“La cloaca que rebosa: el PSOE, Sánchez y la guerra sucia contra la UCO”
Hay líneas que, cuando se cruzan, ya no hay vuelta atrás. El escándalo de los “fontaneros del PSOE” no es solo un episodio más de chapuza política; es una operación a cara descubierta para ensuciar, presionar y desmantelar a quienes osaron investigar demasiado cerca del poder.
Porque lo que hemos escuchado no es una teoría conspiranoica, ni un audio dudoso grabado en un bar. Es una grabación de casi una hora en la que una militante socialista, Leire Díez Castro, entra a negociar sin rubor alguno cómo desacreditar a Antonio Balas, jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), esa misma unidad que ha destapado algunas de las mayores tramas de corrupción en España. A cambio, ofrece “puentes” con fiscales y favores judiciales. ¿Qué clase de partido permite que alguien así se mueva en su órbita?
El PSOE de Pedro Sánchez, lejos de dar la cara o asumir responsabilidades, ha salido con la estrategia más manida y cobarde del manual: “no la conocemos, no representa al partido”. Pero Leire Díez no era una desconocida. Militante, bien conectada, exdirectiva de empresas públicas, habitual en círculos de poder. Y si actuaba sola, ¿por qué tenía tanto acceso? ¿Por qué hablaba de “Ferraz” como su trinchera? ¿Por qué nadie la frenó?
Y mientras tanto, el presidente Sánchez —el mismo que pide regeneración democrática y presume de “moral pública”— guarda silencio. Silencio mientras su entorno maniobra en la sombra para destruir a la Guardia Civil, mientras el partido minimiza lo que es, en esencia, una operación política clandestina. Y ojo: la UCO no es un órgano cualquiera. Es uno de los pilares de la legalidad en España. Atacarla es atacar la democracia.
Este no es un caso más. Es una prueba de hasta dónde se está dispuesto a llegar por conservar el poder. Sánchez ya no es un político rodeado de sombras: empieza a parecer el hombre que las dirige. Y si no rompe con esta trama de forma clara y brutal, entonces es que no hay ruptura… solo complicidad.
“Una conversación que apesta: lo que se escucha en el audio de los fontaneros del PSOE”
El audio filtrado por El Confidencial no deja lugar a interpretaciones benevolentes. Son 53 minutos y 10 segundos de reunión grabada en febrero de 2025, en el despacho del abogado Jacobo Teijelo, y lo que allí se dice suena a operación de cloaca de libro.
Los personajes
Leire Díez Castro: periodista, militante socialista, bien conectada con Ferraz y con cierto aire de “emisaria del poder”. La que toma la iniciativa.
Alejandro Hamlyn: empresario del sector energético, acusado de fraude en el mundo de los hidrocarburos.
Javier Pérez Dolset: otro empresario conocido, salpicado por varios casos judiciales.
Jacobo Teijelo: abogado, anfitrión del encuentro, con experiencia en causas mediáticas.
Lo que se escucha, sin adornos
Desde los primeros minutos, Leire Díez entra con una misión clara: conseguir información sucia sobre Antonio Balas, jefe de la UCO, el mismo cuerpo que investiga —casualmente— casos que afectan al entorno de Pedro Sánchez.
Le pide a Hamlyn que tire de sus contactos para encontrar cualquier “mierda” sobre Balas. Literalmente. Usa términos como “tú sabes cómo funcionan estas cosas” o “yo sé moverme por los pasillos”. Promete a cambio facilitar una reunión con la Fiscalía para mejorar la situación judicial de Hamlyn.
> “Si tú me das esto, yo muevo lo otro. Es un toma y daca.”
—Leire Díez, sin ningún pudor.
Hay momentos donde se habla de “personas que están al límite” dentro del aparato judicial, de “presiones que pueden funcionar”, e incluso menciona haber trabajado antes en “operaciones de este tipo”. ¿Estamos hablando de una periodista freelance? ¿O de una pieza más de una maquinaria paralela?
Tonos y actitudes
Díez se muestra confiada, arrogante incluso. Habla como si tuviera respaldo. No pide favores: negocia. Y esa es la parte más inquietante. No está improvisando ni probando suerte. Actúa como si tuviera vía libre.
Dolset y Hamlyn no parecen sorprendidos, y eso dice mucho también. Teijelo interviene poco, pero está presente. Nadie la frena. Nadie dice “esto no puede hacerse”. Todo se desarrolla con una normalidad que hiela la sangre.
¿Qué querían exactamente?
Pruebas o rumores para desacreditar a Balas y con ello tumbar o invalidar investigaciones de la UCO.
Presionar indirectamente a otros actores del sistema judicial.
