Conciencia histórica y memoria de los relatos

Naturaleza humana y trascendencia (1/4)

“Nada humano radica fuera del hombre y nada mental se halla fuera del cerebro. La naturaleza humana es bioquímica y electricidad, y la transcendencia es una manifestación de la naturaleza humana que otorga sentido al existir”

Con objeto de ceñirme y concretar el significado de los conceptos “Naturaleza humana y Trascendencia”, recurrí al Diccionario de la Real Academia , el cuál informa qué debemos entender por "naturaleza humana", el estado natural, fuerza o actividad contrapuestos a lo sobrenatural o milagroso, mientras que por "trascendencia", incluidas las experiencias místicas, aquellos fenómenos que traspasen los límites de la ciencia experimental. 

Siguiendo al pie de la letra estas definiciones nos inclinaríamos a pensar que lo que es naturaleza no puede ser trascendente y lo que pudiéramos entender como trascendente sería impropio de la naturaleza.

Esta dualidad mutuamente excluyente vamos a encontrarla, también, con ciertas concesiones, en la mayor parte de las teorías que a lo largo de la historia se han venido dando acerca de la condición humana, desde los antiguos griegos, especialmente Sócrates, Platón y Aristóteles, hasta el Cristianismo, el Marxismo, la teorías de Darwin, Freud, Skinner, Sandor Lorenz, etc. Todas estas doctrinas, desde diferentes perspectivas, ofrecen una interpretación del hombre, llegando, algunas de ellas, a constituirse en ideologías.

En cualquier caso, el predominio de unas sobre otras, parecen seguir, diacrónicamente, una evolución paralela a la que Compte describió para el conocimiento, válida también para el concepto de mente:

-primero, una etapa basada en la intuición apoyada en la magia, en la religión y el mito, ; otra segunda etapa sustentada en la physis, apoyada en la fisiología (sensaciones, experiencias, etc) y otra tercera, la del conocimiento positivo y mensurativo, que se traduciría en el de la mente conceptuada como una central o estación electrónica.

En el Siglo XVII, los místicos se afanaban en describir las múltiples y diversas estancias de la que estaba constituida el alma; años después, Gall y Mariano Cubí  predicaban la Frenología, dedicándose a dibujar en la cabeza diminutas parcelas donde creían haber descubierto la localización de las aptitudes, afectos y creencias; Brocca penetró hasta el encéfalo para determinar las aéreas del cortex que llevan su nombre. Y en la actualidad, los avances de la técnica exploran las relaciones mente/cerebro.

Para Izqierdo Rojo, la mente humana está en algunas zonas del cerebro, constituida por un conjunto de corrientes eléctricas que circulan por circuitos formados por neuronas interconectadas. Estas corrientes serían las ideas.

Hace tan solo unas décadas, la utilización de drogas psicodélicas como el LSD 25 y D.P.T,. alterando los niveles de conciencia, puso de manifiesto experiencias de matrices vivenciales de contenido religioso, expresadas, a veces, mediante simbolismos específicos de áreas culturales ajenas al sujeto.

Las técnicas modernas de neuroimagen, como la RM f, y la Tomografía por emisión de positrones (PET)  han reforzado los criterios de interrelación mente/cerebro permitiendo detectar la áreas del cerebro que están en actividad cuando ejercemos algunas de las funciones mentales.

Persinger, "neuroteólogo" de Ontario, afirma que la espiritualidad tiene una base neurológica ya que,  según sus "hallazgos", estimulando con actividad electromagnética ciertas regiones específicas del cerebro  se pueden inducir experiencias religiosas.

Damasio aboga por la existencia de estructuras del cortex cerebral que intervienen  en lo que podemos entender como el pensamiento de la "transcendencia" y de los "juicios morales".  

El entusiasmo que tales descubrimientos están generando ha hecho que, en ciertos medios, ya se hable, sin mayor reparo, de la "fotografía del pensamiento" o de "lectura de pensamiento".

Partiendo del hecho incontrovertible de que nada humano radica fuera del hombre y nada mental se halla fuera del cerebro, el paso inmediato sería plantearse si la naturaleza humana, siguiendo el modelo de mente propuesto, solo es bioquímica y electricidad y, en consecuencia, la trascendencia, como manifestación humana, un fenómeno que pertenece enteramente a ella. Pero lo que entendemos por realidad es difícilmente asequible en su totalidad.

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