Crónicas de nuestro tiempo

Las cloacas del poder

En el corazón de las cloacas institucionales del sanchismo se encuentra Acento Public Affairs, la consultora de influencia que ha convertido el tráfico de influencias en un arte, y las puertas giratorias en una autopista de cuatro carriles entre el poder político y el negocio privado. El cerebro de esta operación: José Blanco López, más conocido como Pepiño Blanco, exministro socialista de Fomento, hombre fuerte de la etapa Zapatero; aquel con un cierto aire al hermano de Mortadelo, al que le fotografiaron en una gasolinera recogiendo un maletín que apestaba a billetes del banco de España y hoy uno de los grandes titiriteros en la sombra del régimen sanchista.

Acento no es solo un lobby. Es una sucursal informal de Moncloa, incrustada en instituciones, medios de comunicación y despachos de poder, que ha sabido reclutar como peones a figuras de todos los colores, siempre que respondan al interés común de conservar privilegios y mantener el control sobre el aparato estatal.

Entre sus filas figuran socialistas históricos como Valeriano Gómez, exministro de Trabajo de Zapatero, que dejó como herencia más de cinco millones de parados (5.267.000 en 2011), y que ahora dedica su talento a ejercer presión en comunidades autónomas gobernadas por el PSOE para canalizar subvenciones públicas hacia asociaciones afines, como UATAE, una suerte de sindicato de autónomos paralelo impulsado por Podemos. ¿Quién dirige UATAE? Nada menos que María José Landaburu, cuñada del entorno morado y habitual tertuliana en Mediaset, vendida como independiente mientras pastorea intereses ideológicos y económicos bien definidos.

En el equipo también figura Elena Valenciano, antigua eurodiputada y figura clave del zapaterismo, íntima de Alfredo Pérez Rubalcaba y vieja aliada de Pepiño. Su incorporación a Acento no es un fichaje cualquiera: es una declaración de intenciones sobre el rumbo ideológico y la ambición estratégica de la consultora.

También destaca el reciente fichaje de David Cierco, exdirector general de Red, bajo el paraguas de Nadia Calviño, afiliado al PSOE de Pozuelo -como Pedro Sánchez-y viejo conocido del aparato socialista.

Otro peso pesado que refuerza el blindaje de intereses entre el PSOE, la digitalización institucional y el mercado de datos.

Y no faltan piezas clave de otras regiones: Martínez, exconsejero del PSOE en Asturias, y Miquel Gamisans, exsecretario de Comunicación de la Generalitat catalana con ERC, con línea directa a Oriol Junqueras. Cataluña, como siempre, aparece como una ficha doble en el tablero: chantaje al Estado y beneficio privado.

También hay peones de las cloacas del PP. Acento no es sectaria: el negocio está por encima de la ideología. Por eso han fichado también a figuras del PP como:

- Rubén Moreno, exsecretario de Sanidad;

- José María Lassalle, exsecretario de Estado de Cultura y exmarido de Meritxell Batet.

- Elena Pisonero, secretaria de Estado con Aznar

- Esteban González Guitart, hijo del eurodiputado popular Esteban González Pons, personaje de poca fiabilidad honesta y sobrado de codicia.

Esta transversalidad interesada confirma lo que muchos sospechan: la casta política ha encontrado en las consultoras su jubilación dorada, financiada indirectamente por los propios ciudadanos a través de contratos públicos, subvenciones y contactos institucionales con negocios turbios con Marruecos y Defensa. Uno de los aspectos más escandalosos del tinglado es la implicación de Acento como lobby de Marruecos en Bruselas. En plena tensión por Ceuta, Melilla y el Sáhara, y mientras Pedro Sánchez entrega pieza a pieza la soberanía nacional (.!.) la consultora de Pepiño trabaja para blanquear la imagen del régimen alauita y facilitar intereses económicos y diplomáticos. ¿A cambio de qué?

Y si el negocio marroquí ya es grave, más preocupante aún es la infiltración en el sector Defensa. En Acento figura como asesor el teniente general Ignacio Bengoechea, quien fue ascendido en 2021 por el propio Sánchez a segundo jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire. ¿Alguien puede creer que esta “colaboración” no compromete la neutralidad y la seguridad de nuestras Fuerzas Armadas?

El plan maestro: colonizar el poder desde fuera. En resumen, Acento es la perfecta ilustración de la corrupción moderna: no hace falta robar sobres ni meter la mano en la caja cuando puedes colonizar instituciones desde una oficina de lujo, con café premium, tarjetas de visita doradas y listas de contactos que harían palidecer a cualquier agencia de inteligencia.

Mientras tanto, Pedro Sánchez y Zapatero juegan al poli bueno y poli malo. Uno frente a las cámaras, otro en la sombra. Pero ambos apoyados por la misma red de leales: expolíticos, asesores reciclados, generales agradecidos, tertulianos disfrazados de expertos, y empresarios al acecho.

La política española no está en manos del Congreso. Está en manos de consultoras parasitarias como Acento, donde se compran influencias, se venden favores, y se blanquean agendas extranjeras. Todo mientras los ciudadanos votan, pagan y callan.

Una auténtica banda de poder infiltrada en Moncloa, Bruselas y los medios.

Una red clientelar de socialistas, peperos, militares y separatistas bien colocados para mover hilos, conseguir contratos, y lavar intereses ajenos:

¿Quién falta? Solo los votantes, que no se enteran de que el poder real ya no está en el Congreso, sino en estos despachos donde se mercadea con influencias, contratos públicos y hasta soberanía nacional.

¿Lo más grave? Acento es lobby de Marruecos en Bruselas, mientras Pedro Sánchez entrega el Sáhara y calla ante las provocaciones de Rabat. Y por si fuera poco, tienen a militares del Aire asesorando dentro.

Esto no son puertas giratorias. Es una autopista de corrupción legalizada.

Mientras tú pagas impuestos, ellos negocian a puerta cerrada tu futuro.

Mientras tú trabajas, ellos colocan a los suyos. Mientras tú confías, ellos roban el país por dentro.

España se está entregando a consultoras privadas al servicio del poder político y extranjero, por eso ¡Más valía la democracia del 77 que la dictadura del 78!