El 25 de julio se cumplen cien años del nacimiento de la escritora catalana Ana María Matute, cuya obra, de un estilo muy personal, y merecedora de numerosos premios, ocupa un lugar importante dentro de la literatura española del siglo XX.
La niña que contaba cuentos
Ana María Matute nació en Barcelona, en un ambiente familiar estable en el que había afición por la lectura. Su infancia tuvo algunas singularidades, como la enfermedad que sufrió a edad muy temprana, y la mudanza a casa de sus abuelos en las montañas riojanas, Era una niña sensible y personal, que, aún antes de saber lo que era la literatura, vivía intensamente ese gran don que tenemos los humanos de poder imaginar. Escuchaba, leía historias, y hasta contaba algunas que podía inventarse.
Antes de que cumpliera los once años, daría comienzo la Guerra Civil Española, por lo que los horrores y el sin sentido del mundo adulto dejaron profunda huella en su sensibilidad, marcando el contenido de muchas de sus obras en los que aparece el trasfondo del conflicto.
Su producción literaria empieza temprano, ya con una novela y varios cuentos escritos antes de los veinte años, por más que la publicación de la mayoría de estos escritos debiera esperar.
La realidad de la fantasía
Del discurso pronunciado por Ana María Matute en ocasión de su ingreso a la Real Academia Española cabe destacar la defensa que hizo la autora de la imaginación y la fantasía, como elementos básicos de la buena literatura. No existe en su concepto contraposición entre éstos y el realismo, ya que según afirma, “la fantasía forma parte de la realidad”, porque integra nuestros sueños y fabulaciones.
Sin embargo, ese gran reconocimiento de la espiritualidad como valor fundamental no significó que su obra derivase hacia lo fantástico u onírico, dado que siempre mantuvo una mirada sobre las circunstancias concretas tanto individuales como colectivas. Por tanto, muchas de sus obras, tales como su primera novela, escrita a los 17 años, titulada “Pequeño Teatro” y las creaciones posteriores como “Los Abel”, “Fiesta al Noroeste”, “Los hijos muertos” y “Los soldados lloran de noche” son consideradas de realismo puro, aunque pleno de fantasía y de lirismo. Asimismo, en todas estas se revela una visión crítica de la sociedad de la posguerra que le tocó vivir, así como también una profunda compasión por los más desfavorecidos.
Matute escribió también muchos libros para niños, entre los que figura “Solo un pie descalzo”, con el que obtuvo en el año 1984 en España, el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, una más de las importantes distinciones que recibió a lo largo de su trayectoria como escritora.
Una muestra de la calidad de su obra desde la producción más temprana es que aquella primera novela, escrita en su adolescencia, “Pequeño teatro”, que fuera publicada más de una década más tarde, recibió en el año 1959 el Premio Planeta. Ese mismo año, otra de sus novelas titulada “Los hijos muertos” recibió el Premio Nacional de Narrativa y “Primera Memoria”, obtiene el Premio Nadal. También, entre los numerosos galardones obtenidos por su abundante producción literaria, cabe destacar el Premio Nacional de las Letras Españolas, otorgado en el año 2007 al conjunto de su obra y el Premio Miguel de Cervantes recibido en el año 2010, ocasión en que en su discurso dijo haber tenido “una vida de papel” aludiendo a los mundos creados que siempre la acompañaron.
La escritora, hoy considerada figura fundamental en el panorama literario español contemporáneo, murió en su ciudad natal a la edad de 88 años. Trabajó en una novela, hoy inconclusa, hasta pocos días antes de su muerte.
En conmemoración de los cien años del nacimiento de Ana María Matute están previstos diversos actos, exposiciones, y la reedición de alguna de sus obras, en particular la aparición de textos inéditos que habían sido censurados en su tiempo. Estas celebraciones permitirán un mayor conocimiento del entorno y de los procesos creativos de una escritora cuya originalidad destaca con auténtico brillo en el panorama literario español de la posguerra.