Bit a bit: historias de blockchain e inteligencia artificial

¿El fin del trabajo humano? Desentrañando el futuro en la era de los robots

¿El fin del trabajo humano? - Alberto Gil de la Guardia
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Hace una década, los robots aún parecían limitados. Ahora, no tanto. Las computadoras no solo ganan en ajedrez, también pueden vencer en concursos como Jeopardy. Watson, la inteligencia artificial de IBM, ha demostrado su capacidad al responder preguntas complejas y ganar en programas de televisión. Además, las máquinas también han dominado el juego de Go, conocido por su complejidad. Esta rápida evolución tecnológica ha llevado a algunos a prever un futuro en el que los humanos no puedan encontrar trabajo. “Habrá cada vez menos empleos que un robot no pueda hacer mejor”, advierten algunos expertos. Pero, ¿qué harán las personas en ese escenario?

Esta es una de las grandes preguntas de nuestra era. Algunos predicen un futuro donde una gran parte de la población será desempleada o incluso "inempleable". Sin embargo, si se le pregunta a los economistas, muchos tienen una visión diferente a la de los futuristas y los expertos de Silicon Valley. ¿Preocupa a los economistas que las nuevas tecnologías puedan causar un desempleo masivo? La respuesta varía. Algunos, dedicados a estudiar el mercado laboral y las condiciones de vida de los trabajadores de ingresos bajos y moderados, no están tan preocupados. Una razón es que ya hemos escuchado estas preocupaciones antes.

En la década de 1920 y principios de los años 30, hubo una gran ansiedad por la automatización cuando las máquinas comenzaron a reemplazar trabajos en las granjas y fábricas. Un artículo de 1928 menciona cómo los materiales de construcción se mezclaban como masa en una máquina y se vertían sin la intervención humana. En los años 50 y 60, la preocupación resurgió. El presidente Kennedy llegó a declarar que la automatización era un desafío laboral prioritario. Sin embargo, a pesar de la eliminación de miles de empleos, como los de los operadores telefónicos y los trabajadores ferroviarios, el trabajo continuó existiendo.

Este ciclo se ha repetido a lo largo del tiempo. La tecnología desplaza algunos trabajos, pero crea otros. Directamente, surgen empleos para quienes diseñan y mantienen la nueva tecnología. Indirectamente, las empresas pueden expandirse y ofrecer nuevos productos o servicios gracias a la eficiencia ganada, lo que a su vez genera más empleo. Este proceso ha mejorado nuestro nivel de vida y siempre ha requerido trabajadores.

El Debate Actual: ¿Es diferente esta vez?

Aunque históricamente la tecnología ha creado empleo a la par que lo destruía, algunos argumentan que esta vez podría ser diferente. Imaginemos una forma de electricidad que pudiera automatizar todo el trabajo rutinario. Eso es, en esencia, lo que estamos viendo hoy con la inteligencia artificial y la automatización. La mejora exponencial en hardware y software sugiere una disrupción masiva en muchos sectores. Sin embargo, a pesar de estos avances, la productividad laboral ha crecido a un ritmo más lento desde principios de los 2000, una tendencia que no solo afecta a Estados Unidos, sino a muchas economías avanzadas.

Incluso si el desempleo no aumenta drásticamente, la automatización podría empeorar la desigualdad económica. En las últimas décadas, aunque la productividad ha aumentado, los ingresos reales de muchas familias se han mantenido estancados. La riqueza generada por la tecnología no se distribuye equitativamente, beneficiando principalmente a un pequeño grupo en la cima de la distribución de ingresos. Este fenómeno ya ha intensificado la desigualdad en Estados Unidos más que en otros países avanzados.

La tecnología no determina el destino de una sociedad; las políticas gubernamentales sí. Las decisiones sobre cómo enfrentar las disrupciones tecnológicas y económicas son cruciales. En lugar de contrarrestar las tendencias causadas por la tecnología y la globalización, muchas políticas han exacerbado estos efectos. Abordar esta problemática requiere un enfoque proactivo y equilibrado que no solo considere el avance tecnológico, sino también la equidad social y económica.

Siempre estaremos fascinados por la posibilidad de que los robots tomen nuestros trabajos. Sin embargo, al enfocarnos demasiado en lo que no podemos controlar, corremos el riesgo de descuidar las acciones que sí están a nuestro alcance. El debate sobre el futuro del trabajo no solo se trata de tecnología, sino de cómo elegimos gestionar y distribuir sus beneficios y retos. La clave estará en encontrar un equilibrio que permita aprovechar los avances tecnológicos sin dejar atrás a quienes más lo necesitan.

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