José Luis Ábalos, exministro de Transportes e histórico dirigente del PSOE, ha vuelto a negar rotundamente su implicación en el presunto cobro de comisiones ilegales a cambio de adjudicaciones de obra pública, en el marco de la investigación abierta por el Tribunal Supremo. “Si yo hubiera cobrado, estaría en alguna parte”, declaró este martes a su llegada al Pleno extraordinario del Congreso de los Diputados, en alusión a la falta de pruebas directas que respalden las acusaciones.
Ábalos, investigado por su presunta participación en la denominada trama Koldo, ha insistido en que no se benefició de ninguna ‘mordida’ ni aprovechó su cargo público para enriquecerse. Aseguró que se trata de una investigación que se ha iniciado sin base sólida: “Normalmente se investiga cuando hay algo, y luego se ve el por qué, pero aquí es al revés”, denunció, expresando su malestar con el enfoque de la instrucción judicial en el Supremo.
Sueldos y donaciones bajo revisión
Las declaraciones de Ábalos se producen mientras el Tribunal Supremo analiza un pendrive enviado por el PSOE en el que consta que el partido le abonó 586.043 euros en sueldos y dietas entre 2014 y 2024, periodo en el que el exministro donó tan solo 45.000 euros a las arcas del partido. Aunque desde el PSOE aseguran que todas las cantidades están “debidamente declaradas y fiscalizadas”, estos datos han reavivado las sospechas en torno al manejo de fondos y la transparencia interna del partido.
Un caso que salpica a más dirigentes
El caso no solo involucra a Ábalos, sino que también afecta a su exasesor Koldo García, considerado uno de los epicentros de la red de presuntas adjudicaciones irregulares, así como al actual diputado y exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, cuya defensa ha solicitado al Supremo su puesta en libertad al considerar que es víctima de una “presunción de indecencia”.
Asimismo, siguen bajo investigación varios contratos públicos adjudicados durante el mandato de Ábalos, incluyendo los vinculados a la contratación de su expareja en empresas estatales y a presuntas presiones en licitaciones de obras públicas, como apuntan informes de la UCO y conversaciones grabadas por los implicados.
El caso divide al PSOE
Aunque el PSOE ha tratado de marcar distancia con el exministro, el caso sigue generando incomodidad interna en el partido, especialmente entre los sectores más críticos con la gestión de las acusaciones. Algunos dirigentes consideran que la permanencia del foco mediático y judicial sobre una figura clave del anterior Ejecutivo perjudica al actual liderazgo de Pedro Sánchez.
Mientras tanto, el Tribunal Supremo continúa recabando pruebas y testimonios en una causa que podría desembocar en imputaciones formales más amplias, si se confirman las sospechas sobre corrupción, tráfico de influencias y malversación.
Ábalos, por ahora, mantiene su escaño en el Congreso y sigue reiterando su inocencia ante cada aparición pública. "Yo no tengo nada que esconder", concluyó el exministro ante los medios. Sin embargo, el cerco judicial y político se estrecha mientras avanzan las investigaciones.