Prisma Internacional

Srebrenica

Srebrenica es sinónimo de muerte, pero también de fracaso de nuestro orden internacional. Conviene recordar que esta población bosnia, asediada y rodeada por fuerzas serbias durante la guerra civil de Bosnia y Herzegovina (1992-1995), era uno de los enclaves protegidos supuestamente por las Naciones Unidas. Sin embargo, en un hecho vergonzoso y ajeno a toda lógica, las fuerzas holandesas que custodiaban el lugar lo entregaron a las fuerzas serbobosnias dirigidas por el general Ratko Mladic, condenando a una muerte casi segura a los veinte mil refugiados musulmanes que habían buscando protección en ese lugar.

A la vergüenza por dicha actuación hay que añadir la ignominia que supuso que tras este deshonroso hecho, los mandos holandeses de las Naciones Unidas brindaron con los oficiales serbobosnios, tal como se recoge en varias fotos en las que se ve al coronel jefe de la misión de los Cascos Azules,Thomas Karrremans, y   alto mando holandés  Boudewijn Kok junto otros oficiales holandeses brindando alegremente con Mladic. 

Lo que siguió después del brindis es de sobra conocido y es parte de una de las mayores matanzas acontecidas en Europa desde el Holocausto. Los refugiados en el complejo de las Naciones Unidas ya ocupado podían ver a soldados serbobosnios incendiando las casas de Srebrenica y dedicándose al pillaje. Los soldados serbios, entre el 10 y el 12 de julio de 1995, se cebaron con la muchedumbre. Comenzaron las ejecuciones sumarias de hombres y de mujeres, incluyendo niños y ancianos, y nadie en todo el mundo se inmutó para detener las matanzas. Se produjeron unos 8.000 asesinatos, la mayoría fusilados y enterrados en fosas comunes, y, al día de hoy, treinta años después, han sido encontrados los restos de unas 7.000 víctimas y todavía hay un millar de desaparecidos. Los soldados y mandos holandeses fueron testigos de varias matanzas y no hicieron nada de nada por detener las mismas. 

Varios miles de refugiados más huyeron en varias columnas hacia varias ciudades todavía en manos de los bosniomusulmanes, como Zepa y Tuzla, principalmente. Los pocos artículos que aparecieron en la prensa y en la televisión describieron la llegada a Tuzla de "un ejército de fantasmas": hombres vestidos con trapos, completamente agotados y devastados por el hambre. Algunos no tenían más que la ropa interior, otros caminaban con los pies sangrando y envueltos en trapos o plástico, y algunos transportados en camillas improvisadas. Otros llevaban de la mano a niños, muchos todavía visiblemente asustados. Algunos sufrían delirios y alucinaciones como consecuencia de la enorme tensión que habían soportado. (Fuente usada y consultada: https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Srebrenica).

Algunos de los responsables de estos hechos, como el general Ratko Mladic y el presidente de la entidad serbobosnia, Radovan Karadzic, fueron juzgados y condenados a cadena perpetua. Otros mandos militares serbobosnios fueron juzgados y condenados a diversas penas y a cadena perpetua otros dos jefes militares de las fuerzas participantes en la matanza, el coronel Ljubisa Beara y el jefe de la policía local Vujadin Popovic. Sin embargo, la imagen de las Naciones Unidas, pese a los juicios, quedó dañada para siempre y entre los bosniomusulmanes su descrédito fue total. “Estados Unidos tiene Saigón, los franceses la batalla de Dien Bien Phu, los belgas su Congo y Holanda tendrá Srebrenica”, escribiría el escritor holandés Frank Westerman, que fue corresponsal del diario De Volkskrant durante la guerra de los Balcanes y es autor de varios libros sobre Srebrenica.

Estos hechos luctuosos tuvieron un gran impacto en la opinión pública internacional y provocaron la intervención de la OTAN contra la antigua Yugoslavia, ya solamente conformada por Serbia y Montenegro. Asimismo, y dentro ya una lógica de guerra total, los croatas lanzaron la Operación Tormenta, en la primera semana de agosto de 1995, contra las posiciones serbias en su territorio, ocupando todos los que estaban en sus manos y provocando la huida de unos 300.000 serbios de Croacia, y cambiando la correlación de fuerzas en Bosnia, donde los serbios vieron peligrar su hegemonía militar hasta entonces. 

Una matanza brutal y un grave error político por parte de los serbios

La colosal matanza de Srebrenica fue un gravísimo error político por parte de los serbios, ya que los Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN comprendieron que los serbobosnios y el ejecutivo de entonces de Belgrado, presidido por Slobodan Milosevic, no tenían la voluntad política de poner fin al conflicto. Aparte de la dimensión humana de las miles de víctimas, el mundo asistió perplejo a una matanza brutal, cruel y salvaje de miles de civiles indefensos, en un acto que nos recordaba al genocidio de los tutsis de Ruanda o al de los armenios en Turquía. 

En este contexto tan adverso para los serbios, el presidente norteamericano de entonces, Bill Clinton, obligó a las tres partes -serbios, croatas y bosniomusulames- a firmar, literalmente bajo su presión, los famosos Acuerdos de Dayton, en noviembre de 1995, tan controvertidos como útiles sobre el terreno para detener la guerra, y forzó el reparto territorial de Bosnia y Herzegovina entre los serbobosnios -49%- y los croatas y bosniomusulmanes en una Federación -51%-. Pese a todo, la sombra de Srebrenica dejó un sabor amargo para esta endeble paz que llegaba demasiado tarde para sus miles de víctimas.