El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ultima la aprobación de la reforma de la jubilación reversible, una modalidad que permitirá a los jubilados reincorporarse al mercado laboral a jornada parcial mientras mantienen parte de su pensión. El objetivo es paliar la falta de mano de obra, retrasar la edad efectiva de jubilación y garantizar la sostenibilidad del sistema en un contexto de envejecimiento de la población.
La medida, que se aprobará antes de que finalice 2025 mediante real decreto ley, busca convertir en opción real lo que hasta ahora era un mecanismo residual: la jubilación flexible, que apenas representa el 0,1% de las pensiones activas. Según las previsiones de la Seguridad Social, más de 30.000 jubilados podrían reincorporarse al trabajo en los próximos cinco años, lo que supondría alrededor de un 1,8% del total de nuevas jubilaciones anuales.
Cómo funcionará el nuevo modelo
El sistema será siempre voluntario y exigirá a los jubilados reincorporarse al mercado laboral tras un mínimo de seis meses de retiro. La gran novedad es el endurecimiento del porcentaje de jornada parcial, que pasará del 25%-75% actual a un rango de entre el 40% y el 80%.
A cambio, quienes se acojan a esta fórmula verán incrementada su pensión entre un 10% y un 20%, dependiendo de la jornada trabajada. Concretamente, un 20% extra para quienes trabajen entre un 60% y un 80% de la jornada completa, y un 10% para los que lo hagan entre un 40% y un 60%.
Por primera vez, también los trabajadores autónomos podrán beneficiarse de esta modalidad.
Impacto económico previsto
Según las proyecciones del Ejecutivo, la jubilación reversible permitirá un ahorro anual de entre 185 y 285 millones de euros para las arcas de la Seguridad Social, dependiendo de la jornada elegida por los jubilados que se reincorporen. Este ahorro se explica porque los beneficiarios retrasan el cobro íntegro de la pensión, compatibilizándola con parte de salario.
Además, la medida contribuirá a frenar el impacto del envejecimiento de la población activa, ya que la OCDE advierte de que, para 2060, España perderá un 30% de su población en edad de trabajar, con una caída de 10,3 puntos en la tasa de empleo respecto a 2023.
El potencial de los sénior
Estudios recientes de Fedea señalan que los hombres de entre 55 y 69 años podrían trabajar hasta ocho años más y las mujeres seis años más sin deterioro de salud superior al de generaciones anteriores. Esta mayor capacidad laboral respalda la estrategia del Gobierno, que insiste en que el sistema debe evolucionar hacia una jubilación más flexible y gradual, combinando pensión y trabajo según las circunstancias individuales.
Actualmente, un 75% de quienes optan por estas modalidades son autónomos, y el 81% son hombres. Además, las cifras de la Seguridad Social reflejan que las jubilaciones flexibles y activas ya representan el 11,4% del total de nuevas altas, con un incremento interanual del 25,3% respecto a 2024.
Una palanca de sostenibilidad
La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha subrayado que este modelo debe entenderse como una “palanca de sostenibilidad” para el sistema de pensiones. Aunque el Gobierno reconoce que seguirá siendo una opción minoritaria, confía en que la jubilación reversible gane atractivo gracias a los nuevos incentivos y contribuya a aliviar el déficit previsto por la jubilación de la generación del baby boom.