Beneficiar a empresarios investigados a cambio de esa “colaboración”.
Es decir: chantaje institucional encubierto. Y todo grabado.
¿Y el PSOE?
Se han limitado a decir que no sabían nada, que Díez actuaba sola. Pero ella misma, en el audio, menciona que está ahí “por algo”, que esto “no es cosa mía” y que sus movimientos están “coordinados con otra gente”. Suena muy poco a lobo solitario y mucho a peón con traje.
“El empresario lo dice claro: esto huele a cloaca y el PSOE está en el centro”
En el vídeo, de apenas 34 segundos, el empresario Javier Pérez Dolset habla sin filtro. No lo hace desde el anonimato ni con la voz distorsionada. Da la cara. Y lo que dice es una bomba: lleva años investigando junto a Leire Díez las cloacas del Estado y, según sus propias palabras, se han encontrado con una red de corrupción, manipulación y abusos de poder en las entrañas del sistema político… con epicentro en el entorno del PSOE.
No es un discurso enrabietado ni una simple rajada. Es un aviso. Un tipo con información, con contactos, con experiencia en grandes causas judiciales, señalando —sin rodeos— que hay una estructura paralela que intenta mover hilos por encima de la ley. Y lo más grave: que esa estructura estaría actuando en nombre del poder.
> “Leire lleva investigando conmigo desde hace seis años las cloacas del Estado”, dice Pérez Dolset.
“Y lo que estamos viendo es tan grave que ni los medios lo quieren sacar todo”.
Esto no es un testimonio aislado ni una invención de última hora. Este empresario aparece también en el audio de 53 minutos, sentado junto a Leire Díez y Alejandro Hamlyn, cuando se discute cómo tumbar a la UCO. Es decir, no es un actor secundario, es parte de la operación.
¿Y qué hace el PSOE? Silencio. ¿Y qué dice Pedro Sánchez? Nada. Como si todo esto fuera una película de ficción, cuando lo que hay aquí es una mezcla explosiva de maquinación política, presión judicial y uso partidista de las instituciones. Lo de siempre, pero esta vez grabado. Y con nombres.
“Los titulares no mienten: Sánchez, el PSOE y el fuego cruzado contra el Estado”
Los medios han empezado a destapar lo que desde Ferraz intentan tapar con comunicados vagos y silencio administrativo. Basta leer los titulares de estos días para entender que no estamos ante un caso menor, sino ante un patrón. Uno que apunta alto, demasiado alto, y que huele a cloaca institucionalizada. Vamos por partes:
“La operación clandestina para liquidar a la UCO” (El Confidencial)
Este titular ya lo dice todo. No es una crisis interna, es una operación, una estrategia deliberada para desacreditar y desactivar a la Unidad Central Operativa, el mismo cuerpo que ha investigado casos clave de corrupción. Si esto no es una guerra sucia contra el Estado, que baje alguien y lo explique.
“Leire Díez ofreció presionar a fiscales a cambio de información sobre el jefe de la UCO” (El Mundo)
Negociar con fiscales como si fueran cromos. Esa es la idea que transmite el audio. Y mientras tanto, desde el PSOE, todo son excusas: que si no representa al partido, que si actuó por su cuenta, que si le abrimos expediente… Pero la pregunta es: ¿cómo es posible que alguien sin respaldo tenga tanto acceso, tanta seguridad y tanta impunidad?
“El Gobierno conocía los movimientos de Leire Díez” (El Independiente)
Este titular sí pone el dedo en la llaga. Porque si sabían lo que hacía, ¿por qué no la frenaron? ¿Por qué no se lo contaron a nadie? ¿Por qué ahora miran para otro lado?
“El PSOE se resiste a cortar con Leire Díez y evita usar la palabra expulsión” (El Confidencial)
Curioso. Cuando algún concejal mete la pata en un pueblo pequeño, el PSOE lo echa en 24 horas. Pero a Leire, que intenta dinamitar a la UCO desde dentro, le abren un expediente informativo. Como si hubiera llegado tarde al trabajo, no como si estuviera saboteando instituciones del Estado.
“Begoña Gómez se reunió con directivos de Indra, según fuentes próximas al caso” (Varios medios)
Y aquí el nombre que a Moncloa más incomoda. La esposa del presidente. Reuniones poco claras, adjudicaciones polémicas, contactos con empresas beneficiadas. Todo esto mientras la UCO investiga posibles irregularidades. ¿Casualidad o parte de la razón por la que Sánchez necesita desactivar a la UCO como sea?
