Crónicas de nuestro tiempo

El indeseado Feijóo

Estamos viendo, cómo de forma imparable, Sánchez y sus secuaces avanzan en sus tropelías sin que el indeseado de Feijóo sea capaz de ponerse de acuerdo con Abascal y Alvise, para hacer un frente común que, saliendo al paso de la que se avecina, sirvan para denunciar al mundo occidental la dictadura encubierta de la autarquía que estamos viviendo.

Feijóo, con su actitud de cabezona rivalidad centro izquierda, persigue mantener desunida la coalición de las derechas, perdiendo una posición consistente por sus complejos y encubierto pensamiento de dudosa transparencia.

Feijóo, un sujeto a la espera de su República Gallega, dispara sin apuntar con la intención de parecer férreo beligerante al Sanchismo que si todo sale como es de esperar, le colocará en la presidencia de sus ambiciones.

Cuando el traidor de Casado, sucesor del vago desertor Rajoy, presidía el PP.., el partido, sorprendido por el afán de éste en destruir a la emergente líder madrileña, Ayuso; decidió darle el mando al por entonces independiente galleguiño, Feijóo, sin saber ni esperar que el nuevo presidente ocultase un pensamiento socialista que iría desvelando una doble entidad que confirmaba la regla.

No podremos salir de esta encrucijada, si Feijóo continúa al frente del PP. Creer que la justicia terminará con estos 179 criminales unidos como una piña, es otra más de las torpezas de la derecha.

Sánchez no puede ceder a la justicia ni a nada, porque terminaría en la cárcel. Sánchez, al igual que Maduro, ganaría las elecciones (si las hubiera) haciendo las trampas pertinentes antes que verse juzgado, condenado o en el amenazante exilio.

Para estos dictadores cargados de fraudes, no hay nada más seguro que seguir dirigiendo el país a costa de injusticias. Pero nunca, dejarse intimidar por la urnas, la justicia o el pueblo ¡¡Antes prefieren ir a la guerra civil!!

A la UE, no le interesa enfrentarse con Sánchez que es España, con una deuda monumental y una participación notable, en un proyecto malvado 20-30/50 donde España, favoreciendo la acogida sin límites de migrantes; el apoyo incondicional rojo, rosa y verde y la firme disposición para seguir siendo probeta de ensayo experimental en cambios de toda índole antiderecha, resulta imprescindible para rojos, rosas y verdes.

Aparte de eso, las relaciones que Sánchez mantiene con países como: India, China, Marruecos, Rusia, Venezuela, Latinoamérica, etc., solo tienen el propósito de preparar una posible alianza internacional tras la experiencia de la UE, si Sánchez se sintiese amenazado.

De hecho, todos esos movimientos extraños que hemos ido viendo con Marruecos a cambio de nada, obedecen a una estrategia preventiva para que al frente popular no le sorprenda un levantamiento popular como el del 36.

Sánchez, es un ente autónomo capaz de pensar durante 24 horas, cómo tener siempre atado al adversario manteniendo resortes y suficiente ventaja como para jamás dejarse amedrentar o sentirse vulnerable. Su capacidad imaginativa para superar o hundir al rival, contempla todas las argucias y trayectorias inimaginables para mentes inteligentes de grado humano.

En España, sólo hay 3 posibilidades de terminar con el Sanchismo:

1° Echar a Feijóo y poner a Ayuso y su equipo a dirigir el PP, sin garantía de éxito y riesgo de atentados.

2° Un audaz y valiente paso de la Monarquía para nombrar un gobierno provisional que evite una guerra civil e inhabilite a Sánchez.

3° Una guerra civil, con la segura intervención de Marruecos en defensa del gobierno como aliado, tal y como tienen establecido, pagado, cobrado y pendiente de buen fin, con Ceuta, Melilla y Canarias (.!.) además de una intervención rápida de Venezuela en auxilio al Sanchismo.

En conclusión, la situación pseudo democrática de calado más radical que plural, alcanza cotas preocupantes con un Sánchez y 179 diputados a su servil amparo, que defendiendo un régimen político denominado Sanchismo, ha cruzado todas las líneas rojas medianamente tolerables, para invadir las más altas esferas de todos los ámbitos de poder; gracias a una oposición dirigida por un personaje temeroso de que su mujer sea llamada a una Comisión de investigación del Congreso, cuya actitud moderada, sumisa e irresponsable, se identifica más con la debilidad de un cobarde que con la bravura y valentía de una mujer.