Durante la Guerra Civil, la iglesia republicana vasca también fue víctima de la barbarie del bando nacional (.!.) Al igual que la izquierda masacró e incendió, monasterios, iglesias, conventos, capillas y edificios de culto; persiguiendo, torturando y asesinando sacerdotes, monjes, misioneros, monjas y religiosos seglares, completando 6.832 víctimas religiosas asesinadas, de las cuales 13 eran obispos, 4184 sacerdotes seculares, 2365 religiosos y 283 religiosas, más o menos sin cifras exactas.
En este caso los nacionales de Franco, acabaron con la vida de sacerdotes como Martín Lekuona, Gervasio Albizu, José Ariztimuño ‘Aitzol’, Alejandro Mendikute, José Adarraga, José Arin, José Iturri, Aniceto Eguren, José Markiegi, Leonardo Guridi, José Sagarna, José Peñagarikano, Celestino Onaindia, así como los padres Lupo, José Otano y Román Urtiaga.
De muchos de ellos, no se tiene conocimiento de dónde descansan sus restos. En el caso de José Sagarna Uriarte (Zeanuri, 1911 – Xemein, 1936), sí, y está es la historia...
El joven sacerdote José Sagarna Uriarte, fue fusilado sin juicio previo, enterrando su cuerpo en el austero campo santo de Larruskain, donde hoy día, comparte terreno con sus familiares - tal y como siempre soñaron- en su localidad natal de Zeanuri.
La familia cumplida su ilusión y lucha, consiguió oficiar una misa-funeral que dignificase la figura del joven sacerdote víctima de la barbarie de una guerra promovida desde 1.934 por la izquierda radical de anarquistas, socialistas, separatistas y comunistas, respondida por el bando nacional con el mismo odio, en 1.936 con un levantamiento militar que finalizó con el triunfo del bando nacional de Franco el primero de Abril de 1.939.

El origen de la desgracia, se enmarca en el periodo de tiempo comprendido entre julio de 1936 y junio de 1937, cuando más de 60 sacerdotes y religiosos fueron ejecutados en la Diócesis de Vitoria, en los territorios controlados por uno y otro bando. Una parte de ellos, concretamente 14 presbíteros 12 sacerdotes diocesanos de Vitoria, un misionero claretiano y un carmelita descalzo, fueron ejecutados por el bando nacional de Franco.
El único eclesiástico que logró escapar de las armas franquistas fue el obispo de Vitoria, Mateo Múgica, pese a condenar en su diócesis los abusos del bando sublevado contra clérigos y creyentes. Finalmente fue condenado al ostracismo hasta su muerte.
José Sagarna Uriarte, fue fusilado a los 24 años, en plena efervescencia de la vida. Tuvo diez hermanos, nacidos del matrimonio compuesto por Encarna Uriarte y Félix Sagarna, de la casa conocida como Sastrena. Algunos de aquellos hermanos se hicieron gudaris. «Fue una familia muy machacada por el bando ganador. El sacerdote dio su primera misa en 1935 y enviado a la parroquia de Larruskain, perteneciente entonces a Xemein. Sagarna daba doctrina a los niños y visitaba a ancianos y enfermos. El arrendador del barrio, Manuel Altzibararetxuluaga no estaba agusto con el joven cura. El rumor del pueblo era que este hombre tenía una relación extramatrimonial con la maestra del lugar. El joven en sus misas trataba el tema de la inconveniencia de este tipo de relaciones sin dar nombres.
Poco tiempo después, en 1936, lo pusieron a cargo de la parroquia de Berriatua. Al estallar la guerra, el párroco de Larruskain huyó y Sagarna decidió volver el 17 de octubre creyendo que no le ocurriría nada. Sin embargo, dos días después fue detenido, y lo llevaron al puesto de mando de los nacionales, al caserío, Mandiola Goikoa Altzibararetxuluaga le había denunciado como abertzale radical.
El 20 de octubre lo llevaron frente al caserío Amulategi, ya que pidió ser fusilado mirando a la iglesia de Larruskain. Antes del fusilamiento, relataban testigos, que perdonó a sus verdugos; sus palabras fueron "estad tranquilos vosotros no tenéis la culpa, pero apuntad bien". Una vez abatido fue envuelto en una manta y llevado al cementerio de Larruskain, para que fuese enterrado. Le fusilaron atado a un árbol y guardaron las cuerdas de sus manos.
Un vecino que fue testigo de todo, colocaba cada año una estaca de madera donde fue fusilado Sagarna. El árbol al que le ataron era un manzano, y dicen que se secó por un rayo cayendo al suelo. Sin embargo, pasado un tiempo el árbol, sin nadie saber cómo, inexplicablemente se puso por sí solo en pie. No había muerto del todo y la gente de la zona comenzó a hacer peregrinación, a pesar que los mandatarios nacionales de Franco impedían el peregrinar poniéndoles multas.
A día de hoy, y tras no numerosos trámites -porque Sagarna no aparecía como fallecido- los restos del cura fusilado comparten lugar con los familiares que nunca se olvidaron de él.
La historia, reconstruye uno más de los muchos sucesos sorprendentes, sangrientos y crueles de una guerra, qué, como todas, las promueve la soberbia, corrupción y maldad demoniaca de los políticos, como cabecera del mayor peligro social de cualquier país, por encima de terroristas, delincuentes, periodistas y jueces.., por ese orden.
No podemos olvidar, que España, es el país de occidente donde más presidentes de gobierno han sido asesinados por la izquierda:
Juan Prim, fue atacado por tres anarquistas en diciembre de 1.870 que le dispararon sin poder salvar su vida.
Antonio Cánovas del Castillo, asesinado por un corresponsal italiano anarquista el 8 de agosto de 1.897.
Antonio Maura, el 12 de abril de 1.904, volvió a padecer otro más de los varios intentos de asesinato, esta vez, por el conocido anarquista catalán Joaquín Miguel Artal, cuando en un acto público se encontraba junto al rey, del que salió bien parado gracias a su reacción y los pliegues de la ropa que impidieron que el cuchillo utilizado penetrase en su cuerpo.
José Canalejas Méndez, asesinado por Manuel Pardiñas, un famoso anarquista que el 12 de noviembre de 1.912 le asesinó disparándole 3 tiros con una pistola cuyas balas le entraron por la zona occipital detrás de la oreja, suicidándose acto seguido.
Eduardo Dato Iradier, fue también asesinado el 8 de marzo de 1.921 por 3 anarquistas que fueron condenados a cadena perpetua y que al proclamarse la República en 1.931 los socialistas justificando la falsa represión, les amnistiaron.
Luis Carrero Blanco, asesinado por la ETA de izquierda radical separatista, el 20 de noviembre de 1.973.
El Psoe, comunistas, anarquistas, separatistas y anti constitucionalistas, son los únicos del escenario político, cuyos actos de manifestación y protesta en las calles se han enmarcado siempre dentro de un comportamiento de agresión terrorista que la derecha jamás ha ejercido en los mismos actos.