El Holocausto en su versión húngara, acontecido entre marzo de 1944, en que los fascistas húngaros aliados de los nazis se hacen con el poder en Budapest, y febrero de 1945, con la liberación de Hungría por los soviéticos, unos 560.000 judíos húngaros fueron deportados a los campos de la muerte y casi la mayoría de ellos nunca más regresarían Varios escritores húngaros que sufrieron el Holocausto en primera persona dan fe de todo ello.
Péter Szondi. Nacido en 1929, la apacible vida burguesa de Szondi en una familia judía dio un vuelvo en el verano de 1944, cuando apenas tenía quince años, y fue enviado al campo de concentración de Bergen-Belsen junto con toda su familia. Aunque no fue asesinado en este campo de concentración, ya que fue parte de un acuerdo logrado por el periodista y abogado judeohúngaro Rudolf Kastner, la sombra del Holocausto le perseguiría toda su vida.
Después de cinco meses en Bergen-Belsen, Szondi logró huir a Suiza y finalmente se estableció en Alemania, donde se convirtió en un célebre erudito literario y filólogo y profesor de la Universidad Libre de Berlín. Fue uno de los mayores especialistas en el poeta Paul Celan, otro sobreviviente del Holocausto, y también su amigo. Dejando un libro inacabado sobre Celan, Szondi se suicidó ahogándose al río Halensee de Berlín el 18 de octubre de 1971, un año después del suicidio de su amigo, quien se había ahogado arrojándose al río Sena el 1 de mayo de 1970.
Imre Kertész. Procedente de una familia judía de la burguesía media húngara, Imre nació en Budapest en 1929 y después de realizar los estudios primarios, con apenas quince años fue internado por los colaboradores húngaros de los nazis en los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald, pero finalmente fue liberado y regresó a la capital húngara en 1945 para poder completar sus estudios. Ejerció como periodista tras la guerra, pero en 1951 fue suspendido por no comulgar con la ideología comunista imperante ya en Hungría.
Es uno de los grandes escritores del Holocausto y escribió obras fundamentales para entender la dimensión moral y ética de este genocidio. Su obra Sin destino es uno de los libros imprescindibles para entender no solamente el Holocausto húngaro, sino en general para tener un mejor conocimiento de lo que significó la Shoá en Europa. Se trata de una obra que, desde la mirada inocente de un niño judío de quince años, expresa la incomprensión por la tragedia que está viviendo y el final de la inocencia de una manera violenta al ver la falta de humanidad de sus captores y verdugos. Kertész dejó una gran obra y murió en el 2016 después de haber obtenido un gran reconocimiento internacional, incluyendo el Premio Nobel de Literatura en el 2002.
Bela Zsolt. Este escritor húngaro, nacido en el Imperio Austro-Húngaro, concretamente en la ciudad de Komarom, nos dejó también un libro imprescindible sobre el Holocausto húngaro. Se trata de la novela Nueve maletas, con las que el escritor viajó desde París a Budapest y de la capital húngara a los campos de la muerte, es una historia casi surrealista y con un final trágico, pues fue su mujer quien se empeñó en volver a su país para interesarse por la suerte de sus padres y una hija de un matrimonio anterior en unos tiempos fatídicos.
Los nazis habían invadido Hungría e instalado una administración de corte fascista que colaboraría en la “solución final del problema judío” y el matrimonio Zsolt sería deportado a los campos de la muerte. Era la primavera de 1944. Los padres y la hija de su esposa acabarían sus días en Auschwitz, mientras que el escritor y su esposa salvarían milagrosamente sus vidas porque fueron comprados a los nazis por algunos judíos que colaboraban con los mismos. En la novela Las nueve maletas de Zsolt se narra sus años en Ucrania como trabajador forzado para el Ejército húngaro, los meses que pasaron en un gueto en Nagyvárad (actual Oradea, en Rumania), esperando la deportación a Auschwitz, y su fuga del gueto en la primavera de 1944. Tras la guerra, falleció tras una grave enfermedad en 1949, cuando ya se atisbaban las primeras señales de la glaciación comunista en su país. Su libro, considerado “insuficientemente propagandista” por las nuevas autoridades comunistas, estuvo prohibido durante cuarenta años en Hungría. En lo que respecta a su familia, su hijastra, la escritora prematura Eva Heyman, murió en Auschwitz y su esposa fue internada en un manicomio tras sus padecimientos y traumas durante el Holocausto.
Eva Heyman. Con apenas trece años, Eva Heyman fue enviada a Auschwitz-Birkenau en junio de 1944 y gaseada unos meses más tarde, en octubre. Considerada la Ana Frank del Holocausto húngaro, Heyman llevaba un diario de sus vivencias antes de ser deportada y donde relata el sufrimiento padecido por los judíos tras instalarse una administración en Budapest dócil y colaboradora de los nazis en la solución final. El libro es un testimonio del gueto de Oradea, donde fueron internados miles de judíos de esta ciudad y otras zonas aledañas, y ha sido traducido a varias lenguas, entre ellas el hebreo, el rumano, el húngaro y el inglés. Sus ansias de vivir, su esperanza de poder salir con vida de esta gran ergástula, surca todo su diario, donde se entremezclan la impotencia ante el destino impuesto a los judíos, la resignación de muchas de sus víctimas ante su aciaga suerte y la rabia por el trato degradante al que eran sometidos muchas veces por sus antiguos vecinos húngaros, convertidos en colaboradores voluntarios de los nazis.
Elie Wiesel. Aunque nacido en una pequeña aldea de Transilvania poblada mayoritariamente por húngaros, es uno de los escritores sobrevivientes del Holocausto mas conocido y leído. Nacido en 1928 en la Rumania profunda, uno de los países más antisemitas del mundo, Wiesel fue internado con apenas 16 años por los alemanes en el campo de concentración de Auschwitz-Bikernau y toda su familia pereció en el Holocausto, lo que le dejó hondas heridas de por vida y marcó toda su existencia.
Educado en las tradiciones judías y buen conocedor de la cábala, el jasidismo, el Talmud y la mística judía, una vez que había abandonado Rumania, se convierte en apátrida hasta que se instala en los Estados Unidos en 1956 y obtiene la nacionalidad de ese país dos años después, en 1958. Escritor, periodista y activista en pro de la causa judía, denunciando y dando a conocer al mundo lo que fue el Holocausto, empezó a escribir desde muy pronto en yidis y colaboró en varios medios de Francia, Israel y los Estados Unidos. En los años ochenta, tras una breve colaboración con la administración del presidente norteamericano Jimmy Carter en una Comisión Presidencial sobre el Holocausto, obtuvo el Nobel de la Paz. Entre sus grandes méritos, hay que destacar que consiguió que finalmente las autoridades rumanas reconocieran la colaboración de varios de sus gobiernos y ciudadanos en la Shoá y el mismo presidió la Comisión Internacional sobre el Holocausto en Rumania, elaborando un informe fundamental y determinante sobre esta cuestión.