Vestida de blanco, como la espuma, como la nieve, como la merluza gallega…
Blanca y radiante como una novia, la novia de España, la benefactora de nuestro bienestar, la adalid de todas las virtudes de generosidad inimaginables, apareció. Mademoiselle Tucán en rueda de prensa.
Vestida de blanco, suelta al viento la melena y sintiéndose triunfante porque el consejo de ministros ha aprobado por encima de cualquier CUERPO, y sin consultar con el alma del tema, o sea, la patronal, el anteproyecto de una ley que reducirá la jornada laboral a 37,5 horas.
“No vivimos para trabajar” ha asegurado “blanca nieves”, blanca muñeira, la diva comunista, que al parecer no debe pegar palo al agua y quiere compartir su desahogo con quienes sí lo hacen, aunque sin considerar jamás en este grupo a aquellos que son empresarios grandes, pequeños empresarios, o autónomos, o cosas repugnantes y parecidas.
Los trabajadores para la Sra. de Sumar, ese Partido que las malas lenguas aseguran que se desintegra, son otra cosa ignota y desconocida para el resto de los mortales.
Pero aquí, lo realmente importante a destacar es que ella se vistió de blanco para este fausto acontecimiento y que Lorenzo Amor, presidente de Ata (Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos), fue muy consciente del mensaje oculto ministerial y vicepresidencial de su vestimenta "Voy a hablar de un día –dijo- sobre todo un día importante para la ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno. Cuando la he visto llegar con su traje marfil yo ya sabía que es un día importante para ella porque se pone este tipo de colores y estos trajes cuando comparece en Consejo de Ministros y va a contar cosas de las que se siente satisfecha.”
Inmediatamente el Sr Amor ha sido acusado de machismo ¡faltaría más!, porque claro, que alguien masculino se fije en tu vestido femenino es vergonzoso “jamás se hubiera hecho ese comentario de un hombre” dicen los puristas de tal feminismo sin sentido, que por obligación tiene que equiparar a hombres y mujeres, no respecto a su inteligencia, que cada cual tiene la suya, sino a sus formas de expresión, a sus percepciones, a sus comentarios, es decir, a todo lo que no sea un calco de unas con otros y viceversa, no para igualarlos, como nos quieren vender, sino para despersonalizarlos, para desnudarlos de sus diferentes, diferentes personalidades correspondientes a sus sexos contrapuestos.
Al Sr Amor, nadie le tachó de bobo, o memo, o frívolo por su comentario, no, lo inmediato es catalogarle de machista y pasear ese término precioso para las y los y les feministas retrógrados, torpes y aburridos desde su monótono y perenne discurso.
¿Se tacharía de “feminismo” si alguien comentara que el presidente del gobierno se inclina hacia el azul añil en sus trajes cuando tiene un acontecimiento importante?.
¡Eso es progresismo!
Pero bueno, aunque no se vaya a poner inmediatamente en práctica el logro imperecedero de doña doñita Tucán, ella pasará a la historia nada menos que ¡por haber logrado media horita más para sus trabajadores!:”mis desarrapados” que diría Evita Perón tan cargada de amor como ella.
Es hermoso y emocionante lo que nuestra “madrecita” ha logrado, aunque la patronal catalana reclama al Gobierno una revisión "urgente" de esa reducción de jornada para evitar la desaparición de las empresas más afectadas.
A ver si también Puigdemont a modo de Superman, o de “solo ante el peligro” delante de algo firmado incluso por ese admirador secreto del PSOE que es Alberto Núñez Feijoo, consigue reducciones fiscales para ellos.
Los demás, a segar, pero tienen suerte, segarán media hora menos.
Ah y recordar al Sr Amor y a cualquiera dispuesto a la no siempre comprendida ciencia del estilismo, que como dice el refrán: “Aunque la mona se vista de blanco, perdón, de seda, mona se queda”.