Históricamente, las competiciones del motor han atraído a deportistas provenientes de otras disciplinas totalmente diferentes, siendo sorprendentes los resultados obtenidos por algunos de ellos. Veamos los más destacados.
Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton, decimoséptimo Marqués De Portago, fue un destacado jockey, que llegó incluso a participar en el Grand National, y que montó de la noche a la mañana un equipo de bobsleigh a dos junto con un primo suyo para participar en las olimpiadas de 1956 en Cortina D’Ampezzo, quedándose a 13 centésimas del bronce, presea que sí obtuvo en los mundiales de Saint Moritz del siguiente año (antes de estrellarse en el bob a cuatro), logrando la única medalla española en esta disciplina hasta la fecha. Desde 1953 corrió muchas pruebas de automovilismo en el campeonato del mundo de sport o de Fórmula 1, logrando el 2º lugar en los 1000 km. de Buenos Aires 1954, la victoria en el GP de Nassau 1955 o el 2º puesto en el GP de Inglaterra (único español hasta Fernando Alonso en conseguir un podium en el mundial de F1), destacando en 1956 con el 3º puesto en los 1000 km. de Nürburbring, el 1º en el GP de Oporto o el triunfo en el Tour de France. En 1957 quedó integrado en el equipo oficial Ferrari, logrando el 3º lugar en los 1000 km de Buenos Aires, muriendo poco después en un terrorífico accidente durante la disputa de las Mille Miglia. Es el primer gran mito del automovilismo español.
También español era Víctor Palomo, quien salvo error por mi parte debe ser el único campeón del mundo en dos deportes totalmente distintos. Al igual que De Portago, también fue olímpico en bobsleigh a cuatro, en Grenoble 1968 (18º lugar), si bien su especialidad era el esquí acuático, donde fue tricampeón de Europa (1964 a 1966) y campeón del mundo de slalom en Copenhague 1969. Al siguiente año intentó el título en la especialidad de saltos, lesionándose ambos meniscos durante la final, lo que le supuso abandonar esta disciplina. Poco después comenzó a correr en motos, obteniendo en 1976 el título de la Copa FIM de motociclismo 750 c.c., oficiosamente el cetro mundial de la categoría. Logró otra victoria en un gran premio de 350 c.c. y siete podios más en el campeonato en solo 35 participaciones, falleciendo a los 36 años como consecuencia de la diabetes que padecía. Un deportista con mayúsculas incomprensiblemente olvidado.
Al jeque catarí Nasser Al-Attiyah lo conocemos por sus duelos con Carlos Sainz en el Dakar, competición en la que se ha impuesto en cinco ocasiones y ha sido otras tantas segundo. Además ha sido tres veces campeón del mundo de Rally-Raid, una de Rally Cross Country, otra del WRC producción y dos del WRC-2. Entre toda esa vorágine de coches y carreras, fue capaz de tener la precisión suficiente para obtener la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en tiro al plato, modalidad en la que ya había sido 6º en Sidney 2000 y 4º en Atenas 2004, tras perder en el desempate.
Igualmente ganador del Dakar fue el francés Luc Alphand, al imponerse en 2006 con un Mitsubishi en la categoría de coches, obteniendo la segunda posición en 2005 y 2007 y triunfando en el Rallye Patagonia-Atacama 2006 y 2007. Previamente fue un excelente esquiador, ganador de la Copa del Mundo absoluta 1997, de la Copa del Mundo de descenso 1995, 1996 y 1997, de la de super-gigante 1997 y medalla de bronce en descenso en los mundiales 1996 de Sierra Nevada. Entre los esquiadores ha habido algún otro piloto, como su mítico compatriota Jean Claude Killy, que tras sus tres oros olímpicos, seis mundiales y dos generales (más cuatro por disciplinas) de la Copa del Mundo, se puso al volante de un Porsche 911 S para ser 7º en la Targa Florio 1967, ganando en su categoría, algo que no pudo culminar en Le Mans 1969.
Nicolas Vouilloz es otro deportista francés, que arrasó en el ciclismo de montaña, llevándose siete mundiales y tres europeos de descenso entre 1994 y 2002, antes de cambiarse a los rallyes, donde llegó a ser piloto oficial de Peugeot. Con esta marca se proclamó en 2008 campeón del Intercontinental Rally Challenge (IRC), un certamen muy competido en esos años y en el que logró ganar cuatro carreras.
Entre los grandes pilotos del WRC, también tenemos algunos ejemplos de facilidad para la práctica de deportes muy dispares. El mismo Carlos Sainz fue el primer campeón de España de squash en 1978, antes incluso de tener carnet de conducir, mientras que Sébastien Loeb en su juventud fue un destacado gimnasta, siendo cuatro veces campeón de su región. Su innata agilidad convirtió en clásica las volteretas en el aire con que celebraba en el podio sus victorias en el WRC.
Los ciclistas también se han sentido atraídos por el automovilismo, como fue el caso de Julio Jiménez. Ganador en tres ocasiones de la clasificación de montaña del Tour y de la Vuelta y campeón de España 1964, se impuso en cinco etapas del Tour (quedando 2º en 1967 y 7º en 1964), cuatro del Giro (4º en 1966) y tres de la Vuelta (5º en 1964), Tras dejar la bicicleta corrió varias temporadas con un BMW 2002 Ti en muchas pruebas del campeonato de Castilla, con resultados brillantes. Más recientemente hemos podido ver en los tramos de rallye a Óscar Pereiro (ganador del Tour 2006), Óscar Freire (tricampeón del Mundo) o al triatleta Iván Raña, lo mismo que a Santi Cañizares, portero que fue del Valencia CF y de la selección.
Otro guardameta con grandes triunfos es Fabien Barthez, ganador de la Champions 1993 con el Olympique de Marsella y titular en la selección francesa campeona del mundo 1998 y de Europa 2000. Lo recordamos por ser al que besaba en la calva para desearle suerte antes de cada partido el central Laurent Blanc, ritual que se convirtió en una imagen icónica de esa época. Después de colgar los guantes de cancerbero se puso los de piloto, imponiéndose en el campeonato de Francia de GT amateurs 2011 con un Ferrari F430, logrando luego un nuevo título y disputando las European Le Mans Series y las 24 horas.
Caso aparte es Alex Zanardi, un verdadero ejemplo de coraje y superación. Su brillante trayectoria en el automovilismo (1º Copa Europea Fórmula 3 1990, ganador Fórmula CART 1997 y 1998, 44 GP de Fórmula 1 disputados) se cortó brutalmente el 15 de septiembre de 2001, al sufrir un pavoroso accidente en el que perdió las dos piernas y sobrevivió milagrosamente. Con un vehículo adaptado, en 2003 volvió a los circuitos, a las carreras de turismos, llegando a convertirse en piloto oficial BMW y obteniendo diversas victorias. Sin embargo, sus mejores triunfos llegaron después, al conquistar en los Juegos Paralímpicos Londres 2012 dos medallas de oro en ciclismo de mano (ruta H4 y contrarreloj H4). En Río de Janeiro 2016 se llevó el oro nuevamente en contrarreloj H5 y fue plata en la prueba en ruta, justo el día que se cumplían quince años de su accidente.
La actitud del andorrano Albert Llovera es igual de admirable. Miembro del equipo olímpico de esquí en Sarajevo 1984, un año después sufrió un accidente en esta misma ciudad durante una prueba de la Copa de Europa, que le condenó con 18 años a una silla de ruedas. Con un carácter abiertamente optimista y emprendedor, a partir de 1987 se ha labrado una dilatada trayectoria en el automovilismo, con muchas temporadas en el WRC y diversas participaciones en el Dakar conduciendo un camión.
Además de todos estos ejemplos, tenemos muchos casos de pilotos que han alternado con éxito las dos y las cuatro ruedas, pero esos los dejamos para otro día. Merecen su propio espacio.