Sencillamente irresistibles

Nerón Sánchez

Ojalá el llanto sirviera para apagar los fuegos que abrasan nuestros pueblos, nuestras raíces, nuestro país.

Ojalá las lágrimas fundieran las llamas y el sufrimiento de quienes lo pierden todo por su causa, provocadas casi siempre por los sinvergüenzas, asesinos, y quizás asalariados que muchas veces vienen de afuera, que las encienden por odio, por locura, o por intereses empresariales, económicos y vete a saber que más

Presuntamente, en La Rioja a los bomberos forestales les dieron la orden de dejar que se quemara todo, y algún retén de incendios asegura también, que efectivamente quieren eso, que se reduzca gran parte de España (salvo Cataluña y País Vasco) a cenizas, a paisaje muerto donde antes crecían orgullosos los árboles y se alzaban pueblos y entornos hermosos.

Donde la historia -la imperecedera y verdadera memoria histórica- situaba gestas, y paisanaje y vivencias cotidianas en otros enclaves, incluidas las más importantes minas de oro que mantuvieron glorioso al imperio romano.

Ahora de la única mina de oro de la que tenemos conocimiento, es de la de Zapatero, el nuevo César español, el que realmente manda, el amigo de Maduro, el “hermano” de los chinos y de los cochinos.  

Su Pretor (el equivalente al magistrado romano) Sánchez, residente por veraneante en el palacio de la Mareta (que debe considerar como suyo, o sea, que lo prefiere a los barrios de Vallecas y Tetuán de sus padres e infancia, y a su piso de Pozuelo adquirido al parecer con la pasta de su suegro Sabiniano, el de las saunas prostibularias (cuando vivía de ellas).

Lo prefiere, o quizás es que confunde sus orígenes considerándose imperial.

De hecho y desde su “imperialidad dictatorial”, no paraliza la llegada de las pateras que nos vienen cada día, eso no ¡ni hablar! pero si detiene el tránsito marítimo por delante de su nuevo feudo, la Mareta, para que no les despierten ni graben ni a él ni a su mamá, ni a su pichona (nuevamente imputada), ni a sus niñas, ni a su papá, ni a sus cuñados e hijas, ni a nadie de cuantos veranean con él, a nuestra costa, por esos lares.

Y sigue ardiendo el país, un fuego que ha destruido además de la flora, la fauna,

¡tanta ley de protección animal! ¡tantos cuidados destinados a ellos, a las gallinas, a los cerdos… tanta y tanta majadería, sin sentido en cuanto que existen las vacas estabuladas, un sistema de producción generalmente terrible y abusivo para los pobres bichos que lo padecen! 

¡Tanta apariencia de bondad para sin piedad acabar con su hábitat, y literalmente quemarlos vivos! 

Tanto papel mojado para nada, porque no contamos con un gobierno que sepa gobernar, solo con un cínico y sus vasallos, seres falsos que hasta (eso dice) le engañan a él, al rey de la mentira y la patraña, a remojo en la piscina de palacio, mientras España se quema.

Finalmente se despertó un buen día y decidido (14 jornadas después de comenzar el infierno de los fuegos) acudir en el Falcon a algunos pueblos para llevar a cabo, con una cara realmente de preocupar, la propuesta de un gran pacto nacional contra incendios, a la que el PP ya se ha negado al parecer.

También comentó que todo se debe al cambio climático. 

Una de dos, o sus luces mentales sufren un apagón, o piensa que lo han sufrido las de los demás.

Y después de tan brillantes actuaciones, dignas al menos de un bufón, ha vuelto a atrincherarse en la Mareta con sus veinte escoltas, cuarenta guardias civiles, una patrullera, un helicóptero, un Falcon, cuatro coches, once médicos, y lo que sea.

Se lo merece. Nada de escatimar en gastos, mientras para los ciudadanos la cesta de la compra sube más que el más veloz ascensor,

Quienes le mantienen en el poder se lo merecen así mismo.

Siguiendo con las menciones al Latio, solamente le falta una lira, para como Nerón, cantar y arpegiar mientras se abrasaba Roma.