Con todo respeto

Ekomo, de María Nsué Angüe, la primera novela en español de una escritora africana

Viví en Guinea Ecuatorial durante casi cinco años, desde 2004 a 2008 y allí empecé a interesarme por esa literatura de la que no había oído nada hasta unos pocos meses antes de que me destinaran allí.

Cuando llegué a Guinea me recomendaron leer en primer lugar dos libros: Las memorias de tu memoria negra, de Donato Ndongo Bidyogo[1]; (1987) y Ekomo, de María Nsue Angüe (1985). Cuando leí esos libros quedé impresionada porque no tenía idea de que en África se escribiera tan buena literatura en español.

Y después de haber leído más de ochenta o noventa libros de autores africanos, sigo pensando que esas dos novelas son de una enorme importancia y calidad literaria. También ha aparecido algún otro libro que está a su altura, pero en narrativa, a mi parecer, siguen siendo las mejores obras africanas escritas en español.  

Como ocurre con otras obras africanas, Ekomo es una novela exoglósica en su  envoltorio y netamente endoglósica y bantú en su contenido. El libro trata de la vida en la selva subsahariana y de un viaje de sanación por el interior de la cultura  fang. Y todo ello está expresado en un correcto y poético castellano, la lengua del colonizador. Por ello podemos concluir que Ekomo es una magnífica novela hispano bantú.

Fue publicada en 1985[2], después del nacimiento de Guinea como Estado independiente, que se onstituyó como República de Guinea Ecuatorial en el año 1968. Con anterioridad se habían publicado dos novelas escritas por africanos en español: Cuando los combes luchaban, de Leoncio Evita, 1953 y Una lanza por el Boabí, de Daniel Jones Mathama, 1962, pero ambas obras fueron publicadas todavía en época colonial.

Ello significa que Ekomo, de María Nsué fue la primera novela escrita en español (o en cualquier otra lengua autóctona de Guinea Ecuatorial) en el recién creado estado de Guinea Ecuatorial. Igualmente fue, de forma absoluta, la primera novela de una africana escrita en español. Su autora, María Nsué fue una mujer rompedora, rebelde sin límites, que desafió en vida cualquier forma de dominación o restricción de su libertad. En realidad ella fue la mujer africana más libre que yo conocí.[3]

Ekomo se caracteriza por una narración realista (y poética a la vez) con elementos mágicos.  Encontramos en ella frecuentes repeticiones poéticas a modo de jaculatorias, imágenes sugerentes, adjetivos ilimitados, metáforas, personificaciones, écfrasis (descripción detallada de la selva) en  una estructura envolvente y con presencia frecuente de la magia.

En la novela se encuentran acontecimientos extraordinarios, aparecen zombis, yerbas mágicas, el vudú, el tótem, los hechos inexplicables, los aullidos de los perros como presagios de fuerzas extrañas, las ánimas en pugna.  las apariciones, los hechizos, los fantasmas, los hombres de hierbas, los brujos, los curanderos y la historia que empieza a cuajarse en una noche tormentosa de embrujo.

Ekomo es un ejemplo de sincretismo entre la tradición oral de los pueblos africanos y la cristiana asumida con los brazos abiertos por los colonizados.

En cuanto a rasgos sintácticos, hay gran presencia de la adjetivación y ausencia de verbos reflexivos; y, como dice Vicente Granados, el prologuista de la primera edición,   en el régimen preposicional, sustitución sistemática de a por en. En el original confusión de r y rr. El manuscrito que nos ha llegado a nosotros viene con las correcciones realizadas, (cosa que en ocasiones lamentamos). 

Esa novela contiene recursos que ya se encontraban en la primera novela moderna, en el Quijote y se encuentran inserciones como la historia de los adúlteros (Capítulo I);  la historia del dedo gigante (capítulo V); la historia del venado-ánima (capítulo VI);  la historia de Oyono el canoso en torno a la poligamia y las relaciones entre los ritos tradicionales y la religión de los blancos (capítulo VII) o la historia de la estirpe de Africara y la historia del tótem comehuevos, de evú o el mal (capítulo VII). También encontramos recursos frecuentes del cine y de la novela moderna como continuos flash back o analepsis y prolepsis o anticipaciones, avances y retrocesos en el tiempo para hacer una inmersión en la intimidad de las vivencias.

La novela es compleja, aunque de sencilla lectura, y de intensidad trágica (varios críticos la han comparado con Antígona), utiliza una prosa poética de carácter simbólico y fuerte dramatismo. Es anticolonial, anti poscolonial y se enfrenta s sus contemporáneos tanto por no proteger el pasado identitario como por defender tradiciones ancestrales que envilecen y sitúan a la mujer en un plano de evidente desigualdad.

Ekomo narra un doble viaje, el exterior (compuesto por tres viajes) y el viaje interior. La selva es un personaje  más en el viaje iniciático de  Nnanga,  la protagonista, que lucha con un feminismo sin alharacas contra la tradición aberrante que ahoga cualquier atisbo de independencia de la mujer, siempre tratada como ser secundario.

Ekomo tiene elementos comunes con la tragedia griega, la Odisea, el viaje cervantino y la poesía lorquiana y recomiendo vivamente su lectura.

Es hora ya de que la literatura guineana, la única en español en todo el continente africano, entre a formar parte por pleno derecho en el currículo español de la materia de Literatura. Al igual que se estudian a los grandes escritores latinoamericanos cono parte de las literaturas hispánicas, Guinea Ecuatorial debería ya tener algún capítulo en los manuales de la Educación Secundaria española.

La materia debería incluir literaturas hispano afroamericanas en español. Y atores como Donato Ndongo Bidyogo, Justo Bolekia Boleká, Francisco Zamora Loboch o María Nsué Angüe, solo por citar algunos de los grandes escritores africanos, deben ser estudiados, no sólo en las facultades especializadas en literatura africana.  


[1] Con posterioridad ha publicado tres novelas más, todas ellas de lectura muy recomendable. La última: ¿Qué mató al joven Abdoulaye Cissé?

[2] Hay edición posterior, de 2007, publicada por la editorial Sial Pigmalión, que tuve el honor de prologar.

[3] María Nsué murió en 2017. Habíamos mantenido una gran amistad durante más de diez años y nos reunimos en Madrid para charlar durante una tarde de sus nuevos proyectos en los que me implicaba. Cuatro meses después fallecía en Malabo.