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La silla ‘o’ de la RAE queda vacante tras no lograr consenso ni Luis Alberto de Cuenca ni Luis Fernández-Galiano

Ambos candidatos se quedan sin la mayoría necesaria tras tres votaciones, lo que obliga a una nueva convocatoria para cubrir la vacante dejada por Antonio Fernández de Alba

Sede de la RAE - RAE
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La Real Academia Española (RAE) se enfrenta a una inusual situación: la silla ‘o’ continuará vacante después de que ninguno de los dos candidatos propuestos, el poeta y filólogo Luis Alberto de Cuenca y el arquitecto Luis Fernández-Galiano, lograra la mayoría necesaria para ser elegido miembro de la Docta Casa. Tras tres rondas de votación celebradas este jueves en el pleno de la institución, la falta de consenso entre los académicos impide el nombramiento de un nuevo integrante y obliga a abrir una nueva convocatoria.

Según los estatutos de la RAE, en la tercera votación se necesita una mayoría simple —la mitad más uno de los votos de los académicos presentes— para que un candidato sea elegido. En esta ocasión, de los 36 académicos con derecho a voto presentes, De Cuenca obtuvo 15 votos, Fernández-Galiano 9 y hubo 12 votos en blanco, lo que dejó al poeta a cuatro sufragios de ser elegido. Se trata de su segunda tentativa fallida de acceder a la institución, después de que ya lo intentara en 2004.

Dos trayectorias destacadas

Ambas candidaturas contaban con el respaldo reglamentario de tres académicos. Luis Alberto de Cuenca, que recientemente fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, estaba apoyado por Luis Mateo Díez, Carmen Iglesias y Pedro Álvarez de Miranda. Su carrera literaria ha sido celebrada por su fusión entre la tradición clásica y la cultura popular, y ha ejercido una notable labor como gestor cultural, incluyendo su paso como director de la Biblioteca Nacional y secretario de Estado de Cultura durante el Gobierno de José María Aznar.

Por su parte, Luis Fernández-Galiano, respaldado por José Manuel Sánchez Ron, Soledad Puértolas y Clara Sánchez, es un reconocido arquitecto, docente y ensayista, director de la revista Arquitectura Viva y catedrático emérito de Proyectos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Entre 1993 y 2006 dirigió el área de Arquitectura del diario El País, y ha sido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 2012.

Un precedente poco frecuente

La RAE no suele dejar vacantes sin cubrir, aunque no es la primera vez que ocurre. En 2015, ni Josep Borrell ni Eduardo Arroyo lograron ingresar en la Academia tras una votación infructuosa para otra silla. La situación actual recuerda ese precedente y vuelve a poner de manifiesto las divisiones internas y la alta exigencia del sistema de votación de la institución.

El proceso para cubrir la silla ‘o’, vacante desde el fallecimiento del académico Antonio Fernández de Alba el 7 de mayo de 2024, deberá comenzar de nuevo con la presentación de nuevas candidaturas y el respaldo preceptivo de al menos tres miembros de la corporación.

Además de esta vacante, la Academia tiene pendiente designar un nuevo ocupante para la silla ‘L’, tras el reciente fallecimiento del premio Nobel Mario Vargas Llosa el pasado 13 de abril.

Reacciones y contexto

Fuentes de la institución han indicado que el elevado número de votos en blanco refleja la falta de consenso interno, más que un rechazo directo a los méritos de los candidatos. Algunas voces internas interpretan esta situación como una llamada a buscar perfiles más transversales o menos ligados a trayectorias políticas o mediáticas.

Este resultado también revela la complejidad del sistema electoral de la RAE, diseñado para garantizar que el ingreso de un nuevo miembro sea fruto de un amplio respaldo, pero que en ocasiones entorpece el proceso de renovación de sus miembros, especialmente en tiempos de mayor fragmentación de criterios dentro de la Academia.

Con esta nueva vacante sin cubrir, la RAE afronta una etapa de renovación incierta, en la que las futuras elecciones podrían estar marcadas por una mayor exigencia de consenso y diálogo interno. Mientras tanto, la silla ‘o’ continúa vacía, a la espera de una nueva convocatoria que permita dotarla nuevamente de voz académica.