Giovanni Pierluigi Palestrina fue un compositor renacentista de música sacra que ha pasado a la historia por su defensa de la polifonía frente a la intransigencia del Concilio de Trento. Hans Pfitzner le dedicó una ópera estrenada en 1917 glosando este hecho, lástima que todo fuera una impostura. .
La idea primigenia de la curia católica era que las composiciones para misa fueran monódicas, lo que permitía a los fieles entender mejor la palabra de Dios. En 1562 Palestrina compuso la ‘Misa en honor del papa Marcelo’ en forma de polifonía para seis voces que coincidió con la celebración del Concilio de Trento en el cual se había discutido el uso de la música durante la misa. Se consideraron inaceptables las canciones profanas adaptadas con letras religiosas y se planteó si la música polifónica oscurecía las palabras de la misa, pero ninguna de las proclamaciones oficiales del Concilio lo menciona. Únicamente se expresó precaución frente a la música que fuera «lasciva o impura». Sin embargo, en el siglo XIX se consolidó la leyenda de que en Trento se quiso prohibir la polifonía.
La realidad es que la extraordinaria belleza de la misa del papa Marcelo, junto a la perfecta inteligibidad de su letra, abrió el camino a las misas con varias voces sin que nunca se contraviniera norma oficial alguna de la Iglesia Católica. Como consecuencia de ello podemos disfrutar de obras maestras como la Misa en Si menor de Bach, la Misa de la Coronación de Mozart, la Misa Solemnis de Beethoven, la Misa en Fa menor de Bruckner, el Requiem de Verdi o el War Requiem de Benjamin Britten. ‘Casi nadie al aparato’.