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Entre viñas y moléculas La Milla de Oro del Vino Valladolid canta su historia en cada copa

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Queridos lectores en esta oportunidad Recomendadosos trae un recorrido por La Milla de ORO del Vino Valladolid, Castilla y León – España

Entre viñas y moléculas La Milla de Oro del Vino Valladolid canta su historia en cada copa

España es cantera de grandes vinos y viñas generosas, un territorio fértil donde los productos de alta calidad se abren paso con natural elegancia. Conocer la Milla de Oro del Vino de Valladolid es rendir homenaje a esta escena viva, donde cada bocado y cada sorbo se transforman en sinfonía de aromas, otorgando identidad al terreno, arraigo al lugar, y memoria al instante.

Pisar las viñas de TresMano, adentrarse en la historia y esencia de Dehesa de los Canónigos, y vivir una cata formidable en el Castillo de Peñafiel guiados por Miguel Ángel Benítez, fue simplemente evocador. Todo ello acompañado por el lechazo típico de la zona y el descubrimiento de las entrañas de la Fundación Las Edades del Hombre, convierte esta experiencia en algo tangible, inolvidable, casi sagrado.

Los vinos de TresMano despiertan en mi memoria un perfume desplegado por moléculas como el linalool o la ionona. Al pasar por los vinos de Dehesa de los Canónigos y los seleccionados por Miguel Ángel, esas moléculas compartidas revelan su alma común: la variedad Tempranillo. Pero es la maestría del enólogo, el carácter del suelo y el susurro del clima lo que transforma cada perfil, haciendo que cada viña viva y se exprese con autenticidad en cada botella y estas moléculas hagan gala de su versatilidad al lado de la también fantástica Hexanal.

Así, lo que nace de la tierra se convierte en poesía líquida, escrita por las sabias manos de quienes entienden que el vino no solo se elabora: se escucha, se honra, se cuenta.

Detallando algo sobre Tresmano. Cultivan 55 hectáreas de viñedos de Tempranillo, repartidas en tres subzonas, lo que aporta una complejidad única a sus vinos. Los viñedos más antiguos, algunos con más de 80 años, son el corazón de su expresión: raíces profundas, suelos diversos, y una interpretación magistral del clima de la Ribera. Su edificio de bodega es una obra de arquitectura contemporánea que se integra con el paisaje, convirtiéndose en símbolo de su filosofía: respeto por el entorno y búsqueda de excelencia

Como os comenté arriba: cada vino de Tresmano es tratado como una pieza única, elaborada con precisión y sensibilidad. Las moléculas aromáticas como linalool e ionona se despliegan en perfumes que evocan flores, frutas y tierra, y que varían según el viñedo de origen.

Dehesa de los Canónigos, enclavada en Pesquera de Duero, es una finca histórica de la Milla de Oro cuya esencia vitivinícola se remonta al siglo XIX, cuando pertenecía al Cabildo de la Catedral de Valladolid. Hoy, bajo el liderazgo de Iván y Belén Sanz, la bodega combina tradición y sostenibilidad en sus 60 hectáreas de viñedo ecológico, cultivando principalmente Tempranillo junto a Cabernet Sauvignon, Merlot y Albillo. Sus vinos, elaborados con producción limitada, reflejan la elegancia del terroir y la sabiduría enológica, mientras su arquitectura vasca y su propuesta de enoturismo convierten cada visita en un encuentro con la memoria, el paisaje y la cultura del Duero.

Centrando el lugar - Sobre La Milla de ORO Valladolid:

Es un tramo privilegiado de la Ribera del Duero que concentra algunas de las bodegas más prestigiosas de España, como Tresmano o Dehesa de los Canónigos, en apenas 15 kilómetros entre Peñafiel y Tudela de Duero. Este corredor vitivinícola es sinónimo de excelencia, donde el Tempranillo se interpreta con maestría y cada bodega aporta su estilo único. Además de vinos excepcionales, la Milla de Oro ofrece patrimonio arquitectónico, gastronomía local como el lechazo asado, y experiencias de enoturismo que convierten cada visita en un homenaje al paisaje, la cultura y la memoria líquida de Castilla y León.

Os recomendamos 100% conocer esta Milla  de ORO - los vinos catados fueron:

La experiencia sensorial comenzó en TresMano, donde se degustaron joyas como el Albariño Lagar de Proventus, un Albillo Mayor vibrante, y tres expresiones magistrales del Tempranillo: Tresmano Vendimia 2021, Tresmano Serie 2021 y Tresmano TM, cada uno revelando matices únicos del terruño.

En la cata celebrada en el Castillo de Peñafiel, guiada por Miguel Ángel Benítez, se desplegó un abanico de Tempranillos y Albillos que incluyó el Albillo Mayor de Bodegas Zifar, Los Tres Dones, Carroa de Protos, QS de Quinta Sardonia, Malleolus 2022 de Emilio Moro, Tres Mantas 2019 de Vega de Yuso, Pesquera Gran Reserva 2018 y el elegante Vivaltus 2017, todos ellos reflejo de la versatilidad de esta variedad reina.

Finalmente, en Dehesa de los Canónigos, la cata se cerró con el Magnun 2019, el Solideo 2021 y el delicado Rosado Homenaje Luzianilla 2021, completando un viaje enológico que fue, más que una degustación, una sinfonía de memorias líquidas.

Waw como colofón y resumiendo:

Los vinos degustados en TresMano, Dehesa de los Canónigos y durante la cata en el Castillo de Peñafiel comparten una sinfonía molecular que los une más allá del estilo: compuestos como linalool, ionona, geraniol, β-damascenona y eugenol se despliegan en cada copa, revelando notas florales, frutales y especiadas que dialogan entre sí. Desde el Albariño Lagar de Proventus y el Albillo Mayor de Zifar, hasta los Tempranillos de Tresmano Vendimia, Serie y TM, pasando por los tintos de Emilio Moro, Protos, Quinta Sardonia, Vega de Yuso, Pesquera y Vivaltus, todos elaborados con maestría, estas moléculas actúan como puentes sensoriales entre variedades, suelos y crianzas.

En Dehesa, el Magnum 2019, el Solideo 2021 y el Rosado Homenaje Luzianilla 2021 completan el recorrido, mostrando cómo la ciencia aromática y la sensibilidad enológica convierten cada vino en una expresión única de la tierra, la memoria y el arte de hacer poesía líquida.

Todo esto nos sugiere Simbolismo

Nuestra narrativa y vivencia que transforma aromas, moléculas, gestos y paisajes en símbolos de memoria, arraigo y emoción. Como los simbolistas del siglo XIX, conviertes lo tangible en metáfora, lo físico en espiritual. Cada vino, cada viña, cada gesto de los anfitriones se convierte en un símbolo poético que trasciende lo literal.

Queridos lectores nos despedimos:

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Con una escena etérea donde la memoria, el aroma y la emoción se funden entre viñas doradas, esculturas abstractas y versos flotantes. Espero que te inspire para seguir hilando tu narrativa sensorial.

Agradecimiento por estos momentos a todos los organizadores y a A.E.P.E.V.

Ojalá deseen unirse a nosotros y practicar en vuestras casas el divertido mundo olfativo

Hosanna Peña y Dr. Ricardo De Arrúe  (Ciencia y Filosofía del Vino)

El Perfume del Vino - Os invitamos a seguir nuestras columnas en este mismo Diario “Filosofía práctica del vino” inglés y español/ “Moléculas del Vino” y nuestros artículos en esta su columna de Recomendados.