La mirada de Ulisas

Abrir las pupilas para convertirnos en mejores pupilos de la realidad

LA MIRADA DE ULISAS no pretende escribir sobre un tema específico. Al contrario, anhela disertar sobre lo divino y lo humano con propiedad, luego de basarse en investigaciones serias y bajo la certeza de decir verdades. En este caso y debido a las circunstancias que padece Israel, es bueno aclarar que la Nakba, palabra que traduce Tragedia, con T mayúscula como lo denominan los árabes, no representa la “desventura” o el “infortunio” que creen soportar por injusta causa los llamados palestinos. Una situación que se debe aclarar para disipar confusiones y malas interpretaciones de una falacia bien difundida con unos criterios bajo un sesgo definido y mantenido como una realidad, aunque diste mucho de serlo. El mundo árabe, aunque afortunadamente determinados países se salvan de esta idea, considera que su gran drama es la creación del Estado de Israel. Atribuyen que las guerras los han conducido a las miserias que sufren, cuando en realidad la aceptación de un estado vecino como es Israel, además de diminuto y pujante, hubiera podido traerles el progreso y la sana convivencia con una nación que desea cohabitar en paz con sus vecinos. Prueba de ello, los intentos de establecer acuerdos para lograr una coexistencia sin violencia, pero desafortunadamente no se logra, porque lejos de desear promover convenios, se quiere avivar el conflicto para exterminar a Israel, esa tierra prometida que vuelve a manos de sus habitantes. Personas emprendedoras que hacen del desierto un oasis y del riego gota a gota una promesa para el mundo. Entregan una tecnología que da su fruto. Florece para dar alimentación a países carentes de lluvias y abundantes en sequías. Y tantos otros inventos que han contribuido a un bienestar universal tanto a nivel médico como tecnológico. 

Cada declaración de guerra implica muertes y heridos que Israel no se puede permitir por su mermada población, y no es la idea de sumar héroes sino seres vivientes que creen desarrollo y beneficios para la humanidad, como lo prueban los adelantos que desde la Tierra Santa exportan y salen a relucir al proponer la superación internacional para alcanzar mejor calidad de vida. Entregan sin el menor egoísmo sus investigaciones para el beneficio de otras sociedades. Multiplican la cantidad de premios Nobel para puntear que no les interesa guerrear sino inventar para entregar luz a sus semejantes, como tanto lo promueven los Libros Sagrados. Esa Biblia, base de importantes religiones, que dicta el buen comportamiento con el semejante, aunque advierte que en defensa propia se autoriza la muerte del pretendido asesino. La vida se canta en cada acción. El judío ama la vida y lo demuestra en todos los festejos que le añaden sabiduría a su existencia. Y no vino a invadir territorios como lo quieren vender, siendo incierto. Hay que regresar a la historia, que conoce la realidad de esta tierra que se hallaba bajo el mandato turco donde vivían judíos y árabes, sin ser lo que hoy se denomina el pueblo palestino. Ellos, contrariamente a los judíos, jamás registraron historia en este territorio. La mayoría de los palestinos son egipcios y jordanos. Los habitantes de Gaza son egipcios de origen y los de Judea Sumaria, jordanos. No existía Palestina como tal, aunque toda la región sin el sentido político que engendra en nuestros días era Palestina, y los judíos hablaban de llegar a Palestina refiriéndose a Israel, ese Israel bíblico que tanto los ha perseguido en la Historia y en el alma. La Palestina actual es una creación nueva, igual que el Estado de Israel desde 1948. Ninguno de los dos pueblos era dueño de este territorio hasta su repartición. 

Pero, muy triste realidad, hay que resaltar que para los musulmanes el judío es un cerdo o un ser despreciable que no merece la vida. Según sus leyes basadas en el Corán hay que aniquilarlo, aunque sea con puñal o lo que esté al alcance del verdugo, un personaje que sabe que su crimen lo conducirá a un heroísmo que el mundo occidental condena. En cambio, para el judío el musulmán no es su enemigo, mientras no proceda a matarlo. Prueba de ello, el millón y medio de árabes que cohabitan con los judíos en la Tierra Prometida y donde hallan mejores condiciones de vida y una prosperidad que Israel sabe dar.  Ahí radica el choque de civilizaciones y de la realidad. Israel, como la única democracia de la región, exalta la vida, los derechos humanos, los derechos de la mujer, el derecho a la diferencia mientras los países vecinos con gobiernos autoritarios condenan esos derechos y se hacen a regímenes tiránicos, que anulan toda posibilidad de feliz coexistencia con la otredad, que no sea dominada por ellos. Abrir los ojos sobre esta verdad es lo que desea la mirada de Ulisas, siempre atenta a ahondar en los hechos y relacionarlos con la veracidad que merecen nuestros queridos lectores. La ceguera no es de nuestros tiempos y ponerse lentes que nos distorsionen los acontecimientos es una lástima porque nos desfigura los eventos y las consecuencias de los sucesos. Época de abrir bien las pupilas para convertirnos en mejores pupilos de la realidad.