LA MIRADA DE ULISAS tan femenina en su visión del mundo se permite sentir y expresar como lo hacen las mujeres cuando son madres y entienden el llanto del recién nacido. Acuden a sus necesidades casi por intuición y saben cómo calmarlo con el cuidado necesario y oportuno. Captan su lenguaje de manera cierta, gracias a ese sexto sentido que se le atribuye a lo femenino, aunque no hay que desconocer que muchos hombres también lo tienen desarrollado. Es su parte gin que sale a flote. Responde a algo inexplicable u oculto que conecta con un mundo sutil donde lo obvio desaparece y un no sé qué se instala en la atmósfera de lo no manifestado abiertamente. Cobra resonancia y reflexión.
Ayer en mi columna les hablé del panorama del Mar Mediterráneo que se envilece con los aviones de guerra atravesando un firmamento que se quiere azul sin colores metálicos o aterradores sonidos que lo cruzan, pero no me detuve en las alarmas cuando suenan y obligan a las personas a correr al refugio antimisil. Representa un cuarto blindado que se halla en todos los apartamentos más modernos y en los más antiguos es una habitación comunal que se sitúa en algún lugar de la edificación. En el centro del país donde habita mi mirada son más escasos esos llamados, aunque no dejan de hacerse presentes, pero en el sur y en el norte de Israel se tornan invivibles, ya que es a cada momento que se dispara el sonido de la muerte. Justamente un silbido sostenido y aterrador que anuncia el peligro y exige el resguardo de cada individuo, sin importar su raza, su nacionalidad o su fe. Todo ciudadano que viva en Tierra Santa tiene el derecho y el deber de protegerse. Se hace acreedor de su legítima defensa y de preservar a los suyos. Existen numerosos casos donde deben dormir en esos cuartos varias personas por la intensidad y la frecuencia de las alarmas. ¡Si es que a eso se le puede llamar dormir! La repetición y violencia del sonido penetra los oídos de tal modo que el sueño se espanta y el pecho palpita al millón de revoluciones. Es de horror todo lo que produce una guerra.
Y… por supuesto, mi mirada no quiere desconocer lo que sucede del otro lado de las fronteras cuando el ejército israelí manda a evacuar las zonas que serán bombardeadas posteriormente. Mi sensibilidad como la mirada que soy, no sólo se refiere al bando que detiene el sentido de la defensa sino a aquel que ha sido víctima de gobernantes sin sensibilidad por su pueblo, dejado a la deriva y sin consideraciones de ningún tipo para su gente. Hay que darle el crédito a la armada israelí que procede de forma más humana al pedir la evacuación. No creo que sea lo que se dé en muchas guerras, que el supuesto enemigo defienda a la población civil de su contendor alertando y avisando por todos los medios que abandonen el puesto de combate. En vista de la diferencia en el manejo de la guerra, Israel se siente obligada a realizar lo que los gobernantes fundamentalistas y rivales no hacen. Por carencia, se ve en el compromiso, debido a sus propias ideas, de brindar apoyo a una población totalmente desamparada y dejada de escudo humano como carne de cañón. Hay que resaltar esta realidad para denunciar la barbarie a la que exponen a la población palestina que sucumbe al desamparo total de sus jefes, bien recluidos en túneles que los salvaguardan. Si así se comportan con sus pares, ¡cómo será lo que le han hecho y le siguen haciendo a los secuestrados!, de los cuales poco o nada habla el mundo. Exige un cese de fuego sin reclamar con vehemencia la liberación de esos inocentes tomados como rehenes.
Y justamente mi mirada quiere detenerse en un hecho que la impresionó profundamente y no es el único caso, ya liberada esta joven, cuyo nombre omito voluntariamente, a pesar de los tratamientos postraumáticos recibidos para ayudarla a sobrevivir con su nueva realidad, se suicidó. No quiero ni pensar por mi sesgo femenino lo que implican las violaciones o ver escenas de niños decapitados y personas tomadas como teas humanas etc... Mi mirada que tiene corazón lo ve aumentado de tamaño y bien pesado. ¿Cómo seguir la vida? cuando imágenes tan fuertes y desoladoras golpean nuestra mente y mortifican sin cesar. La existencia se debe tornar insufrible y la respuesta a tal padecimiento es querer suspender el aliento para siempre. Mi mirada quiere situarse en la psiquis de estas mujeres de las cuales poco se menciona, a pesar de las múltiples asociaciones feministas que defienden los intereses y derechos de la mujer. Y me pregunto ¿si una violada judía no califica para la denuncia impetuosa? que hacen de otras identidades.
Mi mirada que también se quiere universal analiza que otras guerras no son tomadas en cuenta como la librada por Israel exclusivamente por su supervivencia. Ucrania y Rusia ya no interesan tanto, ni las guerras que se desconocen libradas en tantos países africanos donde el terror manda. ¿Cuánto más puede aguantar el mundo? de ver que las armas hallaron nuevamente su voz. Y lo que creíamos hacer parte de los videojuegos se ha vuelto nuestro cotidiano. Escenas que se hacen realidad y ofenden la sensibilidad de cualquier ser humano que se conceptúe como tal. Abogamos por un planeta en paz donde el respeto a la Naturaleza tenga presencia y los valores humanos recuperen su influencia. Concebir un mundo subyugado a la violencia me pone los pelos de punta de mi mirada. Las pestañas se me erizan y las pupilas se oponen a admitir una realidad que la ofende profundamente y la deja en desconsuelo. Y a ustedes, queridos lectores, ¿qué les produce esta verdad? que tantas veces se quiere ocultar o negar. Tiempos de hacerle frente a la realidad que se avecina si los ojos de la Humanidad no la miran con la seriedad que amerita y hacen algo para frenar esta guerra de civilizaciones, que no desean designar por su nombre a cuenta de ofender un electorado que se quiere numeroso. ¿Dónde han quedado las conciencias? Se compran y se venden como una mercancía más que se comercializa sin otorgarle el valor, que toda conciencia debe cosechar como fruto de un análisis sin prejuicios ni prebendas. Debe permanecer limpia de todo sesgo que le nuble la vista o el alma. La conciencia universal reclama sus derechos y su sana transmisión. El eco del corazón que debe resonar como Dios manda.