En corto y por derecho

La buena vida a los 70

La experiencia de los años, la acumulación de sólidas lecturas y cobrar una pensión nos llevan al mejor momento de la vida,  una plácida madurez alegrada por el revoloteo de los nietos. En esta situación tememos mucho más a la enfermedad que el viaje a la laguna Estigia, pero incluso teniendo salud son inevitables algunas molestias que son fisiológicas en la madurez: dificultad para dormir, pérdida de audición o menoscabo de la virilidad. No tienen solución, por más que haya un ejército de nutricionistas y psicólogos dando consejos fraudulentos.

Los mejores estudios científicos asocian la buena calidad y cantidad de vida a la situación económica. No es que a mayor fortuna haya más salud, sino que existe un umbral por debajo del cual esta se resiente. Los psicólogos no se atreven a decirlo y prefieren recomendar cosas obvias o inútiles. La segunda característica que se asocia  con mayor fortaleza a la buena vida es vivir en pareja, pero eso ya lo sabe casi todo el mundo, particularmente los viudos. No vamos tampoco a insistir en hacer deporte o comer sano, pues no está al alcance  de cualquiera. ¿Algo se podrá hacer?

Los consejos que yo pudiera dar son tan originales como incorrectos políticamente y los resumo en la frase ‘alcanzar la eutimia’. Esta se alcanza de muchas formas, cada uno según sus capacidades, conocimientos y, sobre todo, dependiendo de las cartas que te haya repartido el destino. Lo que sí hay que dejar claro es que no hay absolutos, algunas personas pueden alcanzar al eutimia con cosas como tomar benzodiacepinas para dormir, beber buenos vinos, montar en moto o apoyarse en el taladafilo. Cada uno de nosotros somos un mundo, sobran las generalizaciones.