“El PSOE quería destruir al fiscal del 3%” (OK Diario)
Otro caso, otra víctima. El fiscal que investigó la corrupción de Convergència también fue objetivo de presiones. No es un caso aislado, es un patrón: se hostiga a quien investiga, se protege a quien obedece. Y en medio, Pedro Sánchez, que ni confirma ni desmiente. Solo se esconde.
Los titulares no son opinables. Son hechos. Reflejan un ecosistema de manipulación, silencio y blindaje. Mientras la ciudadanía vive en la incertidumbre, el poder político parece más ocupado en tapar sus vergüenzas que en rendir cuentas. Y eso, en democracia, es inaceptable.
“Tomás Gómez rompe el silencio: Sánchez es capaz de todo, y lo vio con sus propios ojos”
Cuando un ex secretario general del PSOE en Madrid decide hablar, lo mínimo que uno espera es una bomba. Y eso fue exactamente lo que soltó Tomás Gómez en una entrevista reciente en Espejo Público.
No especuló. No dijo “me han contado”. Lo vio. Lo vivió. Lo denuncia. Y lo hace con nombres, con contexto y con una frase demoledora:
> “Pedro Sánchez está dispuesto a todo, sin normas ni líneas morales, con tal de lograr lo único que le importa: el poder.”
Sí, le acusa de manipular directamente una votación interna en el Comité Federal del PSOE. Según Gómez, en mitad del proceso, Sánchez ordenó mover una urna detrás de un biombo para alterar los resultados. Así, tal cual. Como quien cambia una lámpara de sitio.
¿La respuesta del partido? Silencio. Otra vez.
Pero Tomás no se quedó ahí. Fue más allá, cargando contra la doble vara de medir del PSOE actual: por un lado, expulsiones exprés contra cargos que se salen del guion, y por otro, tolerancia, encubrimiento y complicidad con personajes como Leire Díez, incluso cuando están hasta las cejas en operaciones sucias.
Y es que Tomás Gómez no es un outsider. Fue una de las caras fuertes del PSOE madrileño. Si él dice que Sánchez juega sucio, no lo hace por venganza: lo hace porque sabe cómo se maneja el aparato desde dentro.
Lo que dice, en resumen, es que Pedro Sánchez ha convertido el partido en una herramienta personal de poder, donde se manipula, se presiona y se purga a quien no obedece. ¿Democracia interna? En sus palabras, “una fachada”.
Conclusión “Cuando las cloacas salen a la luz y a nadie parece importarle”
Lo que está pasando no es una anécdota. No es una travesura política ni un escándalo más para el archivo. Es una señal inequívoca de que algo está roto en las entrañas del poder. Y lo peor de todo: lo estamos normalizando.
Tenemos grabaciones. Nombres. Reuniones. Testimonios. Empresarios, militantes y abogados hablando como si manejar fiscales, chantajear a cuerpos de élite y destruir carreras judiciales fuera parte del juego. Y todo esto orbitando alrededor del partido que gobierna España.
Y sin embargo… silencio desde el Gobierno. Silencio desde el PSOE. Silencio desde Moncloa, como si el Presidente de este país no tuviera nada que ver con la estructura que opera bajo su sombra. Y peor aún: silencio social. Un país entero mirando para otro lado, como si nos hubieran convencido de que ya da igual lo que hagan “los de arriba”.
Pero no da igual, porque cuando una fuerza política no expulsa inmediatamente a quien atenta contra las instituciones, es que protege. Cuando un presidente no condena lo que es condenable, es que tolera. Y cuando un pueblo traga con todo eso sin armar ruido, es que está despierto pero resignado. Y esa combinación, amigo, es el principio del fin de cualquier democracia real.
Nos hemos acostumbrado a las cloacas. A los audios turbios. A los titulares que queman un día y se olvidan al siguiente. Y así vamos tragando mierda institucional sin darnos cuenta de que cada trago debilita lo público, lo justo, lo legal.
Pedro Sánchez ha demostrado que no lidera un partido, sino un aparato. Un engranaje hecho para el poder, no para servir. Y el PSOE, que fue durante décadas un pilar democrático, hoy calla, protege y maniobra. Ya no limpia. Ya no corta por lo sano. Se ha convertido en cómplice por omisión.
Y mientras tanto, nosotros. Los ciudadanos. Los que deberíamos exigir dimisiones, explicaciones, reparaciones. Aquí seguimos, consumiendo la indignación en dosis de 30 segundos, sin pasar a la acción.
Esto es grave. Muy grave. Porque no estamos ante una manzana podrida. Estamos ante un sistema que se está pudriendo por dentro, y que ya no se molesta en esconderlo. La única forma de frenarlo es mirar de frente, señalar con firmeza y, sobre todo, dejar de callar.