Crónicas de nuestro tiempo

El mejor alcalde, el rey

La obra de Félix Lope de Vega "EL MEJOR ALCALDE EL REY", solo se podría cumplir en países donde los políticos no han invadido las instituciones dejando a la Monarquía como un instrumento representativo que impida obstaculizar cualquier decisión injusta que pueda tomar el poder ejecutivo del gobierno.

La forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria. El rey es el "Jefe del Estado" y todos sus actos deben ser refrendados por el Gobierno, de acuerdo con lo establecido en la Constitución en su Título II, igual que países como el Reino Unido, Países Bajos, Bélgica, Noruega, Suecia, Lesoto, Malasia, Tailandia, Camboya o Japón, con la enorme diferencia de qué en la mayoría de estos países, el Monarca constituye una autoridad rigurosamente respetada por sus mandatarios del gobierno, hasta el punto de proponer y cambiar intenciones del primer ministro.

La Monarquía Parlamentaria, es una forma de Estado en la que existiendo la separación de poderes, al monarca se le atribuye el poder de renombrar al gobierno propuesto; oponerse, o negar ciertas iniciativas, cosa que en nuestra realidad no resulta así, porque el Monarca sólo sanciona la promulgación de leyes aprobadas por el Congreso y Senado, de acuerdo con el artículo 62 de la Constitución. Es decir; acepta, sonríe, saluda y traga.

Otra cosa habría sido con el hoy Emérito, que sin duda convocaría a las partes, y las suyas primero, para valorar, discutir y acordar -sin dejarse embaucar-  el hecho o deshecho de los indultos, la amnistía y otras las barbaridades aunque tuviese la obligación Constitucional de hacerlo (.!.) porque si algo tienen los y las infieles (dada la fama ganada a pulso del Emérito y Leticia) es rebeldía en defensa de los principios morales de otros.

Por eso, fue imprescindible para  Zapatero, Garzón, Iglesias, Monedero y otros más, convencer acusando hasta hacer abdicar a Juan Carlos I, ante el entonces presidente del gobierno, Mariano Rajoy, para colocar a su vulnerable hijo investido de figurante con buen aspecto externo, y no sabemos dentro.

En nuestra realidad Nacional, Felipe VI, tras expulsar a su padre de España siguiendo órdenes de su ex amada suripanta y su dictadorzuelo jefe Sánchez  -puto amo del Congreso, Zarzuela, seguidillas y fandongos-  resulta ser un monarca que cumple un papel teatral con arreglo a derecho y contrario a la defensa de España, sin frase propia ni acción racional; portador del seudo título de "Jefe de Estado de España" de carácter simbólico, al que la Constitución en su articulo 91 no le permite cumplir el papel de "Jefe de Estado Español" como todos creíamos entender, y que en la practica no llega ni a Jefe de un  distrito de la periferia. Lamentable resulta reconocer, que cualquier policía municipal o conserje de finca, ejerce mayor autoridad que él.

El monarca en funciones tiene la obligación orgánica de asumir un resultado impuesto, sin opción funcional para no aceptar la propuesta de un gobierno revolucionario, separatista; o una ley antisocial propuesta por el ejecutivo (.!.) ni tan siquiera oponerse a una injusticia como indultar malversadores de fondos públicos condenados o perseguidos por los tribunales, o amnistiar prófugos de la justicia para mantener el apoyo de esos diputados en el Congreso.., aunque a su entender y en contra del marco Constitucional, suponga una irresponsabilidad manifiesta que cause escándalo social a una ciudadanía a la que hay que explicar que el rey no tiene otra opción que no sea la de obedecer con humildad lo que en su día rigurosamente impusieron los padres de la Constitución: Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca, Gregorio Peces-Barba, Jordi Solé, Manuel Fraga y Miquel Roca, para dar gusto a todos los que conformaron aquella democracia temerosa de que el poder militar y ejecutivo del monarca pudiera interferir en sus mandamientos, intereses y corruptelas.

El Reino de Marruecos es una monarquía constitucional; pero, el rey Mohamed VI sigue ejerciendo una influencia y un poder político efectivo como Jefe del Estado, aunque comparta este poder con un Parlamento representativo (lo mismo pero al revés).

El rey de Marruecos, es un Jefe de Estado, que como tal, ejerce la función propia que le faculta velar por su país y el bienestar ciudadano. Mohamed VI, no es un rey como Felipe VI, que sólo sirve para que un gobierno autocrata se ampare en una Monarquía servil al servicio de un dictadorzuelo cargado de supuestas corruptelas.

En las monarquías constitucionales el rey aporta moderación y neutralidad frente a los partidos políticos. Representa los intereses generales de la nación por encima de los partidistas y también el futuro a corto, medio y largo plazo de los ciudadanos. Y si bien es cierto que con arreglo a nuestra Constitución el rey tiene la obligación de refrendar los acuerdos tomados por el Consejo de Ministros, así como aceptar las limitaciones marcadas por el presidente del gobierno, resulta más absurdo que coherente que se le llame "Jefe del Estado Español" cuando en realidad no es más que un subordinado a un presidente eventual de un gobierno de dudosa transparencia, malversador, traidor, anticonstitucionalista y antiespañol, como poco, además de estratega sembrador de rechazo paulatino a la Corona en previsión del último lance pendiente de iniciar, relativo a la Confederación de repúblicas que se nos viene encima no pasando mucho tiempo.

El caso llevado a nuestros días de la obra de Lope de Vega "El mejor Alcalde El Rey" referido a Felipe VI, no hubiese podido llevarse a cabo para detener a Don Tello y liberar a Elvira de su secuestro y violación para casarla con Sancho, sin la autorización del enfangado Pedro Sánchez que sin lugar a dudas no se la hubiera dado.

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