Una fecha que en Colombia anuncia las fiestas de corraleja en Sincelejo, será el inicio del nuevo mandato de Donald Trump en los Estados Unidos.
De frente a una economía que enfrentó casi 15 años de crisis social, bancaria e inmobiliaria, y contra el pronóstico de analistas latinoamericanos que no juzgan con la realidad sino con el corazón, Donald Trump fue reelegido para un segundo período en los Estados Unidos.
Lo del “corazón” tiene que ver con las razones que se observan desde América Latina frente a la migración fundamentalmente. Es difícil no ser compasivo con esas caravanas de desesperados que salen diariamente de Centro América hacia México, en busca de una remota posibilidad de asilo o de un momento de “suerte” para cruzar hacia el norte.
El punto migratorio dejó de ser un asunto mexicano y es hoy un drama que acoge a toda Latinoamérica por la vía de la urgencia, el despojo, el desplazamiento, la ausencia de esperanza.
En su alocución en Orlando, Florida, al proclamar su reelección, Trump se reafirmó en los postulados que definen su lema de “Make America great again”, (Hagamos grande a América otra vez”: mano dura a la migración indocumentada, muro en la frontera con México, más empleos y oportunidades para los estadounidenses, economía fuerte).
En eso ha sido coherente desde sus primeros días en la política, al hablarle al oído a millones de obreros, veteranos, amas de casa, recordándoles que “Estados Unidos primero”. Exacerbó un patriotismo hirsuto que en algunos estados ha desembocado en conductas xenófobas y racistas.
Mientras Trump promete deportar a unos 11 millones de indocumentados en los próximos días, en Nueva York celebran la medida de ofrecer licencias de conducción a quienes no tienen papeles.
Hace cuatro años, seis de los diez estados con mayor población indocumentada, Illinois, Carolina del Norte, California, Nueva York, Arizona y Georgia, experimentaron una reducción del 10% en estas migraciones.
El gobierno de México hizo un tratado con Trump, para reducir la llegada de sus nacionales a Estados Unidos, pero este no se pudo cumplir. López Obrador invirtió 60 millones de dólares en el primer cuatrimestre de 2019, sin ningún resultado. Así lo confirmó el subsecretario mexicano para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes.
Al drama de la deportación masiva que anuncia Trump como uno de sus alfiles de campaña, se suma el de los “dreamers”, los soñadores, hijos de indocumentados que llegaron muy niños a Estados Unidos y cursan hoy en colegios y universidades. Este es su país y no piensan regresar con sus padres a las naciones donde nacieron sus abuelos.
Trump señaló una supuesta “izquierda radical” demócrata en su discurso de Orlando, y se identificó como víctima de una “cacería de brujas” en la que han estado comprometidos algunos medios. Tácitamente se entendió la persecución por parte del New York Times y las acusaciones de las que fuera objeto en la novela rusa que rodeó su elección.
“Lo único que estos políticos corruptos entenderán es un terremoto en las urnas”, dijo, mientras en la calle un grupo de ultraderecha llamado “Proud Boys”, alzaba pancartas junto a “Hispanos por Trump”, veteranos, afroamericanos, mujeres y LGBT que lo apoyan.
Trump tronó contra los demócratas al decir también que ellos “traicionaron a la clase media americana con su política de fronteras abiertas”. Está convencido que la inmigración irregular merma el salario de los obreros de Estados Unidos. “Los niños en las escuelas viven amenazados por las maras, por la banda MS-13”, dijo.
Aunque las condiciones de penuria hacen que Colombia tenga hoy en su territorio más de millón y medio de venezolanos, la migración de este país se concentra en Estados Unidos, Brasil, Perú y Ecuador, también, con un índice menor en Argentina y Chile. A diferencia de las marchas hacia el norte, los venezolanos optan por la petición formal de asilo, y ocupan hoy el primer lugar en el mundo en este trámite por encima de Afganistán, Siria, Irak y la República Democrática del Congo.
A pocos días de su despedida, Biden le acaba de hacer un pírrico regalo a Cuba, al retirarla de la lista de naciones que apoyan el terrorismo. Con seguridad, después del 20 de enero, Trump volverá a catalogar a Cuba como un país que da amparo a terroristas como ocurrió con los miembros del ELN que asesinaron a 25 cadetes y dejaron 87 heridos en la Escuela General Santander de Bogotá el 17 de enero de 2019. Colombia los pidió en extradición y solo encontró oídos sordos. Continúan en la isla.