Pestaciones

¿Compensa no trabajar en España? Cuando las ayudas igualan al Salario Mínimo

Prestaciones, subsidios y empleo sumergido dibujan un escenario en el que, para algunos, no trabajar resulta tan rentable como un empleo con salario mínimo, planteando un reto urgente para las políticas laborales en España.
Oficina de empleo - Comunidad de Madrid
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Prestaciones, subsidios y empleo informal conforman un escenario en el que, para ciertos perfiles, no trabajar puede ser tan rentable como un empleo con salario mínimo. España afronta el reto de reequilibrar su sistema para incentivar la incorporación al mercado laboral formal.

España, líder en paro dentro de la UE pese a los avances

El mercado laboral cerró 2024 con 21,85 millones de ocupados y una tasa de paro del 10,6%, la más baja desde 2008. En el segundo trimestre de 2025, el desempleo bajó al 10,3%, impulsado por el aumento del empleo indefinido y a tiempo completo.

Aun así, España sigue encabezando la lista de desempleo de la Unión Europea: la media comunitaria es del 5,9 %, con países como Alemania o Países Bajos por debajo del 4 %. Solo Grecia presenta cifras similares.

“Podría trabajar por 1.184 euros brutos, pero entre el IMV y un trabajo esporádico en negro saco algo más y no pierdo la ayuda”, reconoce Álvaro, de 52 años, en paro de larga duración.

Cuando las ayudas igualan —o superan— el salario mínimo

Según el Centro de Análisis de la Sostenibilidad del Modelo Económico (CASME), en determinadas circunstancias el Ingreso Mínimo Vital (IMV), junto con subsidios por desempleo y complementos autonómicos, puede llegar a 1.449 euros mensuales.

Esto se aproxima o incluso supera el SMI de 2025 (1.184 euros brutos en 14 pagas), especialmente si se considera el salario neto tras impuestos y cotizaciones.

En casos como el de María, 35 años, sin hijos y con tres años cotizados, la prestación por desempleo inicial (1.375 € durante seis meses) y subsidios posteriores pueden mantener ingresos cercanos al SMI sin necesidad de aceptar empleos de baja remuneración.

La economía sumergida: un colchón invisible

España cuenta con una economía sumergida del 15,8 % del PIB, lo que equivale a entre 230.000 y 240.000 millones de euros.

Este mercado paralelo permite a algunos beneficiarios de ayudas completar ingresos con trabajos no declarados, especialmente en sectores como agricultura, hostelería o servicios personales, donde el empleo estacional y de baja cualificación es frecuente.

“En verano hago temporada en un chiringuito sin contrato. Gano más que con un empleo formal por el mínimo, y sigo cobrando la ayuda”, explica Raúl, 27 años, en paro el resto del año.

SMI: más poder adquisitivo… y más presión para las pymes

El SMI ha subido un 61% desde 2018, beneficiando sobre todo a los trabajadores de menor salario y reduciendo la desigualdad. Sin embargo, las pymes y microempresas —especialmente en agricultura, hostelería y comercio minorista— han soportado una fuerte presión en costes.

  • 21% de las empresas redujo contrataciones tras las subidas.
  • 10% realizó despidos directos.
  • 32% vio reducirse sus márgenes de beneficio.

En la hostelería, el SMI ya equivale al 80% del salario medio, limitando el margen para futuras subidas sin impacto en empleo o precios.

El espejo europeo: modelos que incentivan el empleo

En Alemania, el subsidio por desempleo se combina con fuertes obligaciones de búsqueda activa y programas de formación, evitando la dependencia prolongada.

Francia introdujo una reducción progresiva de ayudas al encontrar empleo, de modo que trabajar siempre compense, incluso con su salario mínimo superior al español.

Estos modelos, según CASME, muestran que el diseño de las ayudas es tan importante como su cuantía para evitar desincentivos.

Impuesto Negativo sobre la Renta: la propuesta de reforma

El informe propone implantar el Impuesto Negativo sobre la Renta (INR), que garantizaría un ingreso mínimo sin retirar bruscamente las ayudas al encontrar trabajo.

Así, los beneficiarios mantendrían parte del apoyo económico hasta que sus ingresos laborales alcanzaran un umbral de autosuficiencia, eliminando la “trampa” que hoy hace más rentable la inactividad en ciertos casos.

El reto de crecer mejor

España ha demostrado capacidad para crear empleo, pero el desafío es estructural: un sistema que combine protección social con incentivos claros para trabajar, una economía menos dependiente de sectores de baja productividad y una mayor movilidad laboral.

Mientras no se ajuste ese equilibrio, la pregunta seguirá vigente: ¿Compensa trabajar por el salario mínimo en España?