Entre la ley y la honestidad

Hulk Hogan: recuerdos de la infancia, icono pop inmortal

Terry Gene Bolea, cuyo nombre artístico fue Hulk Hogan, nació en Augusta, Georgia, Estados Unidos, en 1953 y falleció el día 24 de julio de 2025. Quizá el más famoso luchador de wrestling de todos los tiempos, tuvo una carrera profesional brillante, compaginando el deporte-espectáculo con el cine y la televisión. Ganador de múltiples campeonatos mundiales en la WWF y WCW, tras su retiro se vio envuelto en una serie de polémicas mediáticas y jurídicas (de las que salió finalmente victorioso) que contribuyeron a mantener a contrario su popularidad. Miembro del Salón de la Fama de la WWE, su muerte tuvo lugar como consecuencia de un paro cardiaco, causa que suele ser habitual en estos deportistas. 

La figura de Hulk Hogan, para muchos de nuestra generación, siempre será vista con los ojos de un niño. Esto es: idealizada, como la de un superhéroe. Solo la madurez, el devenir de los años, nos hace comprobar que la inmortalidad, al menos en este mundo, no existe y que todos nos igualamos en el destino. 

Pero más allá de esta consideración, la imagen del luchador hace que me retrotraiga a un tiempo feliz, acogedor, familiar, en el que los problemas no existían. Ciertamente, las oscuridades también le alcanzaban a nuestro luchador, como ser humano que era, y es posible que técnicamente, atendiendo el avance que ha tenido la lucha libre con los años, no fuera muy depurado, pero todo lo compensaba con una gran puesta en escena (al fin y al cabo el wrestling bebe mucho de la imagen y de la actuación) y con una presencia muy bien fabricada, con un carisma notable. 

Su personaje fue configurado (al menos en los años de mi niñez, finales de la década de los 80 y principios de los 90) como un ser benefactor, un patriota amigo de los niños y de la justicia, que al final obtenía siempre éxito, de una manera u otra, y sus victorias eran como si fueran nuestras. Incluso aparecía para ayudar a otros luchadores e imponer el orden en situaciones de abuso o, en definitiva, de injusticia. 

Brindó momentos estelares, que siempre tendré en el recuerdo, como sus luchas contra los también recordados André El Gigante, el Último Guerrero y “Macho Man” Randy Savage. 

En sus actuaciones en el ring, en un momento determinado de los combates, normalmente al estar a punto de acabar, y tras haber recibido un “castigo” importante, solía tener una especie de “resucitación” (que el ingenioso reportero Héctor del Mar llamó “baile de San Vito” pero que realmente en los guiones de estos combates se denomina “comeback”) por la que el luchador volvía en sí como si nada hubiera pasado, ante la “sorpresa” de su rival, se ponía en pie, le señalaba con el dedo y acababa con él.

Desde los ojos del niño esto llamaba mucho la atención; es cierto que ponía en evidencia la realidad de lo que pasaba en el ring (una simulación, sin dejar de reconocer que para hacer todo aquello necesariamente se necesitaba y se necesita ser un gran atleta) y que como adulto puede ocasionar incluso una sonrisa, pero tenía un mensaje: el levantarse siempre, el no darse nunca jamás por vencido, y hasta el último aliento, pelear. Esta moraleja por supuesto es muy importante para la vida: se nos venía a decir, como niños, que la justicia requiere luchar, enfrentarse al mal, y poner todo de nuestra parte para conseguir que el bien prevalezca. Es cierto, lo puedo atestiguar. 

A ese mensaje, que yo extraje de ver a Hulk Hogan en mi infancia, se une, como ya expresé anteriormente, el que en aquel entonces era yo un niño, y mis recuerdos son luminosos, de estar en un entorno de cariño y de bondad. 

Hulk Hogan, aunque se haya ido, es ciertamente inmortal, como él mismo se hacía llamar, porque en muchos niños de entonces, ahora ya mayores, se ha convertido en un bonito recuerdo, y además no cabe duda de  que su imagen se inserta en un periodo de tiempo que hace de ella un icono de su época, muy reconocible, como también lo son relevantes músicos, actores o deportistas.

Es el sino de los tiempos: las personas poco a poco se van marchando, incluso aquellos que casi pensábamos que no lo harían, pero si su mensaje queda, la muerte será solo una palabra, dentro de una historia y un legado para siempre. 

“Entonces, hermanos, cuando las cosas se ponen difíciles, ¡recuerden siempre que los héroes nunca se rinden!”

“El éxito no es solo ganar, es levantarse cada vez que te caes.”

“La única forma de tener éxito en la vida es creer en ti mismo y luchar por tus sueños.”

“La vida siempre te dará pruebas, pero solo tú decides si quieres ser una víctima o un campeón.”