Verso Suelto

Esos humanos Tiranosaurios Rex

La Tierra se formó hace unos cuatro mil quinientos millones de años. Durante un largo período fue bombardeada por un sinnúmero de meteoritos constituidos por minerales y agua congelada. Esta agua, liquida, constituyó los océanos, al filtrarse por la corteza terrestre hacia el núcleo, fue expulsada a gran temperatura mezclándose en el fondo marino con minerales originando proteínas primitivas y aminoácidos que dieron lugar a las primeras formas de vida, las bacterias unicelulares.  Éstas se agruparon en colonias –estromatolitos–, cubrieron el fondo del mar convirtiendo la luz del sol en oxígeno. Fuera de las aguas el oxígeno junto a otros gases conformó la atmósfera. Las numerosísimas erupciones volcánicas motivaron la glaciación total del planeta, pero con el tiempo el dióxido de carbono provocó la fusión del hielo. Al cesar la actividad eruptiva, baja la temperatura apareciendo las condiciones idóneas para que las antiguas bacterias supervivientes evolucionasen, surgiendo nuevos seres con vida y plantas que colmaron de oxígeno la atmósfera. Vegetación y animales han evolucionado a lo largo de la historia terrestre. Entre los animales, los mamíferos progresaron hasta llegar al homo sapiens sapiens. Su cerebro tiene la impronta de los animales que le precedieron, especialmente la de los reptiles, en la zona del cerebro que los expertos denominan reptiliana: el lugar más primitivo donde están anclados los instintos más básicos entre los que se hallan el miedo, la supervivencia y la agresividad. Esta agresividad la usa de forma desproporcionada el sapiens fuerte o poderoso con la intención de intimidar o anular al prudente individuo normal con la intención de someterlo a su dominio para sustraerle libertades, alimentos, ideas, propiedades y lo más importante, su vida y la de sus seres queridos. Por ello, sería preciso que se ahondara en la investigación de la parte reptiliana de los cerebros de ciertos tipos humanos existentes que dirigen sociedades, organizaciones –también de sus adeptos– por si hubiera algún vestigio genético dominante proveniente de los Tiranosaurios Rex que influya en sus conductas agresivas a fin de educarlos, descubrirles la empatía y la cooperación para reintegrarlos en la sociedad. Si esto se confirmase, se entendería, nadie tiene culpa de la herencia que recibe, pero si además de lo hereditario sufrieran un trastorno antisocial ¿quién amansaría a esos humanos tiranosaurios rex?