El último balance del Ministerio del Interior sobre la criminalidad en la Comunidad de Madrid, correspondiente a los primeros nueve meses de 2024, revela una disminución general del 1,1% en los delitos registrados, con un total de 299.157 casos frente a los 302.600 del mismo periodo del año anterior. Sin embargo, algunas categorías de delitos, como los sexuales y los vinculados al tráfico de drogas, han mostrado un incremento.
Principales cifras
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Delitos graves y menos graves:
- Homicidios: 18 casos, frente a los 25 de 2023.
- Tentativas de asesinato: 126, frente a 135 en 2023.
- Lesiones y riñas tumultuarias: 2.667, un aumento respecto a los 2.496 del año pasado.
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Delitos contra la libertad sexual:
- Aumento del 7,8%, con 2.667 casos.
- De estos, 511 corresponden a violaciones, un incremento del 5,8%.
Según el Ministerio, este aumento puede atribuirse a una mayor disposición de las víctimas a denunciar, derivada de políticas de concienciación y una menor tolerancia hacia estos delitos.
Delitos contra el patrimonio
- Robos con violencia e intimidación: -3,6%, con 8.654 casos.
- Robos con fuerza en domicilios: -2,7%, con 6.726 casos.
- Robos en establecimientos: Aumento del 3,520 casos.
- Hurtos: -6,7%, con 87.798 casos.
- Sustracción de vehículos: +1,8%, con 5.279 casos.
Cibercriminalidad
- Delitos informáticos: -3%, con 54.926 casos.
- Estafas informáticas: -4,8%, con 48.891 casos.
- Otros ciberdelitos: +14,4%.
Tráfico de drogas y criminalidad convencional
- Delitos por tráfico de drogas: +7,6%, con 2.768 casos.
- Infracciones penales relacionadas con la criminalidad convencional: +4%, con 124.403 casos.
La disminución general de la criminalidad en Madrid refleja una tendencia positiva en la mayoría de los delitos contra el patrimonio y la cibercriminalidad. Sin embargo, el aumento de los delitos sexuales y los relacionados con el tráfico de drogas pone de manifiesto desafíos pendientes. La mayor disposición de las víctimas a denunciar y las iniciativas de concienciación son aspectos destacados en la lucha contra los delitos sexuales, mientras que el tráfico de drogas y los ciberdelitos requieren una atención prioritaria para contener su avance.