Ahora que llega en Madrid la Cabalgata de Reyes que cierra la Navidad, recordemos a Manuela Carmena; la alcaldesa más cutre y rerorcida de España y que ha tenido Madrid desde Juan de Araso en 1.458, la cual impuso a los madrileños una cabalgata étnica y poco navideña durante los sufridos y nefastos 4 años que tuvieron que aguantarla.

Música de discoteca, carrozas futuristas, danzas étnicas, un rey Baltasar negro multicolor y ninguna alusión a Jesús en las Noches de Reyes más polémicas que se recuerdan en la capital.
Manola, como es bien conocida por quiénes soportan sus salidas de tono y banalidades, acuñó durante 4 años la sentencia de caprichos, promesas falsas, Cabalgatas de chatarra, desecho y excentricidades, que muy bien se identificaban con ella.
Aquellas polémicas navidades cargadas de tinte de ritual satánico, golfería y malignidad recordaban a las orgías romanas de circo macabro con música chicharrera de discoteca donde solo faltaba verles beber sangre sobre mesas con ranas, sapos, ratas y culebras.., en vez de Villancicos propios de la religiosidad y el respeto creyente de la Navidad, sacando al escenario callejero un Baltasar negro totí, cantando una canción africana al que solo le faltaba el tridente y los cuernos.
Manola la del cuarto turno, prefería que sus Majestades fuesen amigotes actores, frente a concejales disfrazados como en años anteriores de Reyes Magos, colocando adefesios vestidos con coloridas túnicas de salsas envenenadas cubriendo a pervertidos multisexuales de todos los géneros y tejidos muy alejado todo de la estética clásica del espíritu cristiano, en el qué, se conmemora el nacimiento de Jesucristo.
En el transcurso de las cabalgatas de Manola la del cuarto turno, se podían ver bailes tradicionales de la India, danzas indígenas y sudamericanas con algún que otro participante semidesnudo, que es lo que le gusta a Manola la del cuarto turno; o un globo hinchable de un dragón de grandes dimensiones en torno al cual se arremolinaban varios asiáticos vestidos con trajes tradicionales chinos. Estas eran algunas de las comitivas más novedosas respecto a anteriores ocasiones, tal y como entendía y entiende Manola la del cuarto turno, la Navidad cristiana de las personas que aman la paz, la cristiandad, la Fe y el respeto religioso, para humillar y reirse de todos ellos.
En total desfilaban docenas de grupos folclóricos representando etnias y países que en nada venían a cuento, luciendo
carrozas-discoteca pinchando música house y latina DJ Lobbo, buscando resaltar lo desconocido para dejar patente la ausencia de Jesucristo, protagonista del relato religioso.
Quien no recuerda "Las reinas magas" hablando bajo la fórmula del lenguaje inclusivo "niñas y niños, porque todavía no se había inventado el niñes" ni se sabía que los gallos violan a las gallinas que no son del cuarto turno, ni el multigenero de malformaciones genéticas y vicio amañao que todos asumimos asustados y con miedo.
Tampoco se tuvo noticia de los villancicos porque Manola la del cuarto turno, prefirió degenerar la Navidad con un ritmo rumbero, a cargo de la orquesta Coetus; o de las ocas del pastor palentino Miguelín. Todo un desastre como es esta individua de cara de capitán garfio a la que solo le falta el parche en el ojo... ¡de la cara!
¡Estamos deseando que lleguen! proclamaba el adefesio de Manola con un abrigo de astracán o lana resecá ¡Vaya usted a saber! desde el escenario de Cibeles. "Os necesitamos -vociferaba la pájara- porque como tenéis tantos regalos que repartir y aquí hay tantos niños" -continuaba Manola la del cuarto turno, poco antes del momento más esperado.
A pocos minutos para las nueve, aparecieron, por fin, los reyes, para júbilo de niños y mayores. Tras varios minutos saludando desde sus carrozas, sus majestades subieron al escenario junto a la alcaldesa y la concejal de Cultura, Celia Mayer. Desde allí Melchor se encargó de leer el mensaje principal de la noche, en el que pidió luchar por un mundo mejor, y en el que también habló del cambio climático, la guerra y la pobreza, como si aquello les importase a los niños. Y menos mal que su amigo de la Comisión de festejos, la disuadió de la Sodoma con cueros y latigos emulando al marqués de Sade que tenía pensado para echar mas leña al fuego.
Estas, estos y estes personajes cargados de resentimiento, politizan todo. Tras su intervención, le llegó el turno a Baltasar, que protagonizó uno de los momentos más curiosos cuando comenzó a cantar y tocar con una kora africana (una especie de guitarra rudimentaria) una canción tradicional de Guinea, en lugar de un villancico.
En el 2018 la cabalgata del distrito de Vallecas fue la que dio la nota debido a que se transformó en una suerte de sucursal invernal de la manifestación del día del llamado Orgullo Lgtbiq+ que tuvo lugar en verano.
Así, las tres figuras principales no fueron los tradicionales Melchor, Gaspar y Baltasar, sino un trío de cuates "aquí hay tomate" que pretendió representar al mundo drag queen, al Hip Hop y al cabaret bajo el lema"Tod@s somas las reinas de nuestras vidas".
En sus respectivas carrozas, además, participaba una pareja de lesbianas con dos niños mellizos. Siempre con la aprobación unánime del equipo de Manola la del cuarto año.
Lo cierto es que ya con Alberto Ruiz Gallardón, que dicho de paso presentaba un perfil feijooniano, comenzaron las polémicas por parte de algunos elementos de la cabalgata que empezaron a distanciarse de la "Tradere" que da origen religioso al rito navideño.
La llegada de Manola, solo hizo fecundar el ambiente, dando origen a la salida de todos aquellos que encerrados en los armarios de la humillación, decidieron salir como lobas, lobos, lobes, a presumir de sus encantos con taparabos, cueros, látigos, pelucas y ademanes, sacando algunos la lengüita.
Afortunadamente, el dúo Martinez-Ameida y Ayuso, ha devuelto la tradición prostituida, y los madrileños ahora gozan de una Navidad llena de luces, ambiente, espíritu y decencia donde sólo ha faltado más iluminación y villancicos en las calles, para terminar de embrochalar la realidad con la nostalgia de lo que fue.
Afortunadamente, no hemos vuelto a saber nada más de Manola la del cuarto turno, que Errejón y ella; ella y Errejón tan bien se lo montaban. Y es que dicen que al final, todos los zurullos se van por la cloaca.