En esta tercera entrega vamos a ver si las recientes y optimistas afirmaciones de El Economista relativas a la inflación y a la deuda pública están fundadas. Sobre la base del amable informe de la agencia Fitch, nos dicen que la primera está controlada y que la segunda se reduce poco a poco.
Es verdad que podemos afirmar que la inflación se está reduciendo desde los máximos de hace pocos años, y de forma optimista se podría decir que está controlada. Sin embargo, esto último sería ocultar parte de la realidad. Si tomamos la inflación agregada de 2023 y de los diez primeros meses de 2024 nos vamos al 5,2%, claramente por encima de Portugal, Francia, e Italia (4,5%, 4,9%, 1,9% respectivamente). Solo batimos a Alemania (6,1%).
Si nos remontamos a 2019, el 20% de inflación acumulada en España sobrepasa a la de la mayor parte de nuestros socios de la UE. Por lo tanto, podemos afirmar que el supuesto control de este negativo fenómeno es insuficiente. El IPC sigue subiendo, pero a menor ritmo, es decir, nos seguimos empobreciendo, pero más despacio. Para ser optimistas, deberíamos estar por debajo del 2% y ver como crece la renta per cápita en términos reales, lo que no es el caso.
El problema de la inflación es que se acumula y produce un daño persistente, de manera que el poder adquisitivo del dinero actual es un 20% menor que el de 2019. Lo vemos al hacer la compra pues casi todos los productos han subido entre un 20 y un 30%, y a veces más, o la evolución del precio de la vivienda, etc... Es probable que una gran parte de la ciudadanía no esté contenta con la evolución de la inflación ya que en términos reales la renta per cápita se ha reducido un 1,5% desde 2019.
En cuanto a la deuda pública, afirmar como lo hace El Economista que se reduce poco a poco es simplemente erróneo. Según datos de Datosmacro.com (Expansión.com), en 2023 la deuda creció en 71 millardos y alcanzó 1,57 billones de euros. El primer semestre de 2025 ha añadido otros 51 millardos más de deuda para un total de 1,63 billones. La realidad es que la deuda pública del reino de España crece vertiginosamente como no puede ser de otra manera dado que las administraciones públicas (AAPP) presentan un déficit superior al 3% del PIB.
Lo que ha decrecido es el ratio Deuda/PIB desde un máximo de 120% en 2020 al 106% actual. Esta mejora tiene truco porque no es fruto del desempeño de la economía española, ni mucho menos de la capacidad de gestión y ahorro del gobierno. Para empezar, en estos años hemos recibido de forma extraordinaria una enorme lluvia de millones de la UE cuya mayor parte ha ido al sector público, reduciendo así sus necesidades de financiación.
En segundo lugar, el ratio decrece porque el denominador está expresado en euros nominales. Como el PIB ha crecido bastante debido a la inflación, el resultado es que el cociente Deuda/PIB disminuye. Sin embargo, esta mejoría es engañosa porque el PIB apenas ha crecido en términos reales desde 2019.
El gobierno juega con la inflación porque infla el PIB artificialmente y esto le favorece a la hora de recaudar impuestos, y además le permite presumir falsamente de la buena evolución del endeudamiento. La cruz de este proceder especulativo es que empobrece notablemente a la ciudadanía, especialmente a las clases medias y bajas que se supone debería proteger.
Aunque a España no, al gobierno le conviene que la inflación sea lo más elevada posible sin llegar a crear alarma social, y no me cabe duda que esta es su política. Por eso no deflacta la tarifa del IRPF y nos hace pagar más impuestos de lo que realmente nos correspondería si se tuviera en cuenta la depreciación de la moneda. Este es un proceder perverso que podemos calificar de robo.
Un ratio de Deuda/PIB del 105% es un dato muy negativo, no solo porque el tratado de la UE fija como objetivo un 60%, sino porque simplemente no podemos hacer frente al servicio de la deuda. Los intereses a pagar todos los años exceden por mucho los 30.000 millones, aproximadamente dos veces el presupuesto de defensa. Es una cantidad enorme teniendo en cuenta la menguada capacidad de generación de recursos de las AAPP españolas.
El superávit primario de las AAPP es tan modesto que solo cubre una pequeña parte de los intereses anuales de la deuda, lo que quiere decir que hay que emitir más deuda para pagar dichos intereses. Todos sabemos cómo acaba cualquier prestatario que se endeuda para pagar intereses.
La segunda consecuencia de todo esto es que no hay recursos propios para hacer frente a las tan necesarias inversiones (véase el estado de Renfe o la carencia de obras hidráulicas en el levante). Esta es una de las causas del estancamiento de la renta per cápita en términos reales. Dicho de otra manera, el gobierno prioriza sus probabilidades de seguir en el poder a costa de sacrificar la capacidad de mejora de la situación económica de los españoles.
He dejado para el final un hecho que casi nadie menciona, las deudas fuera de balance. El ratio Deuda/PIB no tiene en cuenta estos pasivos u obligaciones. El más importante de todos ellos son las obligaciones contraídas relativas al sistema de pensiones de reparto. Tenemos el sistema más generoso de toda la UE, mucho más que el de los países más ricos. ¡Actualmente los compromisos por pensiones representan 5 veces el PIB de España!, y aun así los políticos y los sindicatos se niegan a afrontar el problema y migrar hacia un sistema mixto de pensiones basado en el reparto y la capitalización.
Por lo tanto, el agregado de deuda y obligaciones públicas supera el 600% del PIB, cifra que obviamente nunca podremos pagar. Cuando uno vive por encima de sus posibilidades, antes o después vienen los recortes, inevitablemente.
En conclusión, en materia de inflación y endeudamiento público creo que se puede afirmar que el optimismo no está justificado. El proceso inflacionario está siendo mitigado pero insuficientemente. En cuanto a la deuda, crece bastante más de lo que la economía y las finanzas públicas pueden soportar. Ambos fenómenos son causa directa del estancamiento de los sueldos en términos reales y del alarmante crecimiento de la pobreza en nuestro país.