Eppur si muove

Hágase la luz

<<Haya luz>>, y hubo luz.
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<<Haya luz>>, y hubo luz. 

13800 millones de años han pasado desde la primera vez que, según se cuenta, se dio y cumplió esta orden, hasta la segunda, año arriba, año abajo. Y es que antes, la creación de nuevas tecnologías llevaba su tiempo.

Se llamaba Humphry Davy quien emuló por primera vez a Dios en 1809 (todavía sin decir las palabras mágicas) utilizando el carbón y la reciente creación de su colega italiano Alessandro Volta: la pila eléctrica; creando así la primera bombilla de la historia. Según avanzaba el siglo XIX, dicho instrumento luminoso fue evolucionando progresivamente y aquella primera lámpara, que brillaba en exceso y se quemaba enseguida, fue mejorando su diseño hasta conseguir que fuera eficiente y rentable.

El químico sir Joseph Wilson Swan comprendió que la clave del éxito pasaba por el filamento de la bombilla: el material usado no era el adecuado y de ahí su mal funcionamiento. Y si el origen de la palabra filamento viene del latín filamentum, que a su vez viene de lo que en español llamamos hilo, también de hilo viene la palabra filón. Y fue el estadounidense Thomas Alva Edison quien encontró relación entre estas palabras latinas, y basándose en el descubrimiento de Swan, construyó una bombilla que se mantenía encendida durante horas y horas sin quemarse. Unos meses más tarde, a principios de 1880, Edison patentaría la bombilla incandescente, apropiándose con ello de su invención, porque casi nadie recuerda ya al británico sir Joseph Wilson Swan, por mucho nombre compuesto y título señorial que tuviera; menos aún al pobre Humphry Davy. Obviamente, Swan no se quedó de brazos cruzados y en 1883 ambos llegaron a un acuerdo para formar una sociedad llamada Edison & Swan Electric Light Company, una empresa dedicada a la luz eléctrica. La conclusión es clara: si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Bien atrás quedaron los días en los que se prendían candiles llenos de grasa y aceite animal para evitar estar a oscuras; inimaginable hoy en día vivir en una casa con semejante olor y humareda. Y ahora en la actualidad, por fin, hemos logrado dar luz a nuestro hogar diciendo las palabras que dan título a este artículo; aunque la magia no funciona si no llamamos antes a la inteligencia artificial en cuestión. Y es que hemos llegado a un momento de la historia donde la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, y este invento tan revolucionario como fue la bombilla incandescente, poco a poco va pasando a mejor vida dando paso a la tecnología LED, de características mucho más avanzadas: una vida útil muy superior, una mejor eficiencia energética, menor tamaño, consumo, etc. Además, las tecnologías no avanzan solas, y como antes mencionaba, ahora es tiempo de las inteligencias artificiales o IAs, que tan en boca de todos están de un tiempo a esta parte. Pero esta es otra cuestión que daría para más artículos. Mientras tanto, nos podemos preguntar: ¿A dónde nos llevarán en otros 13800 millones de años? Yo no me preocuparía mucho, ni tú ni yo estaremos por aquí para verlo.

Por lo que ya sabes, si tu intención es inventar algo, pero no se te enciende la bombilla, siempre puedes hacer como Edison, el inventor con más patentes de la historia. Como dijo una vez Pablo Picasso: los grandes artistas copian y los genios roban (o, quizás, también él lo robó).

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