Cruce de ideas

Patria, trabajo y salud mental

Si yo les pidiese que dedicasen cuatro horas de su tiempo libre, por ejemplo, de un domingo a realizar cualquier tarea para mi beneficio, lo más probable es que creyesen que he perdido el oremus. Si en vez de pedírselo directamente, estructurase la petición de una forma más concreta y que resultase incluso beneficiosa a nivel moral o ético también para ustedes, diciéndoles quizá que esa tarea es necesaria para el beneficio de la sociedad en general y no solo para mí, cómo se lleva a cabo en campañas de las ONG con unas fotos y mensajes sensibilizadores, puede que aumentase un poco la probabilidad de que accediesen a invertir esas cuatro horas de su tiempo libre en dicha tarea. Sin embargo, no son muchas las personas que acceden a ceder su tiempo libre y, por ende, su descanso para realizar una tarea en beneficio de otros, aunque se trate de personas necesitadas o grupos vulnerables. 

Vamos a complicar un poco más la petición, soy su jefe y voy a hacerles creer que ustedes y yo, estamos buscando la misma meta, remamos en la misma dirección ¿cómo no van a acceder a hacer algo que ustedes también quieren conseguir? Aunque ello suponga un pequeño esfuerzo y dejar de lado el descanso merecido tras su jornada laboral, parece bastante coherente ceder ante una petición así. Y si ya los involucro haciéndoles creer que ustedes y yo somos una familia, la figura más representativa de la cultura mediterránea, estarán dispuestos incluso a trabajar más de las cuatro horas iniciales, porque ya lo hemos visto en muchas películas, “la familia es lo primero”. ¿Qué creen que ocurre entonces, si además de lo expuesto en esta petición añado unos ingredientes más? Quizá la culpabilidad ¿cómo no van a ayudar a su propia familia? ¿Serán capaces de no ayudar a alguien que busca su mismo objetivo y aún encima, que les reporta un beneficio a ustedes? Personal por supuesto, en ningún momento he mencionado una retribución monetaria ni de otro tipo, ni tengo pensado. ¿En serio van a decepcionar a su familia? Y serán capaces de quejarse por tener que ayudarme esas cuatro horas que les solicito, cuando hay personas que darían lo que fuese por estar en su posición. Se quejan de vicio, miren a su alrededor y miren lo afortunados que son por trabajar solo cuatro horas para mí, y no diez como hacen otras personas con otros jefes.

¿Les parece bien que añadamos los ingredientes de valía e identidad personal? Si no me ayudan, no solo están decepcionando a su familia, sino también a ustedes mismos. Ya que, además de ser poco profesionales, serán también personas poco empáticas, egoístas y para nada confiables. No me ayudan porque no saben hacerlo, entonces no sirven para ser parte de mi familia. Esas cuatro horas que les pido, no son para mi beneficio, son para el suyo propio; porque si se consideran personas eficientes, deberían ser capaces de hacerlas, sino las hacen es porque igual no lo son tanto… 

Y ahora es el momento de sacar la bandera y gritar, ¡Todo por la patria! Si no hacen esas cuatro horas que amablemente les he pedido, no forman parte de mi patria, entonces están en mi contra, son mis enemigos, por lo que no me queda otra que tratarlos como tal. Están despedidos, ¿les suena esto al pensamiento grupal ya trabajado en un artículo anterior?

La finalidad de este artículo es intentar describir de una forma objetiva todos los procesos mentales a los que estamos sometidos los humanos, en pos de la productividad, y del beneficio de unos pocos que ostentan el poder de cualquier tipo. Y proporcionar información que ayude a entender lo que ocurre dentro de estas dinámicas de manipulación para reducir la incertidumbre y la culpa. No tenemos que llegar a los extremos de sufrir episodios de ansiedad o de depresión, entre otras consecuencias, y sentirnos culpables por ello, por no estar los suficientemente preparados para literalmente soportar abusos a nuestra integridad mental e incluso física; y que nos hacen ver como “normal” en determinadas situaciones. Hay situaciones en las que la adaptación no es pertinente. Se deben implementar, cada vez más, medidas de conciliación y aumento de la calidad del trabajo y del tiempo libre, porque no, no somos “una generación de cristal”, simplemente demandamos unas condiciones de trabajo dignas para todas las personas trabajadoras.