Congreso

Sánchez no logra el respaldo de sus socios tras su comparecencia por los casos de corrupción del PSOE

PNV, ERC, Junts y Podemos consideran insuficientes las explicaciones del presidente y reclaman más transparencia, responsabilidad política y medidas contundentes.

Pedro Sánchez en la Cumbre de la ONU en Sevilla | Foto de Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa
photo_camera Pedro Sánchez en la Cumbre de la ONU en Sevilla | Foto de Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

La comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso para dar explicaciones sobre los casos de corrupción que salpican a su partido ha dejado un escenario de desconfianza y tensión entre el Ejecutivo y sus principales socios parlamentarios, que consideran insuficientes sus palabras y sus medidas.

La sesión, marcada por la presión creciente tras las investigaciones que afectan a los exsecretarios de Organización del PSOE José Luis Ábalos y Santos Cerdán, ha evidenciado el malestar entre los aliados que han sostenido la legislatura.

El PNV: “La confianza está en la UCI”

La intervención más crítica ha venido de la portavoz del PNV, Maribel Vaquero, quien ha acusado a Sánchez de llegar tarde y de ofrecer explicaciones vagas. “La confianza en su Gobierno está en la UCI”, ha advertido, reclamando al presidente que “arregle la gotera antes de que derrumbe la casa”. Vaquero ha pedido una cuestión de confianza, la dimisión o elecciones si no se revierte la actual situación de deterioro institucional.

En redes sociales, la dirigente nacionalista fue contundente: “No tira la toalla, pero tampoco da explicaciones”, refiriéndose a la falta de detalles sobre la responsabilidad de Ábalos y el escueto respaldo ofrecido a Cerdán. Para el PNV, el presidente ha optado por “una estrategia de tinta de chipirón” para tapar los errores de su partido, en lugar de asumirlos y corregirlos con contundencia.

ERC y Junts exigen responsabilidad política

Por su parte, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, reclamó a Sánchez abandonar la estrategia del “y tú más” y centrarse en resolver el problema con medidas claras y ofensivas contra la corrupción. Rufián advirtió que si los casos siguen escalando, “la gente pedirá votar”, apuntando al riesgo real de un adelanto electoral.

“El problema no es solo penal o judicial, es moral”, dijo, apelando a que la izquierda no puede permitirse los mismos escándalos que la derecha. “Cuando la izquierda roba, nuestra gente llora. Cuando la derecha roba, su gente vota”, sentenció desde la tribuna.

También Junts y Podemos han mostrado su decepción ante la falta de autocrítica del presidente. Los primeros pidieron que se dé ejemplo “desde dentro”, mientras que los segundos alertaron sobre la erosión de la legitimidad progresista si no se actúa con firmeza.

Feijóo endurece su discurso y rompe con el PNV

Mientras tanto, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, aprovechó la crisis del Gobierno para escenificar la ruptura definitiva con el PNV, siete años después de la moción de censura contra Mariano Rajoy. Acusó a los nacionalistas vascos de estar “subyugados o subvencionados” por el PSOE y les reprochó su complicidad con el Ejecutivo socialista.

Feijóo lanzó un alegato contra Sánchez al afirmar que el debate no es ideológico sino “una purga moral” y que lo que está en juego es “la decencia frente a la corrupción”. Aunque intentó reabrir canales con algunos socios del Gobierno, el tono agresivo con el PNV y sus acusaciones hacia la izquierda auguran un camino difícil para sumar apoyos a una moción de censura.

La respuesta de Vaquero fue rotunda: el PNV no apoyará ninguna maniobra del PP mientras mantenga “un discurso contaminado por los bulos, los insultos y la retórica de la ultraderecha”. Recriminó a Feijóo haber cruzado una “línea roja” al atacar al entorno familiar de Sánchez y aseguró que su formación no se prestará a operaciones políticas que profundicen en la crispación institucional.

Escenario abierto y legislatura en vilo

La sesión ha dejado patente el aislamiento progresivo de Sánchez, que, pese a anunciar un paquete de medidas de regeneración democrática, no ha logrado calmar a sus socios ni a la oposición. El presidente, que confesó haber “contemplado dimitir”, insiste en no “tirar la toalla”, pero la legislatura podría entrar en una fase de parálisis o incluso colapso si no recompone su mayoría.

Por ahora, ninguna formación ha solicitado abiertamente elecciones anticipadas, pero el malestar generalizado y las advertencias de ruptura por parte de los socios de investidura dibujan un escenario frágil para el Gobierno. Mientras tanto, el PP explora nuevas vías de contacto con fuerzas como el PNV, aunque las heridas abiertas parecen profundas.

Con la corrupción como telón de fondo, la gobernabilidad de España queda de nuevo en entredicho y la continuidad de Pedro Sánchez al frente del Ejecutivo, en cuestión.