Abrir la mente y el corazón

Hacer de este mundo un lugar mejor: el legado de Nelson Mandela

El pasado 18 de julio se conmemoró el: “Día Internacional de Nelson Mandela”, una fecha que nos invita no solo a recordar su vida, sino también a reflexionar sobre el poder transformador de su legado. En tiempos donde la violencia y la división parecen imponerse, volver a Mandela es volver a la esperanza.

Nelson Mandela fue mucho más que un líder político. Fue un símbolo de resistencia, justicia y reconciliación. Nacido el 18 de julio de 1918, dedicó su vida a luchar contra el apartheid, un sistema brutal de segregación racial que rigió Sudáfrica desde 1948 hasta 1991. Bajo ese régimen, la población negra era despojada de sus derechos más básicos: no podían votar, vivían en zonas separadas, recibían salarios más bajos por el mismo trabajo y eran obligados a asistir a escuelas de menor calidad. Incluso el amor estaba regulado: blancos y negros no podían casarse ni compartir un baño público.

Mandela, miembro del Congreso Nacional Africano (CNA), comenzó su lucha desde la resistencia pacífica, pero ante la represión del régimen, apoyó acciones violentas para derrocar al gobierno sudafricano. Fue por ello condenado a cadena perpetua, siendo que pasó 27 años en prisión. Sin embargo, al recuperar su libertad, eligió el perdón por sobre la venganza. Eligió la paz.

Junto al entonces presidente Frederik de Klerk, quien tuvo el coraje de liberar a Mandela y desmantelar el apartheid, construyeron una Sudáfrica nueva. 

En 1994, Mandela se convirtió en el primer presidente negro del país, con De Klerk como vicepresidente. Una fórmula histórica: un blanco y un negro, unidos para unir una nación dividida.

Mandela nos dejó frases que hoy resuenan con más fuerza que nunca:

  • “Podemos de hecho cambiar el mundo y hacer de él un lugar mejor.”
  • “Es fácil destruir. Los héroes son aquellos que hacen la paz y construyen.”
  • “Soy el amo de mi destino, el capitán de mi alma.”
  • “La mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre.”
  • “Un ganador es un soñador que nunca se rinde.”
  • “Lo que cuenta en la vida es la diferencia que hemos hecho en la vida de los demás, eso determinará el significado de la vida que llevamos.”
  • “Nunca debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra.”

Y de todas ellas hay una que como docente me atraviesa profundamente: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.” Porque creo que educar es sembrar conciencia, empatía y compromiso.

Y, sin embargo, en este 2025, seguimos lejos de vivir en un mundo justo y en paz. 

En la Franja de Gaza, miles de personas viven bajo un sistema de segregación que recuerda dolorosamente al apartheid sudafricano. En Ucrania, en Sudán y en Yemen, la guerra sigue cobrándose vidas inocentes. ¿Por qué el ser humano repite los mismos errores? ¿Por qué perpetuamos el odio?

Mandela nos enseñó que el amor es un acto de valentía, que perdonar no es olvidar, sino elegir no devolver el daño. Nos mostró que la paz no es una utopía, sino una construcción diaria. Siempre es más fácil odiar y vivir en el rencor. Es mucho más difícil amar, porque amar es un esfuerzo diario de centrarse en lo único importante: el amor es el único camino a la felicidad. Amar y amarse es perdonar.

Gracias, Madiba, por recordarnos que todos somos iguales y que en este mundo hay lugar para todos. Que tu luz siga iluminando los corazones endurecidos por el odio, y que tu legado nos inspire a construir, con cada gesto, un mundo más justo, más humano, más en paz.