Cuántas veces me han preguntado por la casa de mi infancia y por qué estudié Arquitectura. Supongo que todo está relacionado. Aquella casa, que hizo mi abuelo, en la que vivíamos toda una gran familia: hijos, nietos…y en la que fui tan feliz.
Allí estaban los despachos de trabajo de algunos miembros de la familia, relacionados con el mundo de la construcción, y entre patios, cuartos, escaleras y pisos creamos escenarios de mil aventuras. Recuerdo los juegos, el Monopoly, el Scalextric, los experimentos y cómo no, las proyecciones del Cinexin, el proyector más conocido en los años 80 en las familias españolas.
Y así es como he asociado esos momentos de felicidad, niñez y creatividad a la que fue la casa de la familia Lumière, a las afueras de Lyon. En un lugar poco visitado por los turistas, se encuentra la casa que hizo el padre de los hermanos creadores del cine. La villa, maravillosa, se construyó cuando el padre se convirtió en gran empresario; de tres plantas y un jardín a su alrededor que es una joyita. Historia familiar y cinematográfica. Fotos y recuerdos.
Un precioso edificio Art Nouveau convertido en museo, donde se aprecia la forma de vida de esta familia, sus inventos, no sólo hablamos de cine, también del resto de sus obras. Los hermanos Louis y Auguste, influidos por el padre, amaron la fotografía y así aprendieron el uso de diferentes técnicas fotográficas. La empresa familiar fue creciendo y creciendo gracias a sus inventos y llegó un día que patentaron un aparato que era cámara y proyector, el cinematógrafo.
Y justo al lado, lo que era la fábrica de fotografía Lumière, el hangar, lugar de trabajo perteneciente a la familia y dónde grabaron en 1895 esa primera película de 46 segundos, "La salida de los obreros de la fábrica Lumière”, todo un hito en el desarrollo del cine, donde los empleados fueron los primeros actores de la historia.
De la citada fábrica, derruida en los 70, ahora queda parte del hangar, justo la zona de salida de los trabajadores y la nostalgia del recuerdo, convertido en un centro de edición y proyección.
Y es allí donde cada año grandes cineastas como Yimou, Giuseppe Tornatore, Arthur Penn, Costa-Gavras, Wim Wenders, o David Lynch rinden tributo a la familia Lumière, en un encuentro donde los mismos salen por la puerta por donde salían los obreros de la fábrica, a tropel.
Este elemento arquitectónico básico sirve de fondo para que grandes directores de cine graben bajo el mismo plano fijo y emplazamiento una versión de esta primera película. Hablamos de Tarantino, Sorrentino o Pedro Almodóvar.
Arquitectura, cine y familia, recuerdos reales y mágicos de una vida.
«El secreto de las películas es que son una ilusión». George Lucas.