Hoy, parece que lo único de lo que es capaz España es un desfile. El 8 de julio se estrenó una simulación de rescate de rehenes en Málaga, mientras que ese mismo día, una aeronave alemana fue apuntada con un láser chino durante la ejecución de la operación militar Aspides de la UE, iniciada en febrero de 2024 para proteger buques contra ataques de los militantes hutíes de Yemen en el mar Rojo sur.
Y como bien, irónicamente, está analizado por el propio Instituto Español de Estudios Estratégicos, se reconoce la importancia del canal, donde “transita cerca del 12% del comercio marítimo global en volumen, que alcanza el 30% en el caso de tráfico de contenedores.”
Mientras tanto, España está al margen, haciendo simulaciones en la playa de Málaga mientras sus aliados son apuntados por buques chinos. China está probando sus límites, y la falta de una respuesta coordinada de todos los miembros de la UE o aliados de la OTAN — ya estén involucrados directamente en la operación militar Aspides o no — es una señal clara de debilidad para China. Es una luz verde para que China continúe y fortalezca su campaña de dominio en el continente europeo, preparando así el terreno necesario para garantizar que Europa no actuará ni defenderá valores democráticos cuando enfrente la inevitable invasión de Taiwán en los próximos años.
La pregunta clave aquí es: ¿dónde estuvieron los Infantes de Marina, aviones, helicópteros, en la cumbre de la OTAN donde España ni siquiera puede cumplir con el 5% del PIB prometido?
En su carta a Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, Sánchez escribió: "Para España, comprometerse con un objetivo del 5% no solo sería irrazonable, sino contraproducente, ya que nos alejaría del gasto óptimo y dificultaría los esfuerzos actuales de la UE para fortalecer su ecosistema de seguridad y defensa". Eso es una contradicción directa, una humillación para España.
Es verdad, Mark Rutte debería felicitar a España por lograr construir en pleno siglo XXI buques con tantos sobrecostos sobrecostes que hasta el contratista más tacaño del Pentágono acabaría en la cola del INEM. Eso sin contar los numerosos fallos técnicos constantes, como el caso de los motores Siemens que tuvieron que ser reemplazados antes de que el barco llegara a su 15 cumpleaños.
Verdaderamente, un ejemplo inspirador de cómo transformar casi €500 millones en dos símbolos flotantes de la mediocridad naval europea: equivalente a 0 capacidad nuclear, 0 radares multifunción AESA, y 0 relevancia geoestratégica fuera del Mediterráneo.
Incluso Trump aprendió la lección y, el 4 de julio, lo demostró: la llamada decisiva entre el presidente Trump y el presidente Zelensky ayudó a acelerar los esfuerzos para acordar una asociación estratégica para la producción conjunta de drones entre Estados Unidos y Ucrania. La guerra ha cambiado, y la OTAN debe adaptarse a esta nueva realidad.
España debe seguir el ejemplo no solo de Estados Unidos, sino de todos los demás países que están fomentando acuerdos de producción conjunta de drones. Esta colaboración garantizará la seguridad y relevancia de España gracias al conocimiento directo e innovación ucraniana. Solo mediante la producción colaborativa de drones con Ucrania, España podrá aspirar a un futuro pacífico y seguro en medio de tensiones geopolíticas.
En vez de ahorrar dinero en defensa frente a otros gastos como hace Sánchez, España puede ganar dinero, hacer crecer su PIB y su competitividad a nivel de producción internacional , generando empleo, si se convierte en un agente activo en la geopolítica del continente europeo.
La guerra de drones está aquí. Si España realmente quiere tener el privilegio de no gastar el 5% de su PIB, deberá aprender de Ucrania y apoyar la producción conjunta de drones cuanto antes.