Prisma Internacional

Europa gira de nuevo a la derecha

Portugal, Polonia y Rumania se suman a la ola ultra que está contagiando a todo el continente y a la que los partidos tradicionales -tanto a derecha como a izquierda- se ven incapaces de contener ni siquiera con los famosos “cordones sanitarios”.

Los resultados de las recientes elecciones en Portugal, Rumania y Polonia revelan la consolidación del giro hacia la derecha en todo el continente, más concretamente hacia la extrema derecha, tal como ya había ocurrido en Italia, España, Alemania, Francia y el Reino Unido en otras citas electorales. El auge de los populismos en Europa, tanto a la izquierda como a la derecha, está afectando notablemente a los partidos tradicionales, sobre a todo los socialdemócratas y socialistas, que ya han desaparecido en Italia y casi en Alemania, Austria y Francia, y a los partidos de la izquierda más radical, que paradójicamente han visto como una buena parte de su electorado tradicional recalaba en las formaciones de extrema derecha.

La irrupción de Chega en la política portuguesa 

Las elecciones portuguesas celebradas en mayo de este año han significado victoria de la coalición de centro derecha Alianza Democrática (AD), con el 32% de los votos y 89 diputados -la mayoría absoluta está fijada en 116-, el hundimiento de los socialistas, que pierden casi medio millón de votos y veinte parlamentarios, e igualados en escaños con el ultraderechista Chega, ambos con 58 diputados.

Chega liderará la oposición portuguesa y ese empate, casi victoria sobre los socialistas, es muy significativo y refleja el malestar que hay entre los portugueses hacia su clase política y el sistema bipartidista imperante en el último medio siglo. Además, la ultraderecha ha repetido la victoria en la zona del Algarve, pero también ha conseguido conquistar las regiones de Beja, Setúbal y Portalegre, todas al sur del país, incluyendo feudos socialistas de toda la vida. 

En lo que respecta a la izquierda portuguesa, el Bloque Electoral de Izquierdas y los comunistas de la CDU, deja en el camino también varios escaños y miles de votos. El Bloque casi queda extraparlamentario y consigue apenas un escaño y los comunistas pierden un escaño y se quedan con apenas tres, revelando un proceso de decadencia y ocaso elección tras elección. Los únicos que pueden cantar victoria son los de Iniciativa Liberal, que suben un escaño y llegan hasta los nueve, y el partido progresista Libre, que sube dos escaños, y coloca seis diputados en el parlamento portugués.

La derrota del ultraderechista Simion 

El ascenso de un candidato claramente neofascista en Rumania, George Simion, es realmente preocupante, aunque solamente haya llegado a la segunda vuelta presidencial y no consiguiera  su máxima aspiración. Por suerte, el europeísta Nicusor Dan y alcalde de Bucarest derrotó con el 54% a Simion y Europa respira tranquila. 

Simion era una mera marioneta de Calin Georgescu, un admirador declarado de Ion Antonescu, quien fuera dictador de Rumania en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y ejecutor del Holocausto ese país, asesinando a más de medio millón de judíos. Georgescu ya había ganado otras elecciones presidenciales, en su primera vuelta, y fue inhabilitado como candidato por el Tribunal Constitucional rumano por las supuestas injerencias rusas en la campaña electoral en este país y dejado fuera de juego. Simion, sin embargo, fue autorizado a participar en estas elecciones y su discurso era una copia calcada del de Georgescu. 

Polonia, a la espera de una segunda vuelta definitiva 

También en Polonia se confirma y consolida el giro a la derecha como tendencia política operada en los últimos años, aunque el candidato europeísta y atlantista se impuso finalmente en las últimas elecciones presidenciales. Según los resultados definitivos de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Rafał Trzaskowski, candidato del partido del primer ministro Donald Tusk, se ha situado en cabeza, por un estrecho margen -el 31% frente al 29% de su contrincante-. Se enfrentará en la segunda vuelta a Karol Nawrocki, candidato apoyado por el partido Ley y Justicia (PiS) y de ideas extremistas y populistas.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en Hungría y Eslovaquia, que son los principales aliados de presidente ruso, Vladimir Putin, en la escena continental, Polonia es un firme aliado de Ucrania y no tiene dudas en señalar a Moscú como la principal amenaza para la paz, la seguridad y la estabilidad en Europa.

Así las cosas, y para concluir, se puede asegurar y confirmar que el giro hacia la derecha en el continente avanza y la izquierda muestra un ostensible retroceso, tanto en términos electorales como políticos e ideológicos. Poco a poco, las ideas ultras, como está pasando con el debate migratorio en Alemania y el Reino Unido, van calando y permeando en los partidos tradicionales, cada vez más incapaces de mantener el “cordón sanitario” con el que pretendían detener la marejada ultra. Está claro, a la vista de lo que está ocurriendo, que esa estrategia no es la respuesta adecuada ni detiene el trasvase del voto joven en casi toda Europa hacia las formaciones de extrema derecha.