Esta idea es el fundamento del principio que siempre he defendido y transmitido, el lema revolucionario que afirma que todo lo que nos rodea, incluida la realidad visible, es la materialización de nuestros sueños. Puede sonar filosófico y algo distante de los principios de una escuela de negocios, pero inspira a los jóvenes a elevar su nivel de responsabilidad interior.
Si estudias las biografías de grandes emprendedores o la vida de esos pocos pioneros que lograron revolucionar la sociedad en la que vivieron con sus inventos, descubrirás que la única clave del éxito fue una fe impecable en su sueño. Por eso, la misión de una verdadera Escuela es guiar al individuo a descubrir dentro de sí mismo qué obstáculos están impidiendo su manifestación. Nosotros siempre estamos al lado de cada estudiante para darle la oportunidad de realizar su sueño. Este concepto es capaz de redefinir los límites de la economía mundial, porque sitúa en el centro de cada esfuerzo, tanto en los medios como en los fines, la felicidad de cada ser humano como su derecho inalienable.
La economía es el arte de soñar
Es la capacidad de transformar lo imposible en posible y, finalmente, en inevitable. La excavación del Canal de Suez fue considerada una empresa imposible, al igual que el diseño de la Torre Eiffel o la aparente locura de Colón, que buscó el Este navegando hacia el Oeste. En tiempos más recientes, la eliminación del apartheid, la liberación de la India o incluso la propia independencia de los Estados Unidos de América fueron vistos como utopías. Y el biplano de Wilbur Wright jamás se habría elevado del suelo si el hombre no hubiera soñado con volar. Los primeros metros de la historia de la aviación y el rugido de los motores de un jet supersónico siempre estarán precedidos por el mito de Ícaro y la aparente fragilidad risible de la máquina voladora de Leonardo da Vinci.
Cada evento que aparece en la vida de un hombre o de una sociedad es la manifestación de un sueño que se filtra a través de la psicología de ese hombre y de la conciencia de esa sociedad. Por eso, siempre invitamos a nuestros alumnos a prestar atención a ti mismo, porque el más mínimo cambio en tu ser puede mover montañas en el mundo de los acontecimientos.
El lema de la European School of Economics, visibilia ex invisibilibus, es una verdad nunca antes expresada en el mundo de la economía: la prosperidad económica de un individuo, una sociedad o una nación es el reflejo de lo que es invisible en un individuo, una organización o una comunidad. La prosperidad surge desde el interior y es el resultado de un proceso que, al igual que la sanación, procede de adentro hacia afuera.
La autoobservación es suficiente para cambiar un estado del ser, una actitud dentro de uno mismo y elevarse a un nivel de vida superior.
Los jóvenes tienen un concepto bastante claro de lo que significa ocupar un buen lugar en la vida, pero no tienen idea de lo que significa ocupar un mal lugar dentro de sí mismos. Si alguien se encuentra en un escalón bajo de la sociedad, las causas deben buscarse dentro de sí mismo y no en las condiciones externas. Solo se puede cambiar la vida cambiando, elevando el sueño desde el fondo hacia arriba.
La economía, basada en la cantidad, en el cálculo, en programas matemáticos o gráficos, estudia lo que es medible, pero es inadecuada para aplicarse a la calidad. Vivir en un universo matemático no permite descubrimientos, ni cambios, ni transformaciones, porque todos ellos son atributos de la calidad.
Cuando fracasan las escuelas de pensamiento dedicadas a la enseñanza de la calidad, civilizaciones enteras, imperios económicos, naciones y pueblos desaparecen de la faz de la tierra. Organizaciones e individuos deben ser conscientes de que la prosperidad no es producida por el mundo exterior, sino por los valores e ideales que pertenecen a las cualidades de cada individuo.
Visibilia ex invisibilibus – desde lo invisible, lo visible
Todos nuestros pensamientos, emociones, fantasías, recuerdos e imaginaciones, pero sobre todo nuestros sueños, forman parte de un mundo intangible paralelo a lo que siempre hemos considerado nuestra existencia.
Una organización es un ser vivo, y sus partes más vitales no son los productos que pone en el mercado, sino la filosofía que la sustenta, el sistema de valores e ideas que emergen de la invisibilidad de su gente y, en particular, de su fundador, de su nivel de ser y comprensión. Estas son las cualidades que determinan su éxito y su destino financiero.
Detrás de los valores de un hombre, siempre está su sueño
Las personas que no sueñan están destinadas a caer bajo el peso de los conflictos sociales y las crisis económicas. Las personas comunes son instrumentos de la naturaleza, guiadas por las leyes cósmicas de la cantidad, por lo que, en tiempos de graves crisis financieras, muchos accionistas o empresarios son arrastrados porque tienen una visión limitada de la economía. En lo que podría ser un maravilloso juego de creatividad e intuición, se hipnotizan tanto con él que, en lugar de mantener el papel de jugadores, se convierten en peones, obligados a seguir las reglas en lugar de crearlas, transformándose de “soñadores” en “soñados”. Planifican sus estrategias financieras basándose en factores externos, presupuestos de mercado predictivos e informes en tiempo real, pero todo esto solo sirve para sostener un castillo de naipes.
Un hombre que sueña, en cambio, revierte esta visión limitada de la existencia. Un hombre que es íntegro, completo y plenamente consciente, contiene la vida y, mediante la recuperación de su propia Voluntad, mueve montañas en el mundo de los acontecimientos.
Algún día, el destino de cada empresa y de todas las organizaciones será la enseñanza del Arte de Soñar, cuyos principios de automejora e integridad interior elevarán el nivel del Ser de sus empleados. El mundo empresarial comprenderá que el único desarrollo financiero verdadero proviene de una economía que produce calidad y que, si esta falta, se producirá un rápido declive de la prosperidad mundial.