La receta

Medicamentos, aranceles y Trump

Tras el anuncio inicial de la Casa Blanca de imponer aranceles a una lista interminable de países y productos, entre los cuales no estaban los productos farmacéuticos, la situación cambió el martes 8 de abril, en que Trump volvió a anunciar su intención de implementar próximamente un “elevado” arancel específico para productos farmacéuticos, con el objetivo de fomentar la relocalización de las plantas de producción de las compañías farmacéuticas en suelo estadounidense.

En el año 2023, la UE exportó productos farmacéuticos a EEUU por valor aproximadamente de 14.344 millones de euros, mientras que las importaciones desde EE.UU. ascendieron a 32.493 millones. Es decir que se trata de un balance negativo, lo que, en principio, no debería aconsejar la imposición de aranceles, pero lo que ocurre aquí es que una buena parte de las compañías farmacéuticas americanas han establecido su domicilio fiscal en Irlanda y producen muchos de sus medicamentos en Europa, por lo que, si Trump acaba estableciendo aranceles, lo hace con la única finalidad de que las compañías americanas, vuelvan a domiciliarse en América y trasladen allí su producción. Un caso muy distinto a la imposición de aranceles a productos de los que carece EE. UU, como el aceite de oliva y en menor medida el vino europeo.

España, por su parte, también tiene una balanza comercial deficitaria. Entre enero y agostos de 2024 las exportaciones farmacéuticas españolas a EE. UU alcanzaron los 750 millones de euros, mientras que las importaciones fueron de 3.828, con el resultado de un déficit de 3.064 millones de euros. La mayor parte de las transacciones comerciales de medicamentos con EE. UU se hacen internamente por sus propias compañías, y este es un factor importante a considerar, porque se harían daño a sí mismos, en caso de imponer aranceles no recíprocos.

Numerosas organizaciones del sector farmacéutico, han trasladado a la Comisión Europea que, si finalmente se aplican aranceles a los productos farmacéuticos, el sector farmacéutico se verá fuertemente impactado, puesto que, a diferencia de otros sectores, las empresas farmacéuticas no podrán trasladar los costes derivados de los aranceles a los consumidores, lo que obligaría a las compañías a asumir directamente estos costes. Como vemos un nuevo perjuicio para las empresas americanas, pero no para los consumidores y el sector de distribución y dispensación en Europa.

Además, no podemos olvidar que la industria farmacéutica europea puede atender la demanda el 100% de los medicamentos considerados esenciales que son los que permiten tratar más del 90% de las patologías, y que la mayor parte de las importaciones de materias primas para estos medicamentos proceden de Asia.

Por el momento todo está paralizado en una negociación prevista durante 90 días y, aunque el resultado final es impredecible, como la propia política de Trump, podemos confiar que en Europa la producción de medicamentos críticos, estratégicos, esenciales y muchos de alta tecnología, no se vean afectados, mientras la Comisión Europea prosigue con su política de autosuficiencia.

En mi modesta opinión, nuestra industria autóctona, - no solo la de España sino también la europea – no se van a ver afectadas por la errática política comercial de Trump, aunque tengamos problemas puntuales de escasez de medicamentos. Las más afectadas serán las empresas americanas que fabrican en Europa que tendrán que asumir el arancel, sin poder trasladar el coste a los consumidores, para eso tenemos aquí una concepción diferente sobre la salud de los ciudadanos y sus derechos, por encima del beneficio de quienes participan en el negocio de la sanidad.