Los datos del Ministerio del Interior revelan que España es hoy objetivamente más violenta que hace siete años, pese a que el número total de infracciones penales ha descendido un 2,7 % entre 2017 y 2024. Este contraste se explica por una bajada general de delitos menores como hurtos y robos con fuerza, que maquilla estadísticamente el repunte de los delitos más graves y violentos.
El informe recoge las infracciones penales registradas por cuerpos policiales en localidades con más de 30.000 habitantes. Al comparar los datos acumulados de enero a diciembre entre 2017 (último año completo del anterior Gobierno) y 2024, se observa una clara tendencia al alza en la criminalidad violenta:
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Homicidios consumados: de 307 a 348 (+13,4 %)
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Tentativas de asesinato: de 799 a 1.343 (+68 %)
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Lesiones graves y riñas tumultuarias: de 18.086 a 29.432 (+62,8 %)
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Secuestros: de 69 a 105 (+52,2 %)
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Delitos sexuales: de 11.692 a 21.159 (+81 %)
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Agresiones sexuales con penetración: de 1.387 a 5.206 (+275,3 %)
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Otros delitos sexuales: de 10.305 a 15.953 (+54,8 %)
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Tráfico de drogas: de 12.958 a 21.533 (+66,1 %)
Por el contrario, las infracciones contra la propiedad han registrado un claro descenso:
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Hurtos: de 712.398 a 649.076 (−8,9 %)
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Robos con fuerza en domicilios: de 105.095 a 81.040 (−22,9 %)
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Sustracción de vehículos: de 42.519 a 33.061 (−22,2 %)
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Total robos con fuerza en instalaciones: −23,2 %
Datos completos:
Más violencia, pero menos delitos registrados: una paradoja estadística
Los expertos alertan de que los indicadores agregados pueden inducir a error, ya que en el recuento total cada delito cuenta como uno, sin ponderar su gravedad o su impacto social. Esto significa que un hurto simple computa igual que un homicidio o una violación, lo que puede enmascarar el incremento de la violencia con una aparente mejora general.
El descenso de infracciones como hurtos o robos con fuerza (que suman cientos de miles de casos) permite que el cómputo global de delitos parezca mejorar. Sin embargo, este descenso no compensa la alarma social provocada por el aumento de delitos contra las personas, especialmente los sexuales y los violentos.
Un clima social de mayor inseguridad
El aumento de agresiones sexuales (+275,3 % en el caso de las que incluyen penetración) y el repunte de homicidios, secuestros y lesiones están generando una creciente percepción de inseguridad en la ciudadanía, especialmente entre mujeres y colectivos vulnerables. Desde asociaciones de víctimas hasta expertos en criminología, muchos reclaman una revisión de la metodología de análisis y comunicación de los datos oficiales.
Asimismo, la ligera subida de los robos con violencia e intimidación (+2,4 %) se suma a una sensación de impunidad percibida en entornos urbanos y zonas de alta densidad de población.
Más delitos graves, pero menos visibilidad
Los datos del Ministerio del Interior reflejan una evolución preocupante: menos infracciones en volumen, pero más delitos que implican violencia, daño físico o psicológico, y trauma social. El desafío para las autoridades no está solo en reducir las cifras totales, sino en garantizar que los indicadores reflejen con fidelidad el verdadero impacto de la criminalidad sobre la población, y que las medidas de prevención, persecución y atención a las víctimas estén a la altura de la nueva realidad delictiva.