Sostengo que cuando se habla del sistema horario español nadie entiende nada. Es un diálogo que se agota pronto porque los interlocutores no saben de lo que hablan y apenas alcanzan a decir si prefieren el horario de verano que el de invierno, sin saber bien por qué. Y nada más.
Como es un tema que no tiene recorrido (por la ignorancia de los interlocutores) inmediatamente se abandona el debate y se pasa al chascarrillo. El alcalde de Madrid, tan pronto Sánchez anunció que se interesaba por terminar con los cambios de hora, salió a decir que “La única hora que interesa a los españoles es la que Sánchez decida irse”. Brillante. Ayer, esa esfinge de Junts llamada Miriam Nogueras, argumentó que “menos hablar del cambio de la hora y más de la hora del cambio” Otro alarde. Porque hablar de lo que no se entiende no gusta a nadie y es mejor hablar de cómo exprimir el BOE en todas sus variantes.
Incluso personas preparadas, de las que uno propendería a fiarse, como el periodista de Onda Cero Carlos Alsina, en su programa de la mañana del lunes, cortó a una tertuliana que le recordó la existencia de los husos horarios: “Qué husos ni qué husos; lo que os pregunto es si preferís el horario de verano o el de invierno”. Dejando así constancia de su ignorancia sideral porque si algo es importante en el tema, son los husos.
Esa ignorancia me produce una honda melancolía. Porque el sistema horario es como el tablero de damas o como la mesa de billar. Si está torcido, todo saldrá mal. Acudiendo a Kant, el horario adecuado sería “una forma a priori de la estabilidad social”. Y España carece de esa forma estable que la sustente. Para la República fue Greenwich, que es un modelo estable, como lo es para el resto de países europeos. Pero era un modelo demasiado “rural” y plegado a la cultura del campo, cuando no había luz eléctrica.
´Por alguna razón que nunca creo sepamos (seguidismo, suerte, habilidad, dejadez) Franco adelantó en 1942 una hora Greenwich, la dejo 40 años quieta y descubrió la panacea. Aquel horario funcionó maravillosamente. No conozco a nadie que lo viviera que le pusiera pega alguna. Si, ya sabemos, el chistecito: “con Franco no se ponía pegas a nada” pero no era chiste, era puro equilibrio. Sin pasar de la luz a las tinieblas, como en abril (caso único en el mundo); sin no poderse ir a dormir porque a las 11 es de día; sin todas las disfunciones a que estamos sometidos.
Parece que Sánchez pretende dejar de mover las manecillas. “FRANCAMENTE, no le veo el motivo…” (pronuncio en un lapsus menor pero significativo) Y algunos hasta piensan que optaría por el horario de invierno. Ante ello, si el PP responde con la política de degüello, se acabó el intento. Feijoo es gallego. Y el horario actual perjudica muy especialmente a Galicia porque no amanece nunca. Un horario marco estable para España es imprescindible: para combatir el botellón, el fracaso escolar (¡Dios misericordioso, si hacen estudiar a los niños en abril retorciéndoles las neuronas!) el consumo desmedido de ansiolíticos, la carencia estructural de sueño…
No perdonaré al PP que trivialice el tema. Su ignorancia congénita se convertiría en culpable y sus gracietas en escupitajos. Si en algo puede y debe formar un bloque con el PSOE es en esto. Que pregunte a los médicos, no los chalados, con un tal Jorge Mira que cambiaría de hora cada tres meses. Que lo lleven con tranquilidad y sin demagogias. Que no hagan caso de los hosteleros, que sólo van a lo suyo. Ni de los de Mahón (pobrecillos, les amanece muy temprano y les anochece muy temprano, pero es que están casi al final del huso por oriente) Que recuerden que por la plaza de María Pita, en La Coruña, pasa una línea con el fin del meridiano de Greenwich, así que la costa de la muerte, la mitad de la ciudad herculina y todo el litoral de Portugal ya no son Greenwich; están en el meridiano de Las Azores (GMT -1)
Y que hagan un pacto de Estado para poner el tablero recto y sentar los cimientos de lo que se ha ido deteriorando desde 1974, cada vez más, hasta ser un cáncer invasivo. ¿Europa? Si nos siguen, mejor para todos. Pero ellos no soportan DOS HORAS de desfase como nosotros. Nosotros tenemos nuestro problema. Y es único, privativo y exclusivo de nosotros. Así que nosotros lo tenemos que solucionar.