Los académicos deberán decidir entre dos figuras destacadas: el poeta y filólogo Luis Alberto de Cuenca y el arquitecto y pensador Luis Fernández-Galiano.
La sesión se produce tras una semana de reflexiones internas y lecturas de méritos, en la que ambos candidatos han sido avalados por académicos de prestigio. De Cuenca se presenta con el respaldo de Luis Mateo Díez, Carmen Iglesias y Pedro Álvarez de Miranda; Fernández-Galiano con el de José Manuel Sánchez Ron, Soledad Puértolas y Clara Sánchez.
Luis Alberto de Cuenca: un clásico vivo
Doctor en Filología Clásica, exdirector de la Biblioteca Nacional y exsecretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca acaba de recibir el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, una distinción que, según sus propias palabras, es la “culminación de su obra”. Su poesía, clara y accesible, combina erudición y referencias culturales con una sensibilidad urbana, crítica y vitalista.
Defensor de un lenguaje “para todos” y crítico del uso del lenguaje inclusivo —“no me sale de las narices”, ha dicho—, De Cuenca apuesta por una poesía que conecte con la mayoría, sin renunciar a su sofisticación cultural. Su candidatura representa el peso de la tradición literaria dentro de la Academia, con una mirada que conjuga clasicismo, cultura pop, mitología y modernidad.
Luis Fernández-Galiano: pensamiento urbano y rigor académico
Arquitecto, editor, académico y figura de referencia en el pensamiento urbano contemporáneo, Fernández-Galiano ha dirigido durante décadas Arquitectura Viva y ha sido una de las voces más influyentes en el análisis crítico del entorno construido. Es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y ha trabajado desde distintos frentes para democratizar la mirada arquitectónica.
A diferencia de su rival, su candidatura representa el valor del lenguaje técnico, filosófico y crítico aplicado al mundo real, y una forma de ampliar el campo de acción de la RAE hacia otras disciplinas del saber.
Un duelo entre dos tradiciones
Este “duelo de letras” representa también dos modos de entender la cultura académica: el de la literatura como lenguaje compartido y el de la arquitectura como reflexión sobre el espacio y la sociedad. De Cuenca simboliza una tradición literaria que ha sabido dialogar con el presente sin perder sus raíces; Fernández-Galiano, una apuesta por la incorporación de otras sensibilidades culturales en el seno de la Academia.
En 2004, De Cuenca ya se enfrentó en otra votación a Fernández de Alba —el mismo cuya vacante se disputa hoy—, en una pugna que quedó marcada por la división interna de la institución. Ahora, más de dos décadas después, el poeta podría ocupar precisamente el lugar de aquel que entonces le venció.
La votación de esta tarde en la sede de la RAE pondrá fin a un proceso que trasciende lo institucional: es también una decisión sobre qué voces quiere seguir incorporando la lengua española a su órgano rector.
Sea quien sea el elegido, la silla ‘o’ pasará a estar ocupada por una figura de talla intelectual, con un legado sólido y una visión propia del lenguaje como instrumento de cultura y pensamiento.