El pasado 29 de enero, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aprobó por unanimidad 32 nombramientos judiciales, de los cuales 21 corresponden al Tribunal Supremo. Con esta decisión, el órgano de gobierno de los jueces pretende paliar el grave déficit de magistrados en la cúpula judicial tras la imposibilidad de realizar designaciones desde 2021. Sin embargo, el procedimiento y los criterios empleados han suscitado críticas en el sector judicial, especialmente por parte del Foro Judicial Independiente (FJI).
Acuerdo unánime, pero con sospechas de reparto político
A pesar de que la unanimidad es vista como un valor positivo, el FJI ha expresado su preocupación en un comunicado emitido el 3 de febrero. Según la asociación, la negociación en bloque de los nombramientos entre los dos principales grupos del CGPJ ha impedido una evaluación individual y diferenciada de cada candidatura. “Las plazas se han negociado en bloque para un mejor reparto, sacrificando el necesario examen particular y diferenciado de cada plaza”, afirma el comunicado.
El FJI, que lleva años denunciando la influencia de los partidos políticos en la designación de los altos cargos judiciales, señala que la falta de objetividad en el proceso socava la independencia del Poder Judicial. Además, cuestiona la falta de transparencia en los criterios aplicados y alerta sobre la existencia de un "circuito privilegiado" que facilita el acceso a estos puestos a determinados perfiles, mientras que otros jueces, dedicados principalmente a la labor jurisdiccional diaria, quedan relegados.
La necesidad de una reforma en el sistema de nombramientos
El comunicado del FJI pone de manifiesto la necesidad de una reforma profunda en el sistema de designaciones para garantizar la independencia judicial y evitar injerencias políticas. La asociación insiste en que el "servicio activo" en la carrera judicial debería primar sobre otros factores en la elección de altos cargos, valorando especialmente la experiencia en la resolución de casos y la emisión de sentencias.
Esta situación reabre el debate sobre la renovación del CGPJ, cuyo bloqueo político ha impedido la elección de nuevos vocales desde hace cinco años. Mientras el Gobierno y la oposición siguen sin alcanzar un acuerdo sobre su renovación, la comunidad judicial reclama un sistema de nombramientos basado en criterios técnicos y meritocráticos que garantice la imparcialidad y la independencia del Poder Judicial.
El futuro del CGPJ y la independencia judicial en juego
El conflicto en torno a los nombramientos del CGPJ refleja una tensión constante en el sistema judicial español. Mientras las instituciones buscan solucionar la falta de magistrados en el Tribunal Supremo, las asociaciones judiciales continúan denunciando una estructura que consideran influenciada por intereses políticos.
La independencia judicial es un pilar fundamental del Estado de derecho, y la reforma del sistema de nombramientos sigue siendo una asignatura pendiente para garantizar la confianza ciudadana en la Justicia. El debate está abierto, y el futuro de la cúpula judicial dependerá de si se logra un cambio estructural que refuerce su imparcialidad y transparencia.