transformación. Dejaron atrás modelos autoritarios y militaristas para convertirse en potencias económicas, democráticas y pacíficas. La paz llegó con la aceptación de la derrota y la renuncia al dominio.
2. Sudáfrica y el Apartheid (1990-1994)
El gobierno blanco minoritario tuvo que ceder el poder para evitar una guerra civil. No fue una derrota militar, pero sí una rendición moral y política que permitió construir una democracia. La paz llegó cuando quienes tenían el poder aceptaron perderlo.
3. La Iglesia Católica en Galileo (s. XVII)
Aunque la Iglesia condenó a Galileo, con el tiempo aceptar que estaban equivocados trajo una cierta reconciliación con la ciencia y con la propia humanidad. La paz no siempre es inmediata, a veces necesita siglos para asentarse.
¿Y si siempre se gana?
Si alguien o algún sistema siempre gana, nunca hay paz. Porque el ganar sin límites solo alimenta el poder, la soberbia y la desigualdad.
El que siempre gana nunca se detiene, porque el poder necesita expandirse para sobrevivir.
- El Imperio Romano: ganó tanto que se desmoronó desde dentro.
- Estados Unidos con la Guerra Fría: ganó, pero solo creó nuevos enemigos.
- El capitalismo global: sigue ganando, pero la desigualdad lo está quebrando desde dentro.
La paradoja es esta:
A veces la paz sólo llega cuando se acepta perder algo: el orgullo, la revancha, el poder, o el deseo de tener razón.
Ahora... ¿qué pasa si lo llevamos a lo personal?
Tal vez el mayor acto de paz en una vida no es ganar siempre, sino saber cuándo perder para dejar de luchar contra uno mismo.
Las religiones están llenas de la idea de perder para alcanzar la paz. De hecho, podría decirse que todas las grandes tradiciones espirituales giran en torno a esa renuncia como camino hacia algo más profundo.
1. Cristianismo: Perder para salvarse
La figura de Jesús es el símbolo más claro de esta lógica. Su mensaje era casi una provocación para la mentalidad de la época:
"El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la salvará" (Mateo 16:25). El acto final de Jesús fue rendir su propia vida sin luchar, en un sacrificio que (según la tradición) trajo la reconciliación. La paradoja cristiana la victoria no está en vencer, sino en aceptar ser vencido.
2. Budismo: Soltar para dejar de sufrir
El Buda decía que el origen del sufrimiento es el apego: A las cosas, al poder, a las ideas, incluso a uno mismo. La iluminación llega cuando uno pierde todo deseo de ganar.
La clave del budismo es la renuncia: No se trata de pobreza material, sino de soltar el control, soltar el ego. El Nirvana no es otra cosa que hacer las paces con la pérdida permanente que es la vida misma.
3. Islam: Rendirse como acto sagrado
La palabra Islam literalmente significa sumisión o rendición a la voluntad de Dios.
La paz (salam) llega cuando uno deja de pelear con lo que no puede controlar.
Aceptar que hay algo más grande que uno mismo es una forma de perder...
pero perder el control para ganar tranquilidad.
4. Hinduismo: Perder el yo para encontrar el todo
El Bhagavad Gita (que es como la Biblia hindú) cuenta la historia de Arjuna, un guerrero que no quiere luchar en una guerra.
Krishna, su maestro espiritual, le dice que debe luchar... pero sin apego al resultado.
El verdadero héroe es el que hace lo que tiene que hacer, pero renuncia a la idea de ganar o perder. La única victoria es perder el ego para fundirse en lo absoluto.
5. Judaísmo: El exilio como transformación
El pueblo judío ha vivido más pérdidas que casi cualquier otra cultura.
El exilio, la destrucción del Templo, la diáspora...
Pero cada pérdida fue vista no solo como una tragedia, sino como una oportunidad para volver a empezar. El Talmud dice: "A veces, la pérdida es el primer paso hacia la redención".
¿Y si la paz no es algo que se conquista, sino algo que se deja entrar cuando dejamos de ganar?
¿Por qué le tenemos tanto miedo a perder... si quizás perder es lo único que nos puede salvar?
¿Qué aceptaríamos perder para estar en paz?
*Gaspar Sánchez-Serna et al. Less, but More: New Insights from Appendicularians on Chordate Fgf Evolution and the Divergence of Tunicate Lifestyles. Mol Biol Evol, 2025 Jan 6;42(1): msae260.doi: 10.1093/molbev/msae